Por. José Luis Hernández
Sin importar edad, sexo y billete, siempre tenemos el pretexto perfecto para pedir una pizza, así de simple.
No me dio tiempo de cocinar y ahí vamos por ella a la pizzería que está cerca de nuestra casa, o de plano la pedimos en Uber.
Recuerdo que cuando estaba en la preparatoria y teníamos que hacer tarea en grupo, lo más práctico era ir a comprar una pizza al Shakey’s pizza y pollo y llevarlo a la casa y comerla al lado de todas las hojas de la investigación de la escuela.
Cada alcaldía tiene su pizzero de confianza, como las Danny’s, que siempre están al 2×1, todo el año en la Narvarte y Portales. Las gloriosas de Julius pizza en la Del Valle. Su decoración es muy emblemática ya que todo es antiguo, hay una bomba de gasolina más vieja que el caldo y no me refiero al nuevo concepto vintage, sino más ruco, porque ahora resulta que yo soy vintage, imagínense que chinga me pararon.
Otra pizzería legendaria colonia Roma, es Pizza Pepinno, tiene más de cuarenta y cinco años, su decoración es totalmente Coca Cola, tiene una cava de vinos y el tradicional horno de puerta alargada con ventana. Pizzas de una calidad muy buena, pero de unos precios exorbitantes, la verdad muy caros para lo que es.
Pero para pizzas nuevas y únicas las de Buena Fama ya saben dónde, en Av. Chapultepec 42.
Imagínense una masa tradicional ligera, con una base de jitomate en especias, con un toque de chiles, encima la mejor birria de chilangolandia y para cubrir estos elementos, tres quesos que arropan la mejor pizza que existe en esas latitudes geográficas.
Dense el lujo de probar lo más exótico en pizzas que a la fecha existe en la oferta gastronómica chilanga.
Entonces acuérdense que pretextos sobran para pedir una pizza, pero el paladar es el que manda. ¡que tengan muy buen provecho! Nos vemos pronto.
