Por. Adriana Luna
¡Culera!, por menos que eso, a los niños los mandan con un reporte en la mano al salir de la escuela. Impensable que hace unos años, las damas se expresaran con semejantes términos, mucho menos que se lo externaran a otra mujer. Claro, los niños hace unos años, eran los que recibían disciplina por decir groserías a otros, pero cuando se lo expresaban a un adulto, lavarles la boca con jabón era poca cosa.
La imagen de la mujer en la Cámara de Diputados, de nombre Marisol García Segura (alias Marisol Gasé), mostrando semejante mensaje, se replicó por todos los canales de televisión y qué decir de las redes sociales. Los niños pequeños que aprenden a leer y practican con cualquier mensaje que observan, cuestionaron a sus progenitores el significado de esa palabra. Ahí tiene usted a los padres con sudor en la frente y una risilla pícara, buscando en Internet una definición más conveniente para la edad del chamaco.
Por fin encontraron la siguiente definición en el Diccionario de la Real Academia Española: “Remiendo en los calzones o pantalones sobre la parte que cubre las nalgas. Pieza de tela o piel pegada en la parte del trasero de un pantalón como adorno o refuerzo”. ¡Ah, como el pantalón de Cantinflas!, dice sin pensar más.
¡Ufff! ¿Qué padre podría revelar a su hijo el estupor que sintió al observar la escena? ¡En uno de los máximos recintos de la representatividad popular! Imaginar a una señora legisladora, mostrar orgullosa una pancarta con ese mensaje, y especialmente, dedicárselo a otra diputada a la que sin importar su extracción partidista, es indigno. Más aún cuando es una legislatura con el mayor número de mujeres en la historia de este país. Se supone que deben ser ejemplo del poder del diálogo, el respeto y la tolerancia.
No es el significado en sí de la palabra. Es la actitud al expresarla, la mala saña, el recinto que debiera respetarse, pero que en las últimas legislaturas le han hecho un circo.
¡Qué vergüenza que una mujer se exprese con semejante bajeza de otra congénere! Más aún cuando se trata ni más ni menos que de la voz oficial del gobierno federal en el tan gustado programa radiofónico de La Hora Nacional, que produce y transmite la Secretaría de Gobernación, aunque para ello utilice el alias de “Marisol Gasé”, ejerciendo funciones en dos poderes públicos distintos. Algunas de esas mujeres que no tienen ningún empacho en agredir a otras, son hipócritamente las primeras en levantar la voz como líderes feministas.
Al reflexionar el legado de nuestras abuelas que abrieron el camino para que nosotras podamos disfrutar de las oportunidades de hoy en día y que seguimos luchando para que nuestras hijas puedan acceder a más libertades, habrá que reconocerles que desde su trinchera y en ocasiones sin darse cuenta, mostraban una valentía y decisión envidiable, hacían una red de apoyo emocional a las mujeres que las rodeaban.
En contraste, recordé a las feministas radicales que gritaban en las manifestaciones “somos malas y podemos ser peores”, como una frase para expresar la indignación por los abusos sufridos por féminas. Al ver a una legisladora federal denigrar a otra mujer, en verdad se siente tristeza de género.
Por cierto, ¡Feliz Día Mundial de la Tolerancia!