Huachicol.- Dícese del criminal dedicado al robo de combustible, denominado así por el huacho[1] que debe hacer para ordeñar los ductos de Petróleos Mexicanos (Pemex).
El término no es nuevo. Sin embargo, en la última semana adquirió notoriedad por dos hechos. El primero: el asalto del que fue víctima una familia la madrugada del martes 2 de mayo cuando viajaba a bordo de una camioneta sobre la carretera México-Puebla, a la altura de San Martín Texmelucan, y fue atacada por al menos ocho delincuentes.
Los sujetos golpearon al padre, Hilario Vázquez Pérez; mataron a su bebé de apenas 2 años de un balazo en la espalda, y atacaron sexualmente a la hija, una adolescente de 14 años, y a la madre. Los criminales se llevaron la camioneta y dejaron abandonadas a las víctimas, por lo que las víctimas tuvieron que caminar en la oscuridad más de tres kilómetros hasta llegar a una caseta telefónica para pedir auxilio. La primera versión de la autoridad fue que se trató de un ajuste de cuentas entre huachicoleros.
El segundo fue la serie de enfrentamientos entre Fuerzas Armadas y estos “chupaductos” en el municipio Palmar de Bravo, cuyo saldo fue 10 muertos, cuatro de ellos militares y seis presuntos delincuentes, entre ellos, una mujer. Además, 11 soldados y un policía estatal resultaron heridos y 14 personas fueron detenidas.
La Secretaría de la Defensa Nacional informó que la noche del miércoles 3, se dio el primer enfrentamiento que dejó dos soldados muertos y uno herido. Los elementos realizaban un reconocimiento terrestre cuando fueron atacados con disparos de arma de fuego por un grupo de individuos que se trasladaban a bordo de cinco camionetas, tres de ellas blindadas, según un comunicado oficial http://bit.ly/2pn0JMi.
Los uniformados decidieron no repeler la agresión ante la presencia de mujeres y niños, “que fueron utilizados como escudo”. Tras ese ataque, hubo varios más hasta el jueves, que elevaron la cifra de víctimas mortales a 10 http://bit.ly/2pn0JMi .
El viernes 5 de mayo, en el marco de los festejos por la Batalla de Puebla, el presidente Enrique Peña Nieto condenó los hechos e informó que dio indicaciones al gabinete de seguridad para desarticular los grupos delictivos dedicados al robo de combustible en todo el país, y pidió concentrar los esfuerzos en el estado de Puebla http://bit.ly/2pe1ure.
PUEBLA, ¿EN VÍAS DE CONVERTIRSE EN UN ESTADO DE CHUPADUCTOS?
Como señalé al inicio, el término huachicolero no es nuevo, como tampoco su actividad delictiva.
Durante los seis primeros meses del año pasado, los medios dimos cuenta del asesinato de dos agentes del Ministerio Público; de amenazas de muerte a presidentes municipales; así como de balaceras en comunidades rurales del estado de Puebla.
Todos estos hechos ocurrieron en una región conocida como el triángulo rojo, conformada por los municipios de Acajete, Amozoc, Tepeaca, Acatzingo, Los Reyes de Juárez, Quecholac y Palmar de Bravo. Todos con un denominador común: por ellos atraviesan ductos de Pemex.
De acuerdo con cifras de la propia empresa productiva del Estado, Puebla se ha convertido en la entidad que concentra el robo de combustible en todo el país. Entre 2011 y 2015, las tomas clandestinas en ese estado crecieron 915%.
En 2015 se detectaron 815 puntos de ordeña, más del doble que el año previo, y durante el primer semestre de 2016 se localizaron 601 tomas clandestinas. Esto es casi la tercera parte del total nacional.
Del poliducto que une a Minatitlán con la Ciudad de México, y que precisamente atraviesa esos municipios poblanos, se sustrajeron 800 mil barriles entre octubre y diciembre de 2015, lo que equivale a 128 millones de litros de gasolina.
