Un bebé bien amamantado, será un niño sano.
El primero de agosto de 1990, 30 países entre ellos México, firman la Declaración de Innocenti, sobre la Protección, Promoción y Apoyo de la Lactancia Materna,en el que se reconoce su papel en la contribución para la nutrición y el desarrollo infantil. Es alrededor de este evento, que se celebra iniciando el mes, la Semana Mundial de la Lactancia Materna, en este año en más de 170 países.
La leche materna es un fluido biológico que posibilita que los bebés inicien un proceso de digestión eficiente. Sus características se van adecuando a su desarrollo, es así que durante los primeros cuatro días después del parto se excreta el calostro, señalado como la primera vacuna, contiene además sustancias que facilitan la eliminación del meconio, repele con lactobacilos las adherencias de patógenos en el tracto digestivo, además de proteger del daño oxidativo y de enfermedad hemorrágica. En los 10 días posteriores se produce la leche de transición que se produce en mayor volumen y contiene unagran cantidad de nutrientes. Finalmente, a los 15 días se convierte en leche madura que contiene gran cantidad de agua, lípidos, carbohidratos, inmunoglobulinas, elementos traza, enzimas del crecimiento, hormonas, electrolitos, minerales, calcio y fósforo.
Las evidencias científicas sobre las ventajas de la lactancia materna se multiplican ya partir del 2002, la OMS establece la lactancia exclusiva (LME) en los primeros seis meses como lo ideal. A pesar de lo anterior en México el ejercicio de la lactancia materna, es muy bajo en especial a lo que se refiere a la LME, ya que sólo el 14 por ciento de las niñas y niños están sujetos a esta práctica de alimentación, muy por debajo del 37% del promedio mundial, colocando a nuestro país entre los peores veinte en esa escala.
Es importante destacar el atraso se encuentra predominantemente en la lactancia exclusiva y en la ingesta del primer calostro durante la primera hora de vida que alcanza solo a 4 de cada 10 niños. En contraparte, el 94% de los bebes recibieron leche materna, ya sea de manera predominante o complementaria, con una media nacional de duración de 10.2 meses.
La agenda entonces está en cómo mejoramos la práctica de la lactancia para alcanzar los estándares óptimos, enfocándonos en las barreras que la están limitando. Si revisamos los datos de la ENSANUT 2012, encontramos que las madres con derechohabiencia presentan mejores indicadores en la LME, esto nos indica que quienes reciben atención e información de los centros de salud, incorporan de mejor manera esta práctica. Alrededor de los servicios médicos se puede contrarrestar la mercadotecnia social que rodea la leche de fórmula y también atender, cuestiones como el hecho de que si queremos que las madres alimenten a sus hijos, el Estado tiene que hacerse cargo de que las madres estén bien alimentadas, recordemos solamente que dos de cada 10 embarazadas presentan anemia.
Otra de las barreras lo constituye las limitaciones derivadas de la vida laboral de las mujeres: permisos de lactancia poco extendidos; existencia excepcional de espacios en los centros de trabajo, y la normatividad en los centros de desarrollo infantil que limita la posibilidad de dejar su leche para que sus hijos sean alimentados.
Se tienen que trabajar sobre la cultura de la lactancia, no nada más de manera directa, sino a través de losbancos de leche materna, actualmente hay en operación 17e irán en aumento, particularmente después de la aprobación en marzo, de una reforma a la Ley General de Salud que establece la creación de Bancos de Leche Humana en las 32 entidades. En este sentido, es necesario un cambio cultura que estimule la donación, ya que los que los que ahora operan lo hacen muy por debajo de su capacidad.
Finalmente tanto la EDN (2014), como la ENSANUT (2012) coinciden en que la mayoría de las mujeres señalan que no amamantaron por que no tuvieron leche (33 y 37%); enfermedad de la madre o el niño (24 y 23 %), y rechazo del niño (26 y 11%). Ante lo anterior y lo arriba señalado, sorprende mucho que la semana pasada los medios y las redes sociales enfocaran sus baterías en la estigmatización del ejercicio de amamantar en público, como si, por lo menos en nuestro país, eso constituyera una barrera significativa en la promoción de la lactancia materna.