jueves 21 noviembre, 2024
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SOCIEDAD

«COLUMNA INVITADA»: Las buenas intenciones no son suficientes

La senadora por el PAN, Sonia Rocha, presentó una iniciativa para reformar la Constitución y establecer como requisito para ser diputado federal el acreditar el nivel académico superior y contar con título y cédula profesional. 

Muchos diputados que han sido señalados con títulos falsos por la Secretaria de la Función Pública, que presentó 21 denuncias penales ante la Procuraduría General de la República y elabora otras 11 por el delito de usurpación de profesión contra 32 servidores públicos que entregaron cédulas y títulos profesionales falsos­.

Cuando leí esta iniciativa, me pareció muy interesante y acertada. Ni por un momento pensé que tuviera falta de sustento o que fuese de alguna manera injusta. Si bien estoy consciente de la desigualdad de oportunidades que existe en nuestro país y también de que un título universitario no te garantiza de ninguna manera la capacidad y sobre todo la calidad moral que implica ocupar un cargo de representación pública, pienso –y no quiero ser tachada de intolerante o poco incluyente– que en la mayoría de los trabajos que conllevan una responsabilidad mayor y sobre todo de los que dependen decisiones que afecten o beneficien a la sociedad, sí es necesario haber concluido al menos la educación superior.

Si bien eso no nos garantiza el 100% de la capacidad, nos acerca un poco más al conocimiento, además de las reglas de la problemática que enfrenta el país y de la complejidad que encaramos quienes trabajamos todos los días en diferentes ámbitos y somos quienes formamos parte de este complicado sistema social y económico, tan difícil de legislar.

No dudé y lo compartí en mis redes sociales, manifestando mi acuerdo con la iniciativa. Cuál sería mi sorpresa cuando varios de mis contactos, gente que considero preparada y objetiva se manifestó también desaprobando la idea.

Esto dio pie a una pequeña polémica entre algunos de mis contactos que estaban a favor y los que no. Me resultó de lo más interesante leer cada una de las exposiciones y profundizar en los diferentes puntos de vista, pues los votos en contra de este pequeño ejercicio venían de gente que ha dedicado gran parte de su vida al estudio y la preparación académica.

Tanto pensé en el asunto que le pregunté a mi hija millenial su opinión y más fue mi sorpresa cuando a pesar de ser apenas una estudiante de preparatoria (en ocasiones no muy efusiva con el estudio), sin dudarlo y con gran énfasis me dijo que estaba igual que yo a favor de la iniciativa. Me dio varios puntos que llamaron mi atención y en todos defendía la importancia de terminar una carrera que respaldara cualquier decisión que se tome en el trabajo profesional, además de la garantía que nos da a los ciudadanos el saber que las personas que elegimos para representarnos han tenido la experiencia de asistir a las aulas, la disciplina para finalizar los estudios y obtener un título profesional, así como la certeza de saber que el dinero que se le está pagando (que sale de los bolsillos, o sea, de nuestros impuestos) al grupo de personas encargadas de legislar en nuestro favor, tienen una idea sustentada de la realidad nacional.

Sé que con esto se está dejando fuera a mucha gente que merecería ocupar una curul, que entienden y se preocupan por el seguimiento correcto de la Constitución, mucho más incluso que cientos de diputados que solo están en la cámara de paso, disfrutando del sueldo y esperando por otro puesto político.

Y eso es exactamente lo que tiene que cambiar, no permitir que aspirantes sin preparación profesional ocupen los puestos alegando que tienen la intención de servir al pueblo, pues si esto fuera verdad, la realidad sería otra y la Cámara de Diputados así como las demás dependencias gubernamentales funcionarían correctamente y no sería necesario proponer cambios. Al contrario, nosotros los contribuyentes mantenemos con nuestros impuestos a cientos de pseudoservidores públicos que poco saben y poco les interesa trabajar en nuestro favor.

Lo que sí debería de cambiar es el sistema para que más gente que quiere pueda estudiar y desenvolverse profesionalmente en el ámbito que sea, no acortando esfuerzos sino extendiendo oportunidades.

Sigo pensando si mi punto de vista es obtuso e intolerante. Tal vez lo sea. Los resultados me animan a pensar que sí hace falta un cambio. Y mi reflexión final es que para ser un país mejor en todos los aspectos, incluyendo mejor gobernado, somos nosotros mismos quienes debemos exigir la preparación y el buen desempeño de quienes ocupan los cargos públicos, ya sea para dirigir, legislar y proteger a nuestro país.

Bárbara Lejtik, Licenciada en Ciencias de la Comunicación, queretana naturalizada en Coyoacán. Me gusta expresar mis puntos de vista desde mi posición como mujer, empresaria, madre y ciudadana de a pie. 

 

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