Por Fernando Coca
@Fercoca
En 1997 el partidazo, PRI, perdió la mayoría que le permitía hacer cambios constitucionales sin pedirle permiso a nadie.
Hoy, en el 2024, el movimiento político fundado por Andrés Manuel López Obrador tiene mayoría calificada en el Congreso de la Unión y en la mayoría de los congresos locales.
Apenas asumió la presidencia, Ernesto Zedillo publicó un decreto -5 de diciembre de 1994- en dónde corrió a todos los miembros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. La Cámara de Diputados aprobó la iniciativa del presidente Zedillo por 381 votos a favor por 66 en contra. Para los cambios, se reformaron 24 artículos de la Constitución.
La mayor controversia fue la disminución de ministros que conformaban el Pleno de la Corte que era 26 y quedó en 11.
Así fue como llegaron al máximo tribunal Olga Sánchez Cordero, Juventino Castro, que fue muy cercano a AMLO, Juan Díaz Romero, José Aguinaco, Humberto Román Palacios, Mariano Azuela (que fraguó con Vicente Fox el desafuero de López Obrador), Genaro Góngora 8también cercano a Andrés Manuel), José de Jesús Gudiño, Guillermo Ortiz Mayagoitía, Sergio Salvador Aguirre y Juan Silva Meza.
Esto lo pudo hacer Zedillo por su mayoría en el Congreso. De los 128 integrantes del Senado el PRI tenía 95, el PAN 25 y el PRD 8.
Entre los senadores priistas se encontraban Layda Sansores, hoy gobernadora de Campeche; Amador Rodríguez Lozano, a quien se le atribuyó cercanía con la 4T; Juan Ramiro Robledo, hoy uno de los pilares en el Legislativo para la Reforma Judicial de la Cuarta Transformación.
En San Lázaro el PRI tenía 300 de los 500 diputados mientras que el PAN sumaba 119, el PRD 71 y el PT 10.
Entre los priistas se encontraba el tabasqueño César Raúl Ojeda y su paisano Óscar Cantón Zetina. Ignacio Ovalle era tricolor también. Un panista que hoy es cuatroteístas era Manuel Espino, como lo fue Cruz Pérez Cuellar, que fue alcalde morenista en Ciudad Juárez, Chihuahua.
Mariano Azuela, quien se integró a la Corte, afirmó en una entrevista con el reportero de El Universal, Francisco Arroyo, que “la administración de justicia se había trastocado por la injerencia del Ejecutivo y porque la Suprema Corte de Justicia de la Nación se había usado como “trampolín político”.
Entonces se decía que Ernesto Zedillo le había dado un Golpe de Estado a la Corte, pero se les respondía que lo que se buscaba era “la supremacía constitucional”.
En 1997 el PRI perdió las mayorías en el Congreso de la Unión y comenzó una era de acuerdos, a veces no bien logrados, entre los partidos integrantes de las cámaras.
Pero esa etapa en la que los consensos -principalmente entre el PAN y el PRI- eran la normalidad, hoy que un partido tiene nuevamente mayoría para reformar la Constitución se escuchan los mismos argumentos que hace 30 años: se pretende dar un Golpe de Estado.
La justificación para la Reforma Judicial es muy similar a la que escuchamos en los tiempos de Zedillo, el poder político, pero más el económico, sometió al aparato de justicia del país.
Si la controversia en el 97 era la disminución de ministros de la Corte, ahora es la elección por voto popular de sus integrantes, además de la disminución en el número de miembros del Pleno.
Muchos dicen que la Corte no debe hacer política, pero Mariano Azuela la hizo y pretendió descarrilar el camino de López Obrador hacia la presidencia con el apoyo y complicidad de Vicente Fox desde la presidencia.
La era de los acuerdos entre dos fuerzas políticas terminó. Igual que hace 30 años, las mayorías están por hacer una radical reforma al Poder Judicial. En ambos casos, se busca hacer justicia, lo que nunca en 200 años de vida independiente de este país ha sucedido.
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