Por. Boris Berenzon Gorn
Desde la creación de México como nación, la participación de las mujeres en su historia ha sido activa y significativa. Desde las luchas por la independencia hasta los movimientos feministas del siglo XX y XXI, muchas mujeres han dejado una huella imborrable en la construcción de este país. La elección de Claudia Sheinbaum como la primera presidenta de México a partir del próximo 1 de octubre no solo representa un avance en la representación femenina, sino que también pone de relieve el impacto que estas luchas han tenido en la actualidad. Aquí con muchas ausencias, pero grandes presencias se explora el significado de la existencia femenina determinante, su conexión con el mundo digital, su feminismo y el legado de mujeres que han luchado por los derechos de las mujeres en México.
Las redondillas multifacéticas que aquí propongo son construcciones que simbolizan el poder y la resistencia de las mujeres a lo largo de la historia. Estas estructuras reflejan la complejidad y la complicidad de la experiencia femenina y su capacidad para apropiarse y transformarse en diversos contextos de la sociedad. La narrativa femenina. En el mundo digital, este simbolismo cobra aún más relevancia, ya que las plataformas digitales permiten que las voces de las mujeres sean más escuchadas y amplificadas de manera global. A través de redes sociales, blogs y otros medios, las mujeres pueden compartir sus historias, experiencias y luchas, lo que contribuye a desmantelar estereotipos y prejuicios que perpetúan el techo de cristal.
Este acceso al mundo digital no solo favorece la visibilidad de las mujeres, sino que también facilita la organización y la movilización en torno a causas feministas. Las herramientas digitales se han convertido en poderosas aliadas en la lucha por la igualdad de género, permitiendo a las mujeres conectar, inspirar y empoderar a otras. De esta forma, el avance hacia la igualdad de género se vuelve más palpable, transformando no solo la percepción social, sino también las estructuras de poder que han mantenido a las mujeres en posiciones marginales. Así, las redondillas multifacéticas, en combinación con el potencial del mundo digital, se erigen como símbolos de un cambio hacia la superación del techo de cristal.
La historia de México inicia con su independencia en el siglo XIX, un proceso en el que mujeres como Josefa Ortiz de Domínguez jugaron un papel fundamental. Participó activamente en la Conspiración de Querétaro, alertando a los insurgentes sobre la inminente detención de los líderes del movimiento, lo que propició un cambio en la fecha de la proclamación de la independencia. Su valentía y compromiso fueron cruciales en un momento en que las mujeres eran vistas como meras espectadoras de la historia. Otras figuras destacadas, como María Ignacia Rodríguez de Velasco, conocida como “La Güera Rodríguez”, utilizaron su ingenio y encanto en los salones de la élite para obtener información que beneficiara a los insurgentes. Su papel como intermediaria muestra que las mujeres no solo participaron en la lucha armada, sino que también jugaron un papel clave en la estrategia política de la época. Gertrudis Bocanegra, una mujer de ascendencia tarasca, se destacó por su valentía al unirse a la lucha por la independencia. Su compromiso fue tal que arriesgó su vida para salvar a líderes insurgentes en varias ocasiones, convirtiéndose en un símbolo de resistencia. Leona Vicario, otra protagonista, desempeñó un papel crucial durante la independencia. Aparte de su participación activa, su vida estuvo llena de aventuras y sacrificios, mostrando que las mujeres podían ser tanto heroínas como líderes en momentos de crisis. Estas mujeres, entre muchas otras, cimentaron el camino para futuras generaciones, demostrando que la lucha por la libertad es una tarea compartida. Con los cambios sociales del siglo XX, las luchas feministas empezaron a tomar forma y las biografías de mujeres como Sor Juana Inés de la Cruz fueron rescatadas. Sor Juana, nacida en el siglo XVII, es considerada una de las primeras feministas en América Latina, desafiando las normas patriarcales a través de su vasta producción literaria y su defensa del derecho a la educación para las mujeres. Durante la Revolución Mexicana, Amelia Robles, quien se unió a las filas zapatistas bajo la identidad de “Amelio”, se convirtió en el primer coronel transgénero reconocido por el Estado. Su historia subraya cómo la lucha por la igualdad y los derechos de las mujeres ha tomado diversas formas a lo largo de la historia, y cómo la identidad de género y la lucha feminista pueden interrelacionarse. Carmen Serdán, una revolucionaria tenaz, luchó junto a su familia contra la dictadura de Porfirio Díaz. Su valentía al distribuir propaganda y armas fue fundamental en la lucha revolucionaria. Junto a ella, sus hermanas Rosa y María Narváez también se unieron a la causa, fabricando bombas y ayudando a coordinar esfuerzos en la resistencia. Este legado de activismo y valentía ha sido fundamental para la construcción de un México más justo.
