Nada mejor para vivir una experiencia Zen que degustar comida tradicional japonesa en el vanguardista Tori Tori de Polanco.
La semana pasada Culinaria Mexicana dio a conocer su Guía México Gastronómico 2017 con los 120 mejores restaurantes del país.
Algunos de los criterios que se tomaron en cuenta para incluir a los restaurantes en esta guía fueron la calidad en el servicio, en la preparación de los alimentos, la propuesta gastronómica (tradicional o de vanguardia) y la relación precio-calidad.
En la lista 2017, aparecen pocos restaurantes de gastronomía japonesa, entre ellos el Suntory y el Tori Tori, este último al que tuve oportunidad de ir el pasado fin de semana.
Su sucursal de Polanco (Temístocles 61), la que visité, ha sido premiada internacionalmente por su arquitectura vanguardista (a cargo del arquitecto Michel Rojkind). La estructura geométrica de la casa con su jardín vertical –rodeando todo el espacio– y el decorado estilo lounge atrapan al comensal literalmente “desde la entrada”.
Pero la razón que me llevó al Tori Tori no fue el hecho de estar incluido en los 120 mejores restaurantes ni el diseño del influyente arquitecto contemporáneo, sino las imágenes de su “Tazón de Chirashi” (piezas de sashimi sobre arroz cocido) que deambulan en las redes sociales, con las que “se me hacía agua la boca” desde hace tiempo debido a que es mi platillo japonés favorito.
Aunque al llegar a mi mesa revisé a conciencia el amplio menú –que versa sobre cocina tradicional japonesa, fría y caliente–, no dudé un segundo el Chirashi como mi plato principal, decidiéndome por el “tazón mixto” y “marinado” que contiene cortes de atún, salmón y hamachi con topping de aguacate, mayonesa, algas y hueva de salmón.
El arroz estaba cocido a la perfección con su grano húmedo, firme y brillante. El pescado muy suave, firme y fresco; especialmente el hamachi de sabor delicado y algo dulzón que me comí lo más lento que pude y disfrutando de cada bocado. El “marinado”, que es un agregado opcional para cualquier tazón de Chirashi (ya sea de cualquiera de los pescados del “mixto” o de anguila camarón o kanikama), le da a todo el conjunto ese toque “picante” (que no picoso) que tanto nos gusta a los mexicanos.
Como platos de acompañamiento, el grupo con el que iba y yo elegimos rollos, conos y pastel de sushi, lo más solicitado por la clientela joven del Tori Tori a juzgar por las charolas con rollos que iban y venían de las mesas en su mayoría ocupadas por jóvenes en “modo de precopeo”, siendo sábado por la noche. Probamos el sushi cake de salmón, el rollo Dragón (el makimono estrella del Tori Tori) que combina aguacate y salmón por fuera con relleno de camarón empanizado y mango por dentro que resultó muy explosivo en la boca y su combinación de sabores bastante agradable.
Entendí por qué es el favorito de los chicos. También, para “probar”, pedimos el plato mixto de Tempura con camarón, cebolla, calabaza, camote y brotes de brócoli. El “capeado” es ligero, crujiente y cero graso.
La oferta caliente del Tori incluye Teppan yaki (carnes, pescados, mariscos y vegetales a la plancha), del cual probamos el Teppan Huachinango, servido con brócoli, calabaza, cebolla morada y hongos con una salsa de cacahuate muy buena. También ofrecen sopas y curris, de los cuales probé la tradicional de Miso y un curri rojo de picor medio que estaba espectacular (por el cual debo volver).
Para las comidas de negocios o para compartir, el restaurante también sirve los clásicos Shabu-shabu (incluyendo uno con wagyu, la carne de vaca japonesa tierna y jugosa, aquí por 1,250 pesos) y Sukiyaki.
Para maridar cualquier opción del menú, el Tori cuenta con una amplia cava de vinos y sakes cuyo sommelier les ayudará a seleccionar de forma adecuada. Con respecto al vino por copeo, se ofrecen únicamente las opciones de un blanco Pinot Grigio o un tinto Ribera del Duero, que fue el que tomé.
Sobre la oferta dulce, en el Tori no hay una carta, sino una enorme charola que traen a la mesa para elegir entre una variedad de pasteles, mousses y postres al plato. De estos, probamos el crocante de avellana con chocolate, la tapioca con helado de vainilla, el tempura helado y mis favoritos: el mousse de té verde y los mochis rellenos de helado de té verde. El primero de textura sedosa con intenso sabor a matcha servido con una bola de helado, fresas y adorno de chocolate. El segundo, el más tradicional y minimalista: dos pastelitos de almidón de arroz rellenos de helado, servidos sobre una hoja de bambú. Por éste último debo volver para disfrutarlo con más tiempo y acompañado de un tazón de Ocha.
Al leer la oferta del Tori Tori –que es igual a la de otros restaurantes japoneses–, ustedes se preguntarán: ¿qué lo hace diferente de otros y por qué éste sí está incluido en la lista? La respuesta es muy simple: por la alta calidad de los ingredientes que emplea y por la pulcritud en la técnica que, por cierto, está en manos de cocineros japoneses.
Y es justo por esas dos razones que, a mi juicio, al Tori Tori hay que ir para probar sus cortes de sashimi y nigiris (pescados crudos sobre arroz prensado), cuya sobria presentación sobre platos blancos y sabor auténticamente tradicional, aunados a la iluminación juguetona y cambiante que cae sobre la estructura del edifico, transforman la visita de este lugar en una experiencia zen.
Tori Tori, Temístocles 61, Polanco. 5280 8067. Búscalo en Facebook e Instagram @toritorimx. En Twitter @ToriToriMexico
