miércoles 15 mayo, 2024
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COLUMNA INVITADA

«EL RING DE LOS DEBATES»: ¿Qué puedes hacer tú y qué puedo hacer yo?

“Primero les diría a mis hijos que la corrupción no tiene cabida en nuestra casa”. 

El Gobierno Federal anunció el martes 27 de diciembre un ajuste de hasta el 20% en el precio de las gasolinas, lo que despertó el enojo social y protestas en rechazo a esa medida.

 

Fue hasta después de que se extendieron esas expresiones de inconformidad cuando el presidente Enrique Peña Nieto emitió un mensaje en cadena nacional para explicar las razones del “gasolinazo”.

 

Entre ellas, señaló el aumento en los precios internacionales del petróleo y su impacto en el costo de la gasolina, que se importa hasta en un 70% para satisfacer la demanda interna.

 

Denunció, además, que “otros gobiernos” mantuvieron un precio artificial de la gasolina y que continuar con esa política habría implicado un gasto de 200  mil millones de pesos, así como el recorte de programas sociales o la necesidad de subir impuestos.

 

El mandatario nos lanzó a todos esta pregunta: “¿qué hubieran hecho ustedes?”. Le tomo la palabra y le respondo como si el país fuera mi propia casa. Estas son las medidas que tomaría:

 

Primero, predicaría con el ejemplo. Les diría a mis hijos que la corrupción no tiene cabida en nuestra casa. Que si alguien encuentra una moneda en el suelo, debe preguntar de quién es y regresarla; prohibido quedarse con los cambios.

 

Les subrayaría que desde ahí nace este fenómeno anómalo que se ha enraizado en las propias entrañas de nuestras vidas, de nuestro sistema político y les apuntaría que así, actuando con deshonestidad, se siembran las semillas de quienes en el futuro se pueden convertir en rateros como Javier Duarte, César Duarte o Roberto Borge.

 

Se los mostraría como ejemplos de lo que no se debe hacer porque han saqueado sus estados, han desviado los recursos que el pueblo les ha confiado y los han invertido en la adquisición de propiedades de lujo, incluso en el extranjero. 

 

Luego les mostraría a funcionarios que usan el fuero para evadir la justicia, como en el caso de Miguel Alonso Reyes, ex mandatario de Zacatecas acusado del presunto desvío de 300 millones de pesos, y quien hoy es flamante director del Fondo Nacional de Fomento al Turismo.

 

El siguiente paso que daría tendría que ver con la austeridad. Si en casa las cosas no van bien en materia económica, todos tendríamos que hacer un esfuerzo para invertir en lo verdaderamente indispensable y eliminar gastos superfluos. Todos nos tendríamos que ajustar el cinturón y cuando digo todos, es todos sin excepción: ni el primogénito ni el más pequeño de la familia se salvarían de la medida.   

 

Si el gobierno fuera mi casa, les diría, vamos a recortar los salarios de la alta burocracia; eliminaría plazas otorgadas por compadrazgo; acabaría con los bonos de fin de año, de fin de Legislatura, de fin de sexenio; no habría más vales de gasolina, de alimentos o gastos de representación.

 

Propondría la desaparición de los 200 diputados plurinominales que conducen la agenda legislativa, aunque nadie votó por ellos. Así acabaría con el ominoso dispendio que representa mantenerlos junto con sus canonjías.

 

También reduciría de manera contundente el financiamiento de los partidos políticos que asciende a casi 5 mil millones de pesos. Ordenaría auditorías a los sindicatos, como el de Pemex, porque ahora nos dicen que la elevación en el precio de las gasolinas se debe a que ese gremio nos subsidiaba el traslado y almacenamiento de los combustibles.

 

Desaparecería las ofensivas prestaciones de los altos mandos de Pemex, la CFE y el IMSS y también acabaría con las liquidaciones millonarias.

 

Nunca permitiría que en la firma de un pacto como el Acuerdo Para el Fortalecimiento Económico y la Protección de la Economía Familiar, uno de los signatarios luciera un reloj de lujo de la marca suiza Patek Philippe, valuado en 408 mil pesos. Menos cuando se trata del representante del sector obrero, como en el caso de Carlos Aceves del Olmo, líder de la CTM.

 

Cuando tuviera que adoptar una medida radical que cambie nuestras vidas, antes la compartiría y la discutiría con todos mis familiares. Por ejemplo, no modificaría el lugar de residencia de un día para otro porque eso les implicaría dejar su escuela, amigos y entorno. Les explicaría (con tiempo y claridad) las razones de la mudanza y los beneficios que podrían tener.

 

Mis hijos sabrían que mentir trae consecuencias. Y que eso le pasó al presidente Enrique Peña Nieto cuando, para convencernos de las bondades de las reformas estructurales (especialmente las Hacendaria y la Energética), aseguró que se acabarían los gasolinazos y ya no habría incrementos mensuales. Por ello el enojo social. La ciudadanía se siente engañada.

 

Les diría, por el contrario, que hay que actuar con honestidad. Que si alguno de ellos reprobó una materia, faltó a clases o se peleó con algún compañero, debe comunicarlo y juntos vemos cómo enfrentarlo. Así en el caso del gobierno: una de sus características fundamentales debe ser la transparencia en el otorgamiento de contratos y licitaciones, eliminar el amiguismo o, peor aún, el chantaje o el soborno a cambio del otorgamiento de contratos.

 

En resumen, trataría de educarlos con base en principios y valores. Y les diría, por desgracia, que muchos de los representantes de los gobiernos federal, estatal y municipal, que senadores y diputados, que los líderes sindicales, que los titulares de los organismos autónomos, que jueces y magistrados, son ejemplos de lo que no deben ser.

 

Eso haría yo, señor presidente. Y ustedes, ¿qué habrían hecho? Aunque realmente, les confieso, la pregunta desde su silla me parece que no debía de hacerla, no él.

 

Hannia phixr

Hannia Novell. Licenciada en Ciencias de la Comunicación, realizó estudios en Periodismo, Literatura y Seguridad Nacional en diversas instituciones como la Universidad Iberoamericana, el Centro de Comunicación, Radio Educación y el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM). Especialidad en corresponsalía de guerra en La Universidad de Jerusalem (Israel) y una especialidad en comunicación política en George Washington University. Titular del noticiario estelar de Proyecto 40 en su edición nocturna. 

 

 

 

 

 

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