lunes 01 diciembre, 2025
Mujer es Más –

Por. María del Socorro Pensado Casanova

X: @mariaaspc / IG: @pcasanovams

 

Iris Marion Young, mujer filósofa e incansable feminista, afirmaba que los perfiles de opresión hacia las mujeres se caracterizan por la marginación, la violencia, el patriarcado, la explotación y la exclusión de los espacios públicos y políticos. Como consecuencia, el sometimiento interacciona con el sufrimiento cuando se trata de oprimir a las mujeres por razón de su género.

La opresión es una problemática social, definida como el uso injusto de un poder encaminado a discriminar e imponer restricciones hacia una persona o grupo determinado. Si hablamos de la opresión durante el ejercicio de nuestros derechos, para resolverla, o bien, para eliminarla, primero es imprescindible identificarla, porque no todo es opresión, así como tampoco todo es libertad cuando se trata de gozar plenamente nuestras garantías individuales. Siempre existirán límites que deben ser respetados, ya que de lo contrario afectamos los derechos de otras personas.

En lo que atañe a los perfiles de opresión que sufren las mujeres, resulta considerablemente grave la normalización de estándares conductuales que muestran el patriarcado actual en el que nos desenvolvemos, y la naturalidad con la que repetimos estos modelos. En otras palabras, vivimos en un mundo que destruye oportunidades para las mujeres con la excusa de procurar su bienestar, de motivar su madurez como personas adultas y de garantizar su erróneo rol de género femenino responsable de la felicidad de los demás, pero no de la suya.

Así, en medio de la opresión, la tolerancia se disfraza de soporte para no fallar como mujer “perfecta”, escuchar y cuidar lo que se responde, atender y dejar en segundo plano lo propio, cambiar versiones para no mostrar intensidad, justificar actitudes violentas y adaptarse para no “perder” o “terminar” una relación, agradecer gestos mínimos para no ser juzgada, aceptar las culpas y siempre ceder.

¿Cómo podemos entender mejor los elementos que componen la marginación, la violencia, el patriarcado, la explotación y la exclusión hacia las mujeres? Esos mismos que producen cambios y transforman su vida, esos que provocan pérdidas irreparables, y que, además arrasan con las posibilidades de salir adelante con el resto de sus generaciones…

Hablando una vez más de estos temas que incomodan o se evaden para evitar confrontaciones. Así, hasta que dejen de suceder los actos de violencia que por más mínimos que sean, terminan por alejarnos de la realidad igualitaria que tanto demandamos.

De la marginación: en la familia, cuando no se permite la realización de estudios, ya que el “deber” es el matrimonio; en la educación, cuando las niñas y adolescentes indígenas carecen de acceso a este derecho por habitar en zonas rurales lejanas a las escuelas; en el trabajo, por el rechazo a las mujeres en condición de embarazo; en la salud, por tratarse de mujeres con discapacidad que no reciben servicios adecuados; en la justicia, cuando se responsabiliza a mujeres víctimas de violencia de género física, sexual, psicológica, y otras; en lo social, al rechazar y estigmatizar a mujeres sin pareja que tienen hijas o hijos, o bien, excluyéndolas de espacios comunitarios, como por ejemplo, juntas vecinales.

De la violencia: física, golpear para “corregir”; sexual, obligar a tener relaciones sexuales; psicológica, amenazar para no denunciar; feminicida, matar por razón de género.

Del patriarcado: en el ámbito doméstico, justificar celos y control por amor; en el ámbito público, culpabilizar a las mujeres por la violencia que viven.

De la explotación: en lo laboral, ausencia de garantías sanitarias y condiciones seguras para trabajar, falta de remuneración equitativa, cualquier tipo y modalidad de explotación sexual; en el hogar, obligación de cuidados sin remuneración.

De la exclusión a espacios públicos y políticos: impedimentos para ser elegidas o participar en cargos de tomas de decisión, ejercer violencia política de género, recibir amenazas por ser activistas.

La opresión de las mujeres y sus perfiles son estructuras agresivas que se reproducen en la vida cotidiana, y que no tienen nada que ver con la madurez de una persona. Entonces… ¿Madurar significa tolerar? No, la tolerancia dejar de ser virtud cuando se convierte en resignación, en aprender a callar, en perder la dignidad, en renunciar a metas y objetivos, en soportar lo que duele, en sostener la falsa idea de que madurar es aguantar. La madurez es elegir y elegirse, con la virtud de la tolerancia, sí, pero sin opresión.

 

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