Por. Saraí Aguilar
Mientras el país se pinta de verde y amarillo en un semáforo epidemiológico que marca los niveles de riesgo de la pandemia, el semáforo económico está en rojo como saldo de la emergencia sanitaria que aun persiste. Al menos esos son los datos que arroja un análisis del Centro de Estudios Espinosa Yglesias (CEEY). El resultado fue un incremento neto de 4 por ciento en la pobreza laboral del país, la cual refiere a tener un ingreso que no alcanza para comprar la canasta alimentaria básica, pues 13 millones de mexicanos sufrieron un retroceso al pasar a formar parte de la pobreza laboral, al ver pasar su ingreso de medio a bajo, lo que revirtió el avance logrado en 2019. (El País 03-2021)
Estos datos una vez más saltan a la vista pues, de acuerdo con especialistas que participaron en el seminario web “Pobreza en México: perspectivas del impacto de la Covid-19”, en días pasados, se evidenció la siempre mencionada, pero poco aceptada brecha laboral por género.
“Lo que estamos viviendo no sólo nos lleva al mal estadio en el que estábamos antes, sino nos lleva a uno peor, con más exclusión de mujeres y jóvenes. Necesitamos una recuperación incluyente y para eso se requerirían de políticas públicas”, explicó Rogelio Gómez Hermosillo, coordinador de Acción Ciudadana Frente a la Pobreza. (Animal Político 06-2021).
De acuerdo con datos publicados por el INEGI, el que la crisis haya impactado más a las mujeres que a los hombres no es mera percepción. En cifras, las mujeres representan siete de cada 10 empleos perdidos. De los 2.1 millones de empleos que no se han recuperado, 1.5 millones corresponden a mujeres y apenas 604 mil a hombres. El cierre de las escuelas asimismo ha obligado a algunas madres, que llevan el peso de las tareas domésticas, a quedarse en casa con sus hijos, lo que ha retrasado su vuelta al mercado laboral o una renuncia al mismo.
Asimismo quedó en evidencia que las mujeres tienen una mayor incidencia en el sector servicios, donde se cree que el trabajo es más adecuado para ellas, por los roles de géneros preexistentes. Esto quedó constatado por la Cepal en el Informe Especial COVID-19 No-9: La autonomía económica de las mujeres en la recuperación sostenible y con igualdad.
La Cepal detalló en el informe que principalmente hay cuatro sectores con alta participación de mujeres que tuvieron grandes afectaciones por la pandemia: turismo, manufactura, comercio al por mayor y menor, y trabajo doméstico remunerado. En el caso de América Latina y el Caribe llegaban al 80% en 2019. (CNN 02-2021).
Es un hecho que desde antes de la pandemia las condiciones laborales y contractuales para las mujeres eran alarmantemente desfavorables. De hecho, para Gabriela Inchauste, investigadora del Banco Mundial y coautora de la Evaluación de Género de México de la institución, el desempleo femenino “es una de las mayores barreras de desarrollo que tiene México“. (El Financiero 01-2021). La pregunta es si el semáforo de la desigualdad laboral algún día cambiará para nosotras o si la pobreza llevará rostro de mujer.