Por. Elena Chávez González
Siempre hay una luz en el camino por muy oscuro que esté. En concreto me refiero a los ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación encargados de impartir justicia cuando en niveles menores del poder judicial no puedan o no quieran ejecutarla, máxime si se trata de animales, sí de animales que sufren terriblemente en manos de los “racionales” humanos que han convertido su mundo en un infierno que ninguno, tratase de cualquier especie, merece.
Hoy estimados lectores quiero comentarles que dentro de mi se prende una pequeña flama de esperanza con respecto a dos casos que han sido del interés nacional: Ely la elefanta que muere poco a poco en el zoológico de San Juan de Aragón y los Golden Retriever explotados cruelmente en un criadero clandestino de traspatio por su propietario.
Les explico. Por casualidad o por justicia divina ambos asuntos están encaminados a encontrar la libertad en el máximo órgano de justicia de nuestro país, la Suprema Corte de Justicia de la Nación donde despacha una mujer que, a mi juicio, es sensible con quienes sufren todo tipo de atropellos que vulneran sus derechos si son humanos como si son animales, pues ambos tenemos un sistema nervioso que nos hace ser simple y llanamente seres sintientes.
La mujer a la que me refiero es la ministra Yasmín Esquivel, quien conoce a fondo el caso de los 37 Golden Retriever que le fueron retirados por la autoridad de la Ciudad de México a un criador clandestino por el estado de maltrato en que los tenía. Ellos, como yo, hemos sido victimas de ese poder judicial cuadrado e injusto que solo ve a los animales como si fueran asesinos seriales. Es más, podría aventurarme a decir que ven con más empatía a un feminicida que a un animal.
Cuatro años de interminable juicios y apelaciones, además de innumerables pruebas del maltrato no fueron suficiente evidencia para que un juez federal penal les hiciera justicia, se puso del lado del maltratador y ordenó en noviembre del año pasado se le regresaran los perros (más hembras que machos) al violentador porque éste había pagado 20 mil pesos por daño a la sociedad es un oscuro acuerdo reparatorio entre el demandado y la entonces Procuraduría de Justicia de la CDMX.
Desde entonces no se, mejor dicho, la sociedad civil no sabe nada del destino de los Golden, lo cual nos indigna porque quien maltrata una vez lo hará siempre. La sentencia que le sigue siendo favorable al maltratador se turnó al Tribunal Colegiado de la Federación para que, de visto de confirmación o modificación a la actuación del Juez Sexto en Materia Penal, quien por encima de la vida de los animales privilegió el acuerdo reparatorio, por cierto, impugnado por la Procuraduría de Medio Ambiente de esta ciudad.
En el caso de la elefanta Ely, diferentes organismos están solicitando un Habeas Corpus para la hembra que fue retirada de un circo e ingresada al zoológico de San Juan de Aragón, donde pasa sus días y noches en completa soledad, aislada del mundo, de su mundo.
Hoy decidí escribir sobre este tema porque creo y confió plenamente en que la ministra Yasmín Esquivel puede ayudar a los Golden y a la elefanta a ser sujetos de justicia. Ya es tiempo de que la Suprema Corte de Justicia de nuestra Nación se manifieste en casos como los que les estoy contando, pues tanto derecho tienen los humanos como los animales de ser vistos, escuchados y protegidos.
Termino con una frase de Carl Sagan que describe lo que somos: “Los humanos que esclavizan, castran, experimentan y descuartizan otros animales, prefieren pretender que los animales no sienten dolor. Esta distinción entre humanos y animales es esencial si vamos a hacer con ellos lo que queramos, hacerlos trabajar, llevarlos puestos y comerlos, sin la preocupante sensación de culpa o remordimiento. Es indecoroso de nuestra parte, insistir que solo los humanos sufren, si nosotros mismos nos portamos de una manera tan indiferente frente a los demás animales. El comportamiento de otros animales vuelve falsas tales pretensiones. Ellos se parecen tanto a nosotros”.
Ministra Yasmín Esquivel usted puede hacer la diferencia.