- Dos machos pecho peludo que no le temen a nada excepto a las arañas
Por: Cut Domínguez
X: @cut_dominguez
El oficio de soñador no es un oficio como cualquier otro. Se necesita coraje y pasión, ahora lo sé; demanda paciencia, aguante, para los conocedores. Aquí les llamaremos cuates. Hay que entrenarse en este bello ejercicio particularmente durante el día. “Mira abuelo, me gustaría visitar otras ciudades del mundo; París, por ejemplo. Viajando en un gran avión o piloteando un auto de carreras”, confiesa Dante, con la candidez propia de un chico que está en el límite entre la niñez y la adolescencia.
Enseguida el abuelo confirmó dicho quehacer y la aspiración de Dante cuando recordó la frase: “Los que sueñan de día son conscientes de muchas cosas que escapan a los que sueñan de noche”, de Edgar Allan Poe, incluida en su libro El Cuervo. Luego el chusco viejo, de carnes lánguidas y cabellos metálicos, comentó, de igual modo, que si se trata de sueños no sobra la precaución. En virtud de que hablamos de una ninfa, harto hermosa y seductora. “Es una sirena, es la sirena de las almas y, cuando canta nos llama; la seguimos y jamás regresamos”, añadió el abuelo. Para asombro de Dante.
Una tarde de sobremesa, de vacaciones escolares en casa del abuelo éste preguntó a Dante.
-Tengo entendido que a los siete años ya conocías todas las líneas del Metro ¿eso es verdad?
-Sí abuelo.
Dante explicó al abuelo que después de terminar la tarea, se entretenía con el teléfono de su padre, bien con juegos o indagando cuáles eran las líneas del Metro de la Ciudad de México, con cada una de sus estaciones. “¡Wow! eso es genial”, dijo el abuelo. Dante insistió: “Es verdad abuelo”, sentenció, soltando una risa de triunfo, victoriosa. Más aún, declaró: “Recuerda abuelo que somos macho pecho peludo que nada nos da miedo excepto las arañas”, ambos se abrazaron a modo de aceptación.
Singular la relación de Dante con su abuelo y con los gatos. Con el primero conversa por teléfono frecuentemente. Imaginan historias y las comparten; son el héroe el uno del otro. En casa del abuelo llegaron a convivir 13 gatos, mismos que por diversas razones se fueron (la mayoría regalados). Dante imagina, cree o supone con firmeza la existencia de “adversarios”, que no quieren a los gatos y nuestro cometido es ir a su rescate. Cierta mañana de sol primaveral, Dante jugaba con un avión a escala en el jardín, de pronto la voz ronca del vuelo dijo: ”Nadie es poco ni demasiado de nadie. Somos la medida justa en el corazón de quienes nos aceptan, nos aman y nos respetan”, Dante movió la cabeza y sonrió.
En nuestro país miles de niños defienden los sitios donde viven, sus comunidades, del crimen organizado o reclutados por grupos criminales. Se les arrebata su niñez e inocencia y son expuestos a la exasperada violencia. Urge tipificar el reclutamiento forzado como delito y proteger a niños, niñas y jóvenes libres de este brutal peligro y permitirles que sueñen.
Este Día del Niño Dante no estará dormido, contrario al deseo de El Principito. Él querrá quedarse en su planeta, a pesar o gracias, a no tener una rosa vanidosa. Soñará gustoso y desplegará sus párpados alegres, al fin el jardín en de la casa del abuelo sin encontrar un zorro; que sí un pequeño gato cuyo nombre “Cejas” es beneficiario, desde hace algunos ayeres, de todo su afecto. Entre geranios, azucenas, rosas y bugambilias festejarán los tres de manera sencilla, pudorosa.