Por. Saraí Aguilar
El león no es tan feroz como lo pintan, ni el partido naranja tan progre e innovador como presume.
En las actuales campañas, los eslogans de campaña del partido Movimiento Ciudadano han ido motivados por “sacar a la vieja política”, cualquier cosa que eso signifique y que no implique hacer a un lado a Dante Delgado, así como hacer difusión entre el público joven de sus propuestas progresistas en torno al derecho a decidir o regulación de drogas. Además se han visto en gran movimiento sus bancadas, en especial las senadoras Patricia Mercado y Laura Ballesteros, con la polémica redacción de las prohibiciones a las terapias de conversión.
No obstante, esto contrasta enormemente con sus estrategias mediáticas seguidas por sus candidatos, tanto presidencial Jorge Máynez, como a la alcaldía de Monterrey, Mariana Rodríguez, quienes han reforzados los más rancios estereotipos y roles sociales en sus participaciones recientes.
“Si estuvieras en la carretera y fueras atacado por el crimen organizado… ¿a quién elegirías de los tres candidatos para estar a tu lado?”, increpó el candidato Máynez, regodéandose en el papel de ser el hombre fuerte del debate.
Por su parte, Mariana cuestionaba en Monterrey: “Quiero que te preguntes si tuvieras que dejarle a tus hijos al cuidado de alguno de los que estamos aquí como candidatos: ¿a quién se lo dejarías?”, apelando al instinto maternal, del cual supondríamos ella es la idónea al ser mujer en medio de hombres.
Es un planteamiento falaz y poco profundo, porque si invertimos las preguntas, bajo la fosfo lógica, sería mejor dejarle los hijos a las candidatas Sheinbaum o Gálvez y no a Máynez, y al ir en carretera sería mejor acompañarse por el candidato Adrián de la Garza. Pero más allá de razonamientos pueriles, asusta que por un lado un partido político se olvide que buscamos gobernantes y no guardaespaldas o niñeras.
Al parecer, al candidato presidencial no le queda muy claro que los transportistas lo que prefieren es poder trabajar sin miedo y poder usar las carreteras sin morir literalmente en el intento. Que si la aspiración era acompañar viajes, no era necesario hacer una campaña.
Por su parte, la candidata a la alcaldía de Monterrey debe saber que las mujeres de la entidad prefieren lugares seguros, guarderías, ambientes y concesiones especiales para no separarse de sus hijos para ejercer sus labores, tal cual ella como funcionaria estatal ha gozado con su hija, algo que no está cercano ni en sueños para las demás.
Sería muy productivo que hubiese una conexión entre los discursos legislativos de unos, las campañas de otros y marcar más allá de spots y jingles cuál es el verdadero pensamiento naranja… na na na. ¿No creen?