jueves 21 noviembre, 2024
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COLUMNAS IVONNE MELGAR

«ELLAS EN EL RETROVISOR» Sabina Berman: el feminismo es la gran revolución contra el poder

Por. Ivonne Melgar

En su novela HDP, Sabina Berman recrea la furia del feminismo en tiempos de pandemia como una fuerza liberadora que rompe estereotipos, vidrios y complicidades de Estado al servicio del gran capital. 

Además de retratar el modus operandi de un corporativo y sus ligas con los poderes del gobierno y hasta de la Suprema Corte, la escritora nos comparte personajes que bien podrían haberse inspirado en las jóvenes del Bloque Negro en las movilizaciones que México iniciaron con el verano de la diamantina rosa en 2019. 

“Ahora el feminismo es un movimiento internacional con una narrativa mejor articulada que ninguno, de los que existen actualmente. Y tiene un lado muy práctico que se refiere a la vida cotidiana. Pero tiene en esencia una crítica a todo el sistema de pirámides: las mujeres nunca hablamos de que queremos suplir en el poder a los hombres, queremos relaciones de igualdad”, define. 

Conversamos con la dramaturga, periodista y conductora de televisión sobre esta novela que en su carátula contiene la advertencia: “Esto es una novela (aunque se parezca a la realidad de forma asombrosa)”. 

HDP es en primera vista la sigla de un hijo de su… Pero en este caso, además, es también el acrónimo del personaje central: Hugo David Prado.  

Y si bien el relato ronda en la manera es que el empresario afronta una pandemia, bajo la lógica de seguir haciendo dinero, sin importar la salud ni la vida de sus empleados, en palabras de la autora la historia busca recrear cómo el gran confinamiento visibilizó que vivimos en pirámides donde la opresión y las relaciones de amo-esclavo no se cuestionan, mientras nos entretenemos en la ficción de la democracia y la libertad. 

Compartimos aquí extractos de nuestra entrevista.

–HDP es una novela que reivindica la rabia en tanto plantea que ésta puede construir opciones liberadoras.  

 –“Después de la rabia hay otra opción: ir más allá de las relaciones establecidas como amo y esclavo. Y esta es una tercera opción en la novela, en los últimos capítulos es a donde llegan mis personajes. Pero para lograrlo se tiene que salir de todo un sistema de idea que llamamos hoy capitalismo y que está basado en un sistema de opresiones sucesivas. Cada empresa es una pirámide y la pirámide se mantiene por opresiones desde la cima hacia abajo. Entonces mis personajes se salen de la pirámide. Pero antes de salirse, tienen que reconocer que viven en esa opresión, se rebelan contra ella con rabia, y después deciden salir”. 

–Justo en la inmovilidad de la pandemia, emergen las furias, tus personajes feministas. ¿Piensas que el feminismo tomó vuelo en medio del encierro?  

–“En mi novela cuento lo que observé, lo que sucedió en la pandemia en este específico lugar que me tocó vivirla, que era un corporativo de180 mil trabajadores, y donde el dueño decide hacer caso omiso de las consideraciones de la Organización Mundial de la Salud. Y se inventa otra narrativa donde dice que se trata de una pequeña gripa, porque su propósito es que su empresa siga haciendo más dinero que nunca”. 

–Sabina, tú nos planteas en HDP que la pandemia visibiliza de manera clara que todo al final está al servicio de esas pirámides … 

–“Sí, la pandemia fue como unos rayos X de todo el sistema, porque nos puso en una angustia existencial, en la inminencia de la muerte. Eso hizo que viéramos ya, sin un velo, el sistema. Y no fui la única que lo vio”  

 –¿Cómo le ha ido a la novela si esa es la denuncia? Se celebran las novelas de narco. Pero la tuya toca una fibra demasiado sensible: nos dices que estamos esclavizados.  

 –“Con la mayoría de los comunicadores hay un silencio. Donde la novela se está leyendo es entre la gente común, y en especial entre los jóvenes, que tienen la libertad todavía de criticar al sistema, porque sienten que tienen la opción de salirse de las pirámides. Presiento que va a surgir un movimiento en ese sentido de una parte de los jóvenes que, como los hippies, dirán ahí quédense con sus jefes y sus sistemas de ganancias, en su carrera por un pequeño o gran departamento y un coche o 10…”  

–La novela HSD habla de un tema finalmente tabú que es cuestionar cómo estamos viviendo. 

–“Es muy curioso como en el capitalismo hablamos de todo excepto de lo que pasa dentro de los trabajos, y los periodistas del capitalismo hablan de todo y delatan todo, excepto lo que sucede en las empresas, como si tomaran por hecho la palabra privado como privado de opinión externa. Porque los dueños tienen derecho de hacer lo que quieran adentro”.

–¿Cuál ha sido tu reflexión del papel del feminismo, de esta rabia de nuevas generaciones, y en este momento en México, frente a un gobierno que tiene un líder social tan potente, y que ha descalificado ese feminismo por considerar que no toca el centro de la autoproclamada Cuarta Transformación? 

–“Tenemos un presidente que distingue una desigualdad bárbara en nuestra sociedad que es pobres y ricos, que ahí está. Las feministas reconocemos, observamos, otra desigualdad bárbara entre mujeres y hombres. Y nuestro presidente no quiere reconocer esa otra desigualdad. Sabe que existe, la ha reconocido. Pero le parece menor, le parece un distractor. Sin saberlo, el presidente está usando un valor machista, desestimando la lucha de la mitad de la población 

“Esa es la situación en nuestro país. Ahora, el feminismo es un movimiento internacional. Es, que yo sepa, la primera revolución en el mundo que no busca suplantar un poder para ocupar su sitio, sino quiere cambiar toda la estructura. Ese es el lado utópico del feminismo, que yo encuentro muy atractivo. Y que, una vez que te sales de la pirámide, no solo es utopía: la puedes llevar a cabo. Pero te tienes que salir de la pirámide, para ver sus posibilidades”. 

–Desde tu mirada de mujer de izquierda y de feminista, ¿Por qué tanta resistencia a comprender la furia de las nuevas formas del feminismo mexicano, el feminismo de las jóvenes que tiran diamantina y rompen vidrios?   

“Hay una falta de empatía con estas jóvenes feministas que ante la desesperación eligen en vez de dejarse engullir por la desesperación, externar la desesperación. También hay que decir, la novela retrata un momento en donde los valores humanistas, que pretendemos que rigen nuestra sociedad se mostraron totalmente ineficaces. Nos dimos cuenta de que lo que rige nuestra sociedad no es el humanismo, es la economía. Cuando toda la retórica democrática que los gobiernos están para servir al ciudadano, nos dimos cuenta de que no es así.  

–Y esa es la rabia impresionante de las jóvenes feministas que dicen ya basta de tanta violencia que nadie castiga. 

–“Exacto. Cuando las feministas mexicanas entran a romper cristales en las tiendas. Eso pocas fuentes periodísticas lo registraron, pero lo registraron. Entraron a tropel y abrirlas, que ese es el mayor pecado en el capitalismo: romper las puertas de las tiendas, y decirle a la gente entren y agarren lo que necesiten. Leí una crítica a la novela de un joven que decía, yo no sé porque Sabina mete a las feministas, y tampoco sé por qué los dos personajes principales son gays. Y yo me quedé pensando. No son situaciones ni personajes calculados. Es que esto pasó. Me parece muy interesante poder narrar como la pareja central amorosa a dos mujeres. Lo conozco. Es una novela sin censura que retrata también un momento personal en donde yo me vuelvo mucho menos optimista respecto a las soluciones colectivas. En México, en el 2018, vivimos una euforia de cambio y de optimismo. Pero la pandemia a mí me llevó a otro lugar donde veo el sistema cómo opera y estoy más del lado de esos 4 millones que se salieron de la pirámide”. 

La gran renuncia, la gran dimisión, ese es el término que los economistas estadounidenses le están aplicando a quienes ya no volvieron, por decisión propia, a sus lugares de trabajo.  

“De eso habla la novela: salte de la pirámide, no la trates de arreglar. Igual si la pirámide evoluciona y te dan ganas de regresar, regresa. Pero estás vivo. Esto es el milagro y no es necesario que estés esclavizado. No es necesario que 8 horas de tu vida diaria estés en el afán de acumular dinero. Esa no puede ser una meta para la felicidad”. 

¿Qué sigue después de la novela?  

 “Es una novela que se está leyendo, aunque es un momento muy duro también para la venta de libros, porque la novela cuesta. Y tal vez, los que más la necesitan no me la pueden comprar. Sé que se están haciendo copias en PDF. Y está circulando. Tengo la oferta de hacerla una serie de televisión, sí, la novela va bien, pues”. 

¿Y te vas a animar a la serie? 

“Lo estoy considerando recién. Ahora hasta enero tengo la intención de no ser productiva. 

Vas a acompañar a los de la gran dimisión. 

“Totalmente”. 

 

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