Sí, eso es lo que vale nuestra seguridad: 31 pesos la hora. En promedio, esa es la cifra que ganan los policías en nuestro país. Si se toma en cuenta que sus jornadas laborales son de 65 horas a la semana, al mes obtienen dos mil 047 pesos.
Para poner en perspectiva esa cantidad, en los primeros cuatro meses del año, el costo de la canasta básica subió 69.27 pesos. A finales de diciembre de 2016, el conjunto de bienes y servicios que integran esa canasta se adquiría por la cantidad de 2 mil 934 pesos; para abril pasado su precio pasó a 3 mil pesos.
Es decir, los policías no ganan lo suficiente para cubrir sus necesidades alimentarias básicas. Y si ese es el promedio, por desgracia, la cosa se pone peor en entidades con altos niveles de inseguridad. Por ejemplo, en Veracruz, su percepción es de 19.50 pesos; en Tamaulipas, de 25.50; en la Ciudad de México, de 26.40; en el Estado de México, de 27.50 y en Morelos, de 27 pesos con 80 centavos por hora.
Los datos se desprenden de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo del Instituto Nacional de Geografía y Estadística (Inegi). En ella se establece que en el estado natal de Joaquín “El Chapo” Guzmán, un policía gana 46.5 pesos por 60 minutos trabajados.
En Guerrero, donde el 6 de julio se registró un motín en el penal Las Cruces con un saldo de 28 reos muertos, los elementos de seguridad ganan 28 pesos con 50 centavos.
Además, de cada 100 policías y agentes de tránsito, 89 cuentan con servicio médico, y 97 de cada 100 cuenta con otras prestaciones como aguinaldo y vacaciones con goce de sueldo.
¿Qué hacen a cambio de esos horarios y percepciones? Si tomamos en cuenta que en México hay 331 mil policías preventivos para 123.5 millones de habitantes, cada agente debe proteger en promedio a 373 ciudadanos.
La CDMX tiene el mayor promedio de policías y agentes de tránsito, con una tasa de 678 policías por cada 100 mil habitantes, esto es un policía por cada 147 personas.
Por desgracia, este tipo de diagnósticos existen desde hace años sin que se hayan implementado medidas para mejorar las condiciones laborales de los responsables de darnos seguridad.
En 2015, la organización Causa en Común difundió el informe ¿Tenemos la policía que merecemos? Una radiografía de las policías de las Entidades Federativas, con cifras muy parecidas a las expuestas.
En ese momento había 2.24 policías por cada mil habitantes. Chiapas era el estado que más bajo salario ofrecía a un policía estatal con 4 mil 374 pesos mensuales, y Baja California el más alto con 19 mil 800 mensuales.
En cuanto a los horarios, en entidades como Campeche, Chiapas, Colima, la Ciudad de México, Hidalgo, Jalisco, Morelos, Nayarit, Oaxaca, Tamaulipas y Zacatecas prevalecían los turnos de 24 x 24, mientras que en Veracruz había un modelo de acuartelamiento donde trabajan de 15 a 20 días, por 3 a 6 días de descanso y en Guerrero laboraban 21 días al mes por 7 de descanso.
A dos años de distancia, la situación es prácticamente la misma, aunque sus responsabilidades han aumentado. Con el nuevo Sistema de Justicia Penal Acusatorio, son los agentes los primeros que intervienen en la detención de los presuntos delincuentes.
Si contaminan evidencia, modifican la escena del crimen, violan el debido proceso, no entregan a los ministerios públicos la tarjeta de consignación debidamente llenada, el riesgo es que la acusación se caiga y que el juez los deje en libertad.
Pero, ¿qué más podemos esperar con esas condiciones de trabajo? Es entendible, que no justificable, que por este tipo de hechos el modelo de oralidad está fallando. Peor aún, el crimen organizado coopta a los policías. Hay poblaciones en el país donde el crimen organizado impone a los mandos policiacos o en las que todo el personal está a sus órdenes.
Si como sociedad no valoramos y dignificamos la función policial, entonces no nos quejemos de los niveles de inseguridad y violencia que padecemos. Son producto de una justicia de 31 pesos la hora.