El avance de las mujeres en campos como la medicina y la arqueología ha sido significativo, destacando figuras como Matilde Montoya, quien fue la primera mujer en obtener un título de médico en México, rompiendo barreras en una profesión dominada por hombres. Su lucha no solo se centró en su propio éxito, sino que abrió puertas para que otras mujeres pudieran seguir su ejemplo y acceder a la educación superior y a profesiones que antes les estaban vedadas. Asimismo, Eulalia Guzmán, Clementina Díaz y de Ovando, Beatriz de la Fuente, Helena Beristain y Teresa del Conde realizaron contribuciones invaluables al entendimiento del México, cimentando el papel de las mujeres en la investigación científica y académica, un campo que continúa evolucionando hoy en día. Estas figuras no solo representan avances individuales, sino que han inspirado a generaciones de mujeres a perseguir sus sueños y desafiar las limitaciones impuestas por la sociedad.
Al combinar voces individuales como un relato continuo, estas redondillas revelan la riqueza del legado femenino, donde cada aportación, ya sea en medicina, arqueología o cualquier otro campo, se convierte en una pieza fundamental de un mosaico más grande que continúa creciendo. Así, estas construcciones no solo celebran los logros individuales, sino que también enfatizan la relación entre las luchas pasadas y presentes, empoderando a futuras generaciones a seguir desafiando el statu quo.
Aunque hay diversos feminismos que proponen importantes teóricas a la que leo, respeto y considero las voces autorizadas. Claudia Sheinbaum es una vehemente defensora del feminismo. Algunos dirán su feminismo, pero su compromiso con políticas que buscan erradicar la violencia de género y aumentar la participación femenina en la política refleja un enfoque coherente con las luchas de sus antecesoras. La creación de iniciativas como la “Alerta de Género” demuestra su intención de transformar las estructuras de poder que perpetúan la desigualdad. En este contexto, el feminismo se convierte en un eje central de su gobierno, abordando temas que históricamente han sido desestimados. Las políticas implementadas durante su administración no solo buscan visibilizar las problemáticas de género, sino que también promueven un cambio cultural en la percepción de las mujeres en la sociedad.
La llegada de Claudia Sheinbaum a la presidencia de México marca un cambio de paradigma significativo en el panorama político del país, ya que representa no solo la primera mujer en ocupar este cargo, sino también una ruptura con las estructuras tradicionales de poder que han predominado durante siglos. Este acontecimiento desafía las nociones arraigadas sobre el liderazgo y la autoridad, mostrando que las mujeres pueden y deben tener un papel protagónico en la toma de decisiones. Su elección simboliza un avance hacia la igualdad de género y plantea la necesidad de reevaluar las dinámicas políticas y sociales en México. Al introducir una perspectiva femenina en la gobernanza, Sheinbaum no solo aboga por políticas que atiendan las necesidades de todas las mexicanas, sino que también inspira a futuras generaciones a imaginar un futuro más inclusivo y equitativo. Este cambio de paradigma tiene el potencial de transformar la narrativa sobre el liderazgo en el país y promover un entorno donde la diversidad de voces sea no solo aceptada, sino celebrada.
