martes 06 mayo, 2025
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COLUMNAS SARAÍ AGUILAR

EL ARCÓN DE HIPATIA Madres buscadoras: ni siquiera como regalo hay empatía

Por. Saraí Aguilar

@saraiarriozola

 

Llega un 10 de mayo más y el con ello miles de hogares se quedan sin qué celebrar.

En un país donde las desapariciones continúan en aumento, el Estado guarda silencio cómplice y la única acción parece ser seguir culpando a un expresidente cuya gestión finalizó ya hace 13 años. Pero el dolor no cede.

Este daño al tejido social tiene cara en los colectivos de madres buscadoras. Esos colectivos que han clausurado de manera simbólica el Senado de la República por la postura de los legisladores oficialistas ante la crisis de desapariciones en México, y por la sanción que buscan para Oliver Frouville, presidente del Comité Contra la Desaparición Forzada de la Organización de Naciones Unidas (ONU), que podría llevar la situación del país a la Asamblea General.

Esas madres que han señalado la indolencia de Rosario Piedra Ibarra, titular de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, al estar ausente de las mesas de diálogo entre colectivos y la Secretaría de Gobernación, y que han puesto el dedo en la llaga al decir que en materia de derechos humanos las víctimas han sido abandonadas.

Sí, las mismas madres cuyos colectivos han hecho cuestionar la efectividad de las fiscalías estatales al encontrar ellas mismas ranchos, fosas y restos de personas, de las que las autoridades decían no tener pista. Que hacen rabiar a senadores oficialistas, como el caso de Gerardo Fernández Noroña, quien en campaña usó de bandera aliada el tema, pero ya en el poder lo ha minimizado y lo ve como mera grilla política, como si en cada madre no hubiese una historia, un dolor, un vacío.

Son esas madres buscadoras las que han unido causas. Por ejemplo, el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) destacó la lucha de las madres y familias buscadoras, y criticó la desidia y la impunidad gubernamental ante esas demandas de justicia.

El subcomandante Marcos expresó que las madres y familias buscadoras, con sus manos y corazón adoloridos, “tocan, palpan la puerta que se cree poderosa, eterna, irrompible”.

“No suplican esas manos, no ruega ese corazón. Sólo calculan dónde descargar su digna rabia y encontrar, al fin, verdad y justicia”, afirmó.

Esos colectivos que hacen temblar al Estado porque es imposible negar a las madres, cuya presencia evita que las ausencias queden en el olvido.

Por eso no asombra que en medio de la crisis de desaparición de personas que se ha convertido en un torbellino sin fin en el país, las familias que buscan a sus seres queridos también se han vuelto objeto de amenazas y ataques, con al menos 27 asesinadas de 2010 a la fecha.

¿Por qué el enojo, la indolencia, ante el más justo de los reclamos? Porque señala la inacción y la incapacidad de respuesta de un Estado fallido, lo cual va más allá de partidismos. Tres gestiones han pasado y ningún partido ha logrado dar respuesta. Hoy vemos además cómo se les criminaliza por pedir saber cuál fue el fin de los suyos. Se señala el pasado de las víctimas como si esto librase al Estado de actuar. Y la izquierda en el poder no tiene hacia ellas siquiera un mínimo gesto de empatía.

Será un día de las madres sin que festejar, y solo pensar que si Rosario Ibarra viviera… de su hija se arrepintiera.

 

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