La mayoría en la clase política en nuestro país carece de valores fundamentales, y uno de ellos es Martí Batres Guadarrama, quien en días pasados dijera que ante el proceso para elegir candidato por consenso de MORENA a la Jefatura de Gobierno de la CDMX, no es “juez ni parte” aun cuando no sólo es presidente estatal de ese partido, sino además integrante del Comité Ejecutivo. En Batres sus “mañas” son su personalidad: ni honesto ni democrático.
Muy pocos saben cómo fue que este singular personaje se hizo de la dirigencia nacional de MORENA cuando el INE le otorgó el registro como partido político el 9 de julio del 2014.
En ese entonces, Octavio Romero Oropeza, uno de los amigos más cercanos a Andrés Manuel López Obrador, había expresado públicamente su deseo de dirigir al Movimiento de Regeneración Nacional después de haber participado y perdido varios cargos de elección popular en su natal Tabasco; no tenía otra opción para mantenerse vigente políticamente más que ser líder nacional de Morena.
Durante el registro interno de los candidatos a ocupar la máxima cartera en un partido, el también ex oficial mayor del GDF en tiempos de López Obrador se quedó a la mitad cuando su jefe político le dijo que no participaría porque a ambos los acusarían de imponer y aceptar una candidatura arreglada. A regañadientes, el tabasqueño acató las órdenes y se hizo a un lado agachando la cabeza.
López Obrador sabía de las ambiciones de Martí Batres y creyó que enviando como candidata a Bertha Elena Luján, otra de sus cercanas y fieles seguidoras, haría un juego perfecto en la dirigencia nacional de su recién creado MORENA. No obstante, Batres ya tenía una carta bajo la manga para ganarle al político tabasqueño: Paco Ignacio Taibo ll, quien tenía el cometido de convencer a más de los 300 integrantes del Consejo Nacional para la elección de su comité.
Fue así como Batres obtendría, ante un López Obrador furioso en la intimidad de su oficina, la dirigencia nacional de MORENA el 20 de noviembre de 2012. Taibo ll aprovecharía un descanso entre los consejeros para cabildear y convencerlos de que el ahora aspirante a la Jefatura de Gobierno sería, por mucho, mejor presidente que la impuesta Bertha Luján, quien pasó a ser la secretaria general del partido.
Mientras Martí Batres festejaba sonriente en compañía del escritor, designado secretario de Cultura, López Obrador y su pequeño grupo de operadores no salían de la sorpresa: la dirigencia nacional de MORENA quedaba en manos de un personaje que no querían como cabeza pero que aceptaron para crear la percepción de que en ese partido sí existía la democracia y se respetaba la voluntad de los consejeros.
¡Esa noche fue la más amarga para Andrés Manuel López Obrador!
Actualmente, Martí Batres además de ser el dirigente de MORENA en la Ciudad de México, también es integrante de la comisión facultada para preguntar a los militantes de ese partido en las 16 delegaciones, con qué candidato a la Jefatura de Gobierno se sienten más afines: Claudia Sheinbaum, Ricardo Monreal o el cuestionado y controvertido líder. ¿Cuál de los tres empleará más mañas para hacerse de la candidatura?
Aquí la pregunta es si otra vez le fallará a AMLO su pericia política para imponer a la delegada en Tlalpan, Claudia Sheinbaum, quien, no lo duden, es su candidata. Martí Batres lo sabe y ya trabaja en eso.
Elena Chávez. Estudió periodismo en la escuela “Carlos Septién García”. Ha escrito los libros “Ángeles Abandonados” y “Elisa, el diagnóstico final”. Reportera en diversos diarios como Excélsior, Ovaciones, UnomásUno; cubrió diferentes fuentes de información. Servidora Pública en el Gobierno del Distrito Federal y actualmente Diputada Constituyente externa por el PRD.