La inclusión de mujeres en posiciones de poder en diferentes contextos culturales y políticos es fundamental para la construcción de un futuro más equitativo. Estas líderes sirven como inspiración para muchas mujeres que aspiran a romper el techo de cristal que aún prevalece en múltiples esferas de la vida pública.
La elección de Claudia Sheinbaum representa un avance en la lucha contra el “techo de cristal”, las barreras invisibles que han limitado el acceso de las mujeres a posiciones de poder. Su presidencia es una fuente de inspiración que demuestra que el cambio es posible y que la lucha por la igualdad de género debe continuar. Este fenómeno no solo se manifiesta en el ámbito político, sino que se extiende a la economía, la cultura y otros espacios de decisión.
El impacto de este fenómeno trasciende fronteras. En muchos lugares, las mujeres siguen enfrentando severas restricciones, pero el avance de líderes como Sheinbaum puede servir de modelo para aquellas que buscan romper barreras en contextos difíciles. La historia demuestra que cuando las mujeres tienen acceso a roles de liderazgo, el bienestar de la sociedad en su conjunto mejora.
La llegada de Claudia Sheinbaum a la presidencia es un acontecimiento de gran relevancia en la historia política de México y del mundo. Su liderazgo simboliza un avance en la representación de las mujeres y resalta la importancia del mundo digital en la política contemporánea. A medida que enfrenta el desafío de gobernar en un entorno complejo, su éxito podría allanar el camino para futuras generaciones de mujeres líderes.
El legado de mujeres como Josefa Ortiz de Domínguez, Leona Vicario, Sor Juana Inés de la Cruz, Rosario Castellanos Amelia Robles, Carmen Serdán, Rosario Ibarra de Piedra y muchas más, junto con las innumerables mujeres anónimas que han luchado por sus derechos, demuestra que el liderazgo femenino no solo es posible, sino necesario para construir un futuro más justo y equitativo en México y en el mundo. Faltan muchas mujeres en este artículo, aquellas que, a pesar de ser anónimas, han forjado nuestra nación con su trabajo y sacrificio. La cercanía de las mujeres a diversos poderes a lo largo de la historia es un testimonio de su influencia y determinación. En un mundo digital que ofrece nuevas oportunidades para la expresión y la organización, es fundamental seguir avanzando en la lucha contra el techo de cristal.
La elección de Claudia Sheinbaum como presidenta simboliza un atisbo en la representación femenina, que no solo inspira a futuras generaciones, sino que también resalta la importancia de seguir avanzando hacia una mayor inclusión en todos los ámbitos. La conexión entre las luchas históricas y el mundo digital muestra cómo las plataformas contemporáneas pueden amplificar las voces de mujeres y generar un cambio significativo en la sociedad, permitiendo una mayor participación y visibilidad. Las redondillas multifacéticas representan no solo la historia y la resistencia de las mujeres, sino también su capacidad para adaptarse y transformar contextos, reafirmando su poder en la construcción de narrativas diversas.
Aunque se han logrado avances, la ausencia de muchas mujeres, incluidas aquellas anónimas que han contribuido al progreso social, nos recuerda que la lucha por la igualdad de género es continua y requiere el esfuerzo colectivo de toda la sociedad. A partir de esto, surgen varias preguntas: ¿Cómo podemos seguir visibilizando y amplificando las voces de mujeres que han sido históricamente silenciadas en la narrativa nacional? ¿Qué estrategias digitales podrían implementarse para promover la participación activa de las mujeres en la política y la toma de decisiones? ¿De qué manera la elección de líderes femeninas como Claudia Sheinbaum puede inspirar a más mujeres a involucrarse en la política y la vida pública? ¿Qué otros campos de la sociedad requieren una mayor inclusión femenina y cómo podemos fomentar ese cambio? Por último, ¿cómo pueden las redondillas multifacéticas servir como un modelo para la resistencia y el empoderamiento de las mujeres en contextos contemporáneos?