jueves 21 agosto, 2025
Mujer es Más –
COLUMNAS FERNANDO COCA

ACTOS DE PODER: ¡Pídeme perdón!

Por. Fernando Coca

X: @Fercoca

El Movimiento Regeneración Nacional es, para sus militantes, el referente moral de la política en México. Desde que el Proyecto Alternativo de Nación comenzó a ganar adeptos hubo una máxima que cumplir: respetar la dignidad de las personas.

Así lo dice, al menos, la Guía Ética para la Transformación de México, mejor conocida como la Guía Moral de movimiento que en su punto tres De la Dignidad, no se debe humillar a nadie, dice “… defiende tu dignidad incluso en las peores condiciones y respeta la dignidad de los otros, porque de no hacerlo pierdes la tuya propia”.

En el noveno punto de la Guía Moral se habla del Perdón. El perdón libera a quien lo otorga y a quien lo recibe. El argumento central es que “quien perdona se deshace del rencor, de la sed de venganza e incluso del odio y puede de esa forma superar la ofensa y seguir adelante”.

Ni el poder ni la autoridad son derechos o atributos de tu persona, dice el punto 15 de nominado De la Autoridad y el Poder. SI lo usas en provecho propio -sigue este artículo de la Guía Moral- incurres en corrupción, perviertes el cargo.

En un texto más reciente, la carta enviada por la presidenta Claudia Sheinbaum a la militancia de MORENA, en el segundo punto dice que “todos los militantes de MORENA deben conducirse con honestidad, HUMILDAD Y SENCILLEZ (las mayúsculas son mías). La parafernalia del poder es del pasado de corrupción y privilegios, no de MORENA”.

En su penúltimo párrafo, la carta de la presidenta Sheinbaum a MORENA pide a los militantes pensar que “el poder es humildad. Esos fundamentos son los que nos han permitido reconstruir nuestro país y sacarlo adelante después de la larga noche del neoliberalismo”.

Recuerdo todo la anterior luego de que un senador de la República, que ocupa la presidencia de la Mesa Directiva del colegiado obligó a un ciudadano, mediante un acuerdo en la Fiscalía General de la República, a humillarse en público, hacerlo parecer indigno u obligado, a pedir perdón para liberar un ego herido.

Se ha usado el poder del Senado para exhibir y demostrar cómo un ciudadano -en medio de la parafernalia del escenario- pide perdón.

El senador que exigió ¡pídeme perdón! jamás ofrecerá disculpa alguna por sus exabruptos endilgados, muchas veces sin razón, a cuanto personaje de la política, los medios de comunicación y la sociedad ha agredido. No lo hará jamás. Ni a los adultos mayores que ha ofendido, ni a reporteras y reporteros a los que ha calumniado y menos a los políticos que él ve como enemigos.

El poder no cambia a las personas, bien lo dicen, sólo las muestra tal cual son.

De luto. Ximena Guzmán y José Muñoz fueron dos servidores públicos de los que deberían ser ejemplo todos los que ocupan un cargo público. Ayer fueron cobardemente asesinados. Descansen en paz y que la luz sea la guía que los lleve a la Casa del Señor.

 

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