Ese combustible era vendido a cinco pesos por litro a gasolinerías hechizas e incluso a estaciones de servicio plenamente establecidas. El negocio implica ganancias ilícitas de hasta siete millones de pesos diarios.
Estos datos ayudan a entender la violencia de esta última semana que, insisto, no es nueva pero que por su crudeza marcó la agenda nacional. Estos delincuentes que realizaban originalmente una ordeña “artesanal” y que robaban el producto con tambos o bidones, dado lo lucrativo de la actividad, han perfeccionado sus técnicas.
De las propias comunidades han contratado a menores de edad, adolescentes y jóvenes que les sirven de “halcones”. Han creado sus propios grupos de seguridad a los que han dotado de armas largas. Han generado “fuentes de empleo” en zonas caracterizadas por la falta de oportunidades y la pobreza, aprovechando su necesidad.
En un artículo de Luis Lozada León, publicado en Milenio Diario http://bit.ly/2pcdVsq daba cuenta de declaraciones de un joven huachicolero de 24 años: “No hay empleos, es la opción que nos dejan. El petróleo es de los mexicanos. No le estamos robando a nadie, es la parte que nos corresponde. El gobierno roba, la gente que trabaja en Pemex roba, a ellos nadie les dice nada”.
Con ese falso discurso se engañan y estos grupos cuentan con el respaldo social en las comunidades donde operan. La semana pasada, los habitantes de Palmarito bloquearon la autopista Puebla-Orizaba, a la altura del kilómetro 185, además de quemar llantas para exigir la salida de las fuerzas castrenses. Denunciaron que 13 de ellos estaban desaparecidos y responsabilizaron a los soldados.
El secretario General de Gobierno, Diódoro Carrasco, aclaró: son 14 y no estaban desaparecidos sino detenidos por ser parte de estos grupos de bandidos.
Otro caso: en San José Bellavista, el 29 de octubre de 2015, decenas de pobladores intentaron linchar a cuatro militares cuando cateaban bodegas en donde eran almacenados bidones de gasolina. Fueron desarmados y retenidos durante dos días, hasta que policías federales, estatales y municipales los rescataron.
Lo más grave es que de la ordeña de los ductos han pasado al secuestro y la extorsión. En el primer bimestre del año, en el triángulo rojo fueron robadas 50 pipas, además de que se han multiplicado los levantones con todas las características del narco.
Nada de esto se podría explicar sin la complicidad de las propias autoridades. En julio de 2015, un grupo de militares exhibió una red de complicidad entre altos mandos del gobierno estatal y los grupos dedicados al robo de combustible.
En esa ocasión, detuvieron en una comunidad del municipio de Tepeaca a Marco Antonio Estrada López, director de la Policía Estatal Preventiva y a Tomás Mendoza, jefe de Grupo de Operaciones Especiales, cuando resguardaban 40 camionetas cargadas de gasolina robada. El escándalo derivó en la destitución de Facundo Rosas como titular de la Secretaría de Seguridad Pública estatal.
Es indispensable que los gobiernos Federal y estatales acuerden medidas urgentes para frenar a estos grupos que pretenden imponer su ley. Lo ocurrido es una llamada de atención. Si no se apaga este incendio, puede extenderse con consecuencias inimaginables. México corre el riesgo de ser territorio de chupaductos.
Todo lo anterior, sin mencionar que PEMEX no ha avanzado ni un milímetro en ciencia y tecnología para proteger el tan preciado oro negro.
Hannia Novell. Licenciada en Ciencias de la Comunicación, realizó estudios en Periodismo, Literatura y Seguridad Nacional en diversas instituciones como la Universidad Iberoamericana, el Centro de Comunicación, Radio Educación y el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM). Especialidad en corresponsalía de guerra en La Universidad de Jerusalem (Israel) y una especialidad en comunicación política en George Washington University. Titular del noticiario estelar de Proyecto 40 en su edición nocturna.