- Juárez y su segundo paso por Panamá: 25 días en el mar y poca tierra
Por. Raúl Jiménez Lescas
La conspiración conservadora de Landa
Un 28 de marzo pero de 1858, el presidente Benito Juárez con su gabinete, tras salvar la vida en Guadalajara durante el levantamiento del coronel Antonio Landa (opositor a la Constitución de 1857), arribaron a Colima; días después, zarparon de Manzanillo al puerto de Veracruz donde instaló su gobierno, contó la historiadora Doralicia Carmona de Memoria Política. Parece fácil el trayecto de pasar de un océano a otro, pero la travesía inesperada fue muy difícil. Juárez se aprestó para cruzar por segunda vez el Istmo de Panamá y esta vez, lo hizo en 25 noches marítimas y 75 kilómetros de líneas férreas. Así era Juárez: aferrado, por eso dicen en Oaxaca: “Me hace lo que el viento a Juárez”.
El Tiempo de Jalisco nos contó que: “El cabecilla visible de los desafectos fue el coronel [Antonio] Landa. Aunque la participación del coronel fue sumamente activa y notoria, en realidad, de otros fue la iniciativa, como después veremos. Antes de pasar a las acciones militares, Landa aseguró el respaldo de muchos de sus compañeros de armas haciendo circular entre ellos el Plan de Tacubaya y, de paso, les explicó por qué decidió respaldar el pronunciamiento.”.
En opinión de Manuel Cambre, “... fueron dos clérigos de Guadalajara quienes organizaron la conspiración. Como cabeza del movimiento estaba el canónigo Rafael Homobono Tovar, lo secundaba el prior del Carmen, Fray Joaquín de San Alberto. Otros implicados eran los licenciados Manuel de la Hoz, José María Peón Valdés y Tomás Ruiseco. Este último publicaba el periódico la ilustración. También formaban parte de la conspiración Urbano Tovar, Manuel Mancilla y Felipe Rodríguez; ellos, como menciona Cambre, con el auxilio del escribano Ramón Barbosa y el licenciado Miguel España, redactaban un periódico clandestino intitulado La Tarántula.” (El Tiempo de Jalisco).
El 16 de febrero de 1858, llegó Juárez a Guadalajara junto con su comitiva, según nos narra en su diario el futuro representante del gobierno juarista ante Washington, Matías Romero. Romero menciona que el 15 del mes salieron de Guanajuato y el 16 despertaron en Tepatitlán. Al mediodía pasaron por Zapotlanejo y de allí partieron a San Pedro. Por la tarde estaban ya en la capital tapatía (Romero, 2006, pág. 63).
El presidente se enteró que Anastasio Parrodi, general en jefe de los ejércitos constitucionalistas o liberales se había rendido en la Perla Tapatía sin ofrecer resistencia, por lo que nombró al general Santos Degollado ministro de Guerra y Marina, General en Jefe del Ejército republicano y le concedió facultades extraordinarias en los ramos de Guerra y Hacienda, para continuar la lucha en los estados del norte y occidente (Memoria Política). Santos Degollados, el hombre fuerte del gobierno juarista.
Según Doralicia Carmona, el itinerario que siguieron Juárez y sus ministros (Melchor Ocampo, Guillermo Prieto, Manuel Ruiz y León Guzmán) fue penoso: El 11 de abril de 1858 zarparon a bordo del vapor “John L. Stiffers”, de Manzanillo para tocar tierra panameña una semana después, el día 18; en ferrocarril prosiguen hasta Colón ó Aspinwall; al día siguiente, embarcan en el velero Granada y arriban a La Habana el día 22; tres días después, el 25 trasbordaron al Filadelfia y, el 28 por la tarde, desembarcan en Nueva Orleans (ahí donde estuvo exiliado). El 1º de mayo en el vapor Tennessee se dirigieron a Veracruz donde llegaron la noche del 4 de mayo del mismo año. El recorrido desde Manzanillo a Veracruz, del Océano Pacífico al Golfo de México fue del 11 de abril al 5 de mayo de 1858, 28 noches y 75 kilómetros de vías férreas. De la Luna Cuarto Menguante a la Luna Llena, pasando por la Cuarto Reciente.
En Manzanillo, recuerdan año con año la breve estancia del presidente liberal en ese puerto. El cronista de la ciudad Horacio Archundia Guevara afirmó, a la Agencia AF Noticias, que el presidente estuvo en dicho puerto del 9 al 11 de abril, que durmió en el Mesón de la Fermina (Botica de Don Carlos) antes de zarpar a Centroamérica.
Juárez y sus ministros fueron recibidos por el H. Ayuntamiento de Veracruz; el pueblo jarocho los saludó a su paso con vivas y estrepitosos aplausos al responder al mensaje de bienvenida, Juárez dijo: “Redoblaré mis esfuerzos hasta sacrificar mi existencia, si fuere necesario, para restablecer la paz y consolidar la libertad y la independencia de la nación”. Así de obstinado fue Benito.
Después del desfile militar, se instaló el gabinete liberal. La Reforma o Segunda Transformación de México no podía detenerse, estaba en muy buenas manos: Juárez, Ocampo, Prieto, Ruiz y Guzmán, mientras que Degollado arengó al ejército liberal y tembló en su centro la tierra.