Luis Barragán fue amante del silencio, de la privacidad, de la belleza. Un hombre discreto, protector de su intimidad. Tal vez ese fue su secreto para brillar hasta convertirse en el más grande arquitecto que ha dado este país, el único mexicano galardonado con el Premio Pritzker. Seguro que jamás se habría imaginado el escándalo y la polémica que suscitaría la extracción de sus restos de la Rotonda de los Jaliscienses Ilustres para crear un diamante y colocarlo en un anillo de compromiso.
Tanto amaba la tranquilidad que simplemente su casa construida en la zona de Tacubaya, es capaz de resguardar los ruidos del Periférico, aunque se ubica a unas cuantas cuadras. Él trazó esos muros con el objetivo de que pudieran regalarle el bendito silencio en su azotea y las maravillosas sombras junto al ventanal de su jardín para disponer intimidad, silencio y soledad, necesarias para su obra, dicen quienes han estado ahí.
Los archivos profesionales del arquitecto están en Francia y el anillo de compromiso sería un símbolo para que su gran admiradora, Federica Zanco, accediera a regresarlos a México. Imagínese el gran acervo artístico al que podrían acceder los profesionales y los estudiantes de arquitectura; simplemente poder entrar en la mente del arquitecto mediante el estudio de sus trabajos, que son ícono de las construcciones contemporáneas, significaría también oportunidades para detonar nuevos talentos y hasta tendencias.
Existen muchos intelectuales indignados por lo que llaman “sacrilegio”, ¡haber convertido un fémur de tan ilustre personaje en un diamante! ¿Pero cuántas casas del maestro hoy están olvidadas sin recibir el mantenimiento adecuado para su preservación?
La mejor manera de honrar la memoria de un arquitecto de la talla de Luis Barragán es precisamente la preservación de sus edificios y el cuidado de su obra, es la reflexión que hace Guadalupe Morfín Otero (actual regidora tapatía y experta en temas de Derechos Humanos), quien creció jugando en los jardines y la fuente de la casa de su tía Amparo, ubicada en José Guadalupe Zuno 2983; esa casa, construida por Luis Barragán, que hoy pertenece al ITESO (Universidad Jesuita) y que está magníficamente conservada.
La voz de Morfín, es digna de ser escuchada porque además está vinculada con la familia Barragán por dos líneas: Luis Barragán Morfín fue primo segundo de su abuelo y su sobrina está casada con Hugo Barragán, que fue quien dio la autorización para la exhumación de los restos y hacer el anillo de diamante.
Luis Barragán fue visionario en su tiempo, quizás lo sucedido con sus cenizas todavía nos deje una lección por aprender, una más allá de la muerte. Tal vez ese ‘acto irrespetuoso’ a sus restos será lo que se necesite para regresarle a México su archivo profesional y lograr así beneficiar a futuras generaciones de arquitectos e ingenieros. ¿Quién ganaría más?
Quizás simultáneamente, al conocer su obra, recordemos o aprendamos la valía del abandonar las prisas, el ruido, el ajetreo citadino para regresar a la paz espiritual. Volver a disfrutar en familia de esos comedores en las casas, lugar que propicia las conversaciones profundas que acercan a los hijos con sus padres, volver a convivir con nuestros seres queridos.
Ya los políticos, intelectuales y gobernantes se despeinarán con discusiones sobre las leyes y la solemnidad en el manejo de los restos de personajes destacados que permanecen en rotondas y mausoleos. Los simples mortales debemos ir más allá, aprender la esencia que nos dejó el maestro Barragán y llevarla a nuestra intimidad personal y familiar.
En lo personal, si me dieran a escoger, optaría por que me vuelvan diamante al morir. Así podría estar presente cuando mi hijo le declare amor a su futura esposa, o en una de esas hasta le resuelvo una necesidad económica en momentos de penumbra.
Adriana Luna adriana@notiemp.com Periodista multimedia con 25 años de ejercicio profesional. Secretaria de Acción Femenil en el Sindicato Industrial de Trabajadores y Artistas de Televisión y Radio, Similares y Conexos de la República Mexicana, (SITATYR) sección Guadalajara. Secretaria General del Club de Periodistas de Jalisco. Curiosa en todo, experta en nada. Mujer antagónica en sí misma, con el corazón parecido a la Madre Teresa y con un genio como el de Margaret Thatcher.
