viernes 22 noviembre, 2024
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COLUMNAS COLUMNA INVITADA

La Huelga General de 1916 a través de los ojos negros de la costurera Esther Torres III

5

104 años de la fundación del Sindicato Mexicano de Electricistas

La Utopía de hoy, será la realidad del mañana

 

POR. RAÚL JIMÉNEZ LESCAS

La Huelga General de 1916 desde los ojos negros de Esther

     Al alba de 1916, Venustiano Carranza decidió dar por finiquitado el Pacto con la Casa del Obrero Mundial y lