Por. Adriana Luna
¿Cómo lograr romper el hielo de esta mujer? Me preguntaba poco antes de la cita para mi entrevista con Annie Ernaux, en la edición 33 de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara. Sabía que una de las preguntas infaltables sería el movimiento feminista y la visión de las escritoras para transformar los sueños de un mundo literario a una vida real. Annnie Ernaux, escritora francesa es reconocida y respetada tanto para mujeres como para varones.
Así que pensé en llegar saludando en su idioma y darle la bienvenida a Guadalajara, para ello le pregunté a un amigo de origen francés que me ayudara a ensayar. Y claro, que fungiera también como mi traductor. Así lo hicimos. En uno de los salones anexos a la FIL Guadalajara, la saludé en su idioma natal, y de pronto, en el rostro serio se dibujó una sonrisa. Mientras que su traductora pensó que hablaba francés y se puso a checar su celular. Sin embargo, le dije que sí la requería. Y todos reímos. Misión cumplida, se había roto el hielo de La Mujer Helada, resultando de un corazón muy cálido.
Comenzamos hablando de los cambios que ha tenido el mundo moderno y cómo la mujer se ha ido ganando espacios en mundos diversos controlados por la fuerza masculina, entre ellos, la literatura. La visión femenina, su modo de comprender la vida, ha fomentado esa transformación. Ernaux escribe en su obra las tareas típicas que se le han enrolado a la mujer en la sociedad. Ese es su plus, llevar al lector desde la cotidianeidad femenina a las transformaciones sociales.
La creadora de La Mujer Helada y Memorias de una chica explicó que las labores domésticas y la educación de los niños suele ser poco valorada pero al paso de los años pesa, porque aunque no es fácil, sí transforma sociedades: “Puede considerarse una vida repleta aparentemente de cosas pequeñas: cocinar, criar a los hijos, planchar. Sin embargo, en realidad no lo es, es más profundo (el significado y el logro). Lo femenino suele ser menospreciado, no se valora. Es una pelea constante. No es justa. El varón suele tener las cosas más fáciles, tiene más ventajas, más privilegios”. Al escucharla recordé a mi abuela, sin ondear ninguna bandera feminista, ni declararle la guerra al varón, había salido adelante como madre jefa de familia, con nueve hijos, y su ejemplo, había inculcado a ellos el respeto a la mujer. Sus hijos varones crecieron dándole honra.
También platiqué con Ernaux si para escribir habría que desnudarse y dar su propia esencia ¿es como mutilarse para sanar al ser interior y dar amor a los demás? Ella explicó que escribir es parte de un proceso espiritual donde entrega parte de su ser. Que a veces es bueno tener una memoria chica, para poder expresar con sencillez esa cotidianeidad femenina, pero al mismo tiempo se necesitaba tener memoria de largo alcance para poder tener fresca esa huella de la mujer a su paso por varios siglos. Aunque a veces “es difícil unir las cosas de la memoria”. Al recordar su infancia veía a una chica, pero que nunca estuvo sola. “Yo veo el mundo alrededor de una niña. Es como mirarte a tí misma, pero con distancia”. Observar quién es ella, qué le tocó vivir, por qué se comporta de tal forma, es un mundo complejo.
¿Qué le diría a las pequeñas Annies que quieren emprender su carrera como escritoras?, recuerdo que fue una de mis últimas preguntas. Ella dijo que a todas las mujeres sean jóvenes o mayores, la mejor recomendación que ella podía dar es: “escribe”. Plasma en un diario lo que te pasó, lo que viviste, cómo te sentiste. Así es como nacen las Annies. Así le pasó a ella, y comenzó a ver cómo poco a poco, las pequeñas historias crecían en su tamaño hasta volverse novelas.
En 2019, Annie Ernaux se hizo acreedora al Premio Formentor, ya que su narrativa es “impecable ejercicio de veracidad que penetra íntimos recovecos de la conciencia” y que un “espejo de la nueva generación”. La escritora y académica ve en la educación el verdadero cambio para abrir las mentes. Esa pequeña Annie nacida en Lillebonne, Normandía en 1940 ha evolucionado en una escritora con estilo impactante y descriptivo, con los méritos necesarios para obtener el Premio Nobel de Literatura con sus obras: Memoria chica, Los años, El acontecimiento, La mujer helada. Y todo comenzó: escribiendo un diario. Ahora es Premio Nobel de Literatura.
