Por. Bárbara Lejtik
Los mexicanos no sólo gustamos de la tortilla, amamos la tortilla, necesitamos la tortilla y defenderemos la tortilla.
Sin exagerar pienso que por lo menos el 80 por ciento de los platillos típicos mexicanos llevan tortilla o maíz en su receta original o se acompañan de tortilla, tostadas, totopos, atole, u otro complemento a base de maíz. Es imposible visualizar una comida familiar sin un humeante tortillero en el centro de la mesa.
De acuerdo con el Sistema Nacional de Información e Integración de Mercados (SNIIM) de la Secretaría de Economía, el 3 de enero de este año, un kilogramo de tortillas tenía un costo promedio a nivel nacional de $18.72 pesos.
Sin embargo, según el monitoreo más reciente del SNIIM, un kilo de tortillas costaba en promedio $20.99 pesos a nivel nacional.
Lo anterior nos indica que, tan solo en 2022, el kilo de tortillas en México ha sufrido un aumento de poco más de 12 por ciento en tortillerías (que son los establecimientos en donde típicamente se compra este alimento, aunque también se puede encontrar en tiendas de autoservicio).
En el 2012 el kilo de tortilla costaba en promedio $12.27 pesos, en el 2022 la estamos pagando a $21.00 pesos, es decir, un incremento del 71 por ciento, dato gravísimo considerando a la tortilla como el producto estrella de la canasta básica.
El maíz se utiliza no solo en la elaboración de tortillas, sino para un sin fin de consumos más, desde la alimentación del ganado porcino, avícola y en para la mayoría de los animales de consumo humano, tiene también uso medicinal, forrajero, combustible, es abono orgánico y fuente de materia prima como el almidón, aceite, edulcorantes y alcohol; y en algunos casos como reemplazo del uso del petróleo.
¿Qué está pasando, siendo que en México y Centroamérica estamos pagando precios como de tienda de importaciones de la isla más solitaria de Europa del norte?
Asimismo, diversos organismos nacionales han mencionado que el aumento de los precios se debe a un fenómeno de varios factores, que van desde los incrementos de precios de los granos por la guerra en Ucrania, hasta el aumento de los costos del acero por la baja producción en China (material esencial para construir las máquinas que hacen tortillas), como dijo Homero López, presidente del Consejo Nacional de la Tortilla, a El Financiero.
El presidente de La República declaró que con el aumento al salario mínimo nos alcanzaría para comprar más kilos de maíz, temo decirle con todo respeto que aunque quisiéramos y comamos quesadillas como si no hubiese un mañana, “No solo de tortilla vivimos los mexicanos” y que el aumento en los precios está afectando verdaderamente la economía familiar y qué decir de los restaurantes y establecimientos que ocupan el redondo manjar como base de sus platillos.
Necesitamos soluciones urgentes, no puede la sociedad ser castigada de esta manera.
Algo tienen que hacer el gobierno y los productores para regresarle la tortilla a la población que no puede ni merece prescindir de un buen taco.