Casi todos tenemos al menos un conocido que actualmente estudia en la UNAM y que ha sido testigo directo o indirecto de los delitos que se cometen a diario; ¿o es la máxima casa de estudios o el máximo punto de venta de droga?
En una entrevista que tuve oportunidad de hacer a unos alumnos en recientes días, mi conmoción aumentó de manera exponencial por la manera en que me narraban, paso a paso, la forma en cómo otros presuntos alumnos ofrecen estupefacientes sin alguna restricción.
Quiero platicarle que no encontré el hilo negro de este tema, pues por décadas se ha sabido de violaciones, robos y esparcimiento socialmente criticado por los más conservadores. Pero lo que muchos jóvenes olvidan es que Ciudad Universitaria es un centro de estudios, no un lugar dedicado a la actividad solaz, ambiente festivo y vacacional.
Le cuento que hace unas cuantas semanas que visité algunos de los andadores universitarios, quedé realmente asombrado al observar en las explanada a chavos con caguamas en mano, como si estuvieran en el barrio con los cuates. Los estudiantes con los que abordé esta experiencia me hicieron ver que eso no era nada.
“Hay tipos que pasan con charolas o canastas ofreciendo ‘panquecitos mágicos’ a buen precio”, y sí, acertó usted, son los famosos pancakes elaborados con marihuana. Los entrevistados me dijeron que por ahí rondan las patrullas de la UNAM, pero que desgraciadamente es personal que “parecería estar coludido porque se hace de la vista gorda para no tener que enfrentarse a la mafia”.
Si aún no es convincente esto que lee, visite la reciente investigación hecha por el sitio Letra Roja en el link: http://bit.ly/2pQxL8M Entre otras cosas, se dice que la Ciudad Universitaria tiene identificadas cinco narcotienditas en Los Frontones, que están en Ingeniería y Contaduría; Los Bigotes; Las Islas; afuera de la Facultad de Filosofía y Letras, y también afuera de la Biblioteca Central.
Apenas el domingo pasado la UNAM anunció una decálogo de medidas para mejorar la seguridad en su interior, pero en ninguno de los puntos se contempla la autorización del ingreso de seguridad pública a sus instalaciones, a pesar de conocerse la ineficiente labor de los vigilantes.
De acuerdo con la propia universidad, durante el rectorado de José Narro Robles, de 2007 a 2015, solamente 39% de los casi mil delitos cometidos anualmente se denunciaron.
Indignación causó también cuando se supo que Jorge Emilio Esquivel Muñoz, alias “El Yorch”, quedó libre al salir del penal federal de Hermosillo, Sonora, tras pagar una fianza. Se trata de un sujeto que supuestamente vendía mixiotes en las inmediaciones de las facultades universitarias, y fue detenido por elementos de la Agencia de Investigación Criminal al encontrársele 26 pastillas psicotrópicas y una bolsa con marihuana. ¿Quién y por qué lo dejaron ir?
Hasta el momento, las autoridades civiles locales o federales (léase policía o militares), no pueden actuar en amplitud porque tienen prohibido pisar el suelo de CU para encabezar operativos. Y lo único que el cuerpo directivo académico de la Universidad Nacional pudo exigir sobre la reciente muerte de la joven Lesvy Osorio Martínez, es “que se sigan las investigaciones que permitan su debido esclarecimiento”, no más.
Así que usted dirá si es necesario o no que las fuerzas policiales puedan patrullar Ciudad Universitaria. ¿Realmente serviría de algo que ingresen si tampoco dan resultado en el resto de la capital?, ¿cuál es la solución?, Graue la tiene más que difícil.
Atalo Mata Othón. Egresado de la escuela de periodismo Carlos Septién García. Tiene 19 años en el ejercicio del periodismo. Conduce noticiarios en Excélsior TV y es profesor universitario.
