El proceso de negociación entrará en una etapa crítica.
Estamos a unos días de que inicie la 5 ronda de la renegociación del Tratado de Libre Comercio de Norteamérica (TLCAN) con sede en la Ciudad de México y se llevará a cabo del 15 al 21 de noviembre. Se ha hablado de lo difícil que se podría poner esta y las siguientes reuniones debido a que los puntos sensibles de la negociación se han dejado al final. No es un secreto que la delegación de los Estados Unidos ha sido muy dura en varios puntos en la negociación como las reglas de origen, salarios, evaluación periódica del Tratado (cada 5 años) y probablemente se agregue una más, la de los camiones mexicanos, que desde que inició el TLCAN ha sido un elemento de disputa entre las autoridades comerciales y estadunidenses.
Todo parece indicar que el proceso de negociación entrará en una etapa crítica; el anuncio reciente del Canciller mexicano Videgaray en el sentido de dejar de colaborar en varios temas, entre ellos el de seguridad deja latente que lo que se sospechaba sobre el destino del TLCAN podría ser una realidad.
En este contexto toma importancia el relanzamiento, en el contexto de la reunión del Foro de Cooperación Económica Asia Pacífico (APEC) la semana pasada en Vietnam, del Acuerdo de Transpacífico de Cooperación Económica (TTP) en su versión TPP 11, sin la participación de los Estados Unidos, quien dejó clara su posición restrictiva con respecto al comercio mundial en la reunión, posición que contradice la postura de China que manifestó su disposición de seguir apostando al libre comercio mundial.
En cuanto al TPP 11, que ha sido empujado por Japón, que sin lugar a dudas busca un mayor balance de poder en Asia con respecto a China a través de este mecanismo, no me parece que sea la salida de todos los males del comercio exterior de México (dependencia del mercado de Norteamérica). La diversificación de nuestras relaciones comerciales tendría que ir más allá de este mecanismo, no olvidemos que, salvo pocos países, con en la mayoría de las economías de los países que componen el TPP no somos complementarias, sino que representan una competencia para la industria y productos mexicanos. Asimismo, la viabilidad de exportar los productos que no se envíen a Estados Unidos a otros mercados en una hipotética finalización del TLCAN, es compleja debido a lo arriba expuesto.
Se tendrán que enfrentar estos retos de manera original y pragmática. Si bien es cierto, la presente administración está a un año de que termine sus responsabilidades, es menester trazar una ruta crítica que permita dejar la batuta a la siguiente con una mirada estratégica y de largo plazo. La respuesta a la actual coyuntura geoeconómica de México tendrá que además de sacar provecho a los actuales acuerdos comerciales (12 con 46 países) deberá ir integrando nuevas dinámicas comerciales como el TPP y otros esquemas comerciales de nueva generación mediante Acuerdos de Asolación o Complementación Económica con países como China o Corea. La tarea es complicada, pero no imposible de realizarse. Manos a la obra.
___________________________________________________________________________________________________________
Adolfo Laborde. Analista internacional. Profesor Investigador de la Facultad de Economía y Negocios de la Universidad Anáhuac.