En siete años, el consumo de drogas ilegales en México aumentó 47%, de acuerdo con la Encuesta de Drogas Ilícitas, Alcohol y Tabaco 2016. La muestra anterior se levantó en 2011 y se publicó al año siguiente, de forma tal que si comparamos ambos datos estadísticos observamos que entre 2011 y 2016, el número de personas que reconocieron haber consumido algún tipo de enervante pasó de 5.7 millones a 8.4 millones.
Si los datos resultan ya de por sí preocupantes –por no decir alarmantes–, aún es más porque son las jovencitas las que suben la gráfica. En esos años, el porcentaje de mujeres que consumió alguna vez en su vida un tipo de droga ilícita creció 105%. Sí, como lo lee: 105% al pasar de 926 mil a 3.9 millones.
Manuel Mondragón, comisionado Nacional contra las Adicciones, reveló que el consumo de marihuana aumentó en ese periodo 55%, pues en 2011 la usaban 4.7 millones de personas y en 2016, 7.3 millones. Pero ojo: en la población de 12 a 17 años se elevó de 322 mil consumidores a 721 mil 800, lo que significa un incremento del 136%.
Más datos que retratan este fenómeno. La Encuesta Nacional de Uso de Drogas en Estudiantes levantada en 2014 da a conocer que el 19.6% de los niños de quinto y sexto de primaria consumían alcohol y de ellos, 3% lo hacía con exceso; es decir, bebían más de cinco copas por ocasión.
Se trata de niños den entre ocho y 10 años, lo que significa que ha disminuido la edad de inicio de este tipo de consumos que antes se ubicaba en los 12 años y medio. Pero nuevamente es de llamar la atención que estos datos confirman los de la encuesta a la que me referí al inicio del texto: el aumento se centra en las niñas y adolescentes.
Rosario Tapia, directora del Instituto para la Atención y Prevención de las Adicciones de la Ciudad de México, consideró que este fenómeno se debe a “una incorrecta valoración de la defensa de nuestros derechos (como mujeres) y del feminismo” que consiste en pretender alcanzar a los hombres en el consumo de estas sustancias. Las mujeres igualaron a los hombres en el consumo de alcohol.
Para Mondragón y Kalb y el secretario de Salud, José Narro, estas cifras hablan de un problema de salud pública que demuestra la insuficiencia de las políticas públicas implementadas para su combate y que ocasionan “el derrumbe de familias y el debilitamiento de la estructura social que puede culminar con la muerte” de quienes caen en alguna de estas adicciones.
Una vez que se tiene perfectamente definido el diagnóstico, como sociedad debemos centrarnos en las causas y las posibles soluciones.
Dentro de las causas, una de las principales es la accesibilidad. Cerca de secundarias y escuelas de nivel bachillerato, disfrazadas de cocinas de comida corrida, de torterías o tiendas, existe la venta clandestina de alcohol. En esas “chelerías”, los menores, sin restricción alguna, sin que se les exija alguna identificación, pueden comprar caguamas y otro tipo de bebidas, cigarros y drogas.
Por supuesto, esos lugares violan la Ley de Establecimientos Mercantiles, pero basta una “cuota” para que las delegaciones se hagan “de la vista gorda” y permitan su funcionamiento.
Por otro lado, hay muy fuertes intereses comerciales de la industria del alcohol y del tabaco, así como de los grupos criminales dedicados a la venta de evervantes, para hacer que estos productos sean “deseables” para los menores.
Esos intereses son compartidos por los medios de comunicación a través de la publicidad que difunden. En telenovelas, series y espectáculos deportivos, se promociona abiertamente el consumo de alcohol y de cigarros. Las cervezas, por ejemplo, son los principales patrocinadores de eventos deportivos.
Y también el propio hogar se convierte en ejemplo para el consumo de drogas, que puede derivar en otro tipo de adicciones. Los propios padres se convierten en los principales promotores de esos “vicios”, al ser adictos activos.
De la población total del país, 51.4% son mujeres, frente al 48.6 de hombres. Si hoy las adicciones tienen el rostro de una mujer adolescente, la lógica nos dice que México está en vías de convertirse en una nación con una población mayoritariamente femenina… y adicta. ¿Grave, no?
Hannia Novell. Licenciada en Ciencias de la Comunicación, realizó estudios en Periodismo, Literatura y Seguridad Nacional en diversas instituciones como la Universidad Iberoamericana, el Centro de Comunicación, Radio Educación y el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM). Especialidad en corresponsalía de guerra en La Universidad de Jerusalem (Israel) y una especialidad en comunicación política en George Washington University. Titular del noticiario estelar de Proyecto 40 en su edición nocturna.