El cibercrimen aparace como amenaza en la historia presente de la mujer.
En la última década, la confianza, independencia y apertura de espacios públicos y virtuales para las mujeres han crecido exponencialmente, dotándoles de un papel social sin precedentes en la historia contemporánea.
Uno de los rituales sociales más impactantes es el uso, disposición y disfrute de los ambientes virtuales, donde cientos de miles de personas, y especialmente mujeres, desarrollan día a día su quehacer profesional, de convivencia e incluso íntimo.
Este potencial de empoderamiento de las mujeres representa en el mercado una jugosa cantidad de dinero. Al respecto, el investigador Henry Assael (1999) señala que las mujeres “han conseguido participar en cada categoría de producto, de tal suerte que ya casi no hay un territorio que esté reservado sólo para el hombre”.
Tal crecimiento ha traído consigo un claro margen de independencia, amplificando la identidad femenina de los mercados respecto a la masculina, permitiendo con esta separación identitaria también la creación de riesgos específicos para cada sector.
Uno especialmente atento y al acecho de las mujeres es el cibercrimen, el cual aparece en el escenario social justo en el marco histórico de este poder de la mujer en el espacio virtual.
Mujeres y cibercrimen
Las razones por las que las mujeres pueden ser presa fácil para los criminales cibernéticos, en comparación con los hombres, son un punto discutido entre los especialistas y científicos en el tema.
Por ejemplo, señala la autora Nicolette Dirk que el laboratorio Kapersky, especializado en amenazas cibernéticas, realizó un estudio en 2015, en el cual se determinó que “la naturaleza confiada de las mujeres, las convierte en un objetivo más fácil de alcanzar para los cibercriminales, comparado con su contraparte, ya que 73% de las mujeres estuvieron expuestas a amenazas cibernéticas, mientras que los hombres sólo estuvieron en un 65%”.
Este resultado se obtuvo a través de una encuesta realizada a más de 11 mil personas, de las cuales 49% fueron mujeres.
Otro dato interesante fue que se reflejó que realmente los criminales virtuales también están enfocándose más y más en el sector femenino.
El análisis que se deriva de ello, tiene fundamentos evidentes en el incremento de compra de dispositivos móviles de jefas de familia, quienes los prestan a sobre todo a sus hijos para descargar música, videos, aplicaciones y juegos.
El estudio también señala que el 36% de las mujeres no toma ninguna precaución cuando presta sus tabletas o teléfonos celulares. Las medidas como antivirus, patrones de bloqueo o control para padres son casi nulas, ya sea por “decidia” o desconocimiento por parte de las usuarias.
Un factor también decisivo en este posicionamiento, es el papel que juega la revancha de exparejas, quienes utilizan plataformas como redes sociales para dañar su reputación y volver al espacio virtual en una especie de lapidación social, reproducida en cada pantallazo, contenido compartido y like que se da entre los usuarios.
Las amas de casa, las madres solteras y estudiantes figuran entre las mujeres más expuestas a estas amenazas cibernéticas, las cuales son reales y no pueden dejar de pasarse por alto. Si bien el uso de las tecnologías y el acceso a internet son un derecho humano, se debe entender que también conlleva grandes responsabilidades, de las que tenemos que ser conscientes y estar en alerta.
Amenazas recurrentes
En el libro “Cibercriminales contra las mujeres en India”, Debarati Halder y K. Jaishankar, detallan algunos de los delitos a los que comúnmente se enfrentan las mujeres en los ambientes virtuales: Grooming online, violencia y burla de género, invasión de la privacidad, ofensas sexuales en línea.
A los que habría que agregar, según el estudio de Kasperky: Robo de identidad, pérdida de dinero a través de aplicaciones bancarias en línea y espionaje cibernético, mejor conocido como Stalkeo.
Consejo
Como en todos los escenarios de alerta, la mejor arma es la prevención, por lo que, una vez más, la información es la llave que permite tomar cartas en el asunto para no caer en la trampa de los cibercriminales.
En la próxima entrega explicaremos modalidades de ataque como: Qué es el Grooming online, cómo nos puede afectar y la manera más sencilla de evitarlo.
Galvy Ilvey. Es licenciado en Ciencias de la Comunicación por la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM y Maestro en Comunicación y Tecnologías Educativas por el Instituto Latinoamericano de la Comunicación Educativa. Fue colaborador de la Coordinación de Seguridad de la Información de la UNAM/UNAM-CERT. Ha sido docente y coordinador editorial de publicaciones digitales. Actualmente se desempeña como Arquitecto de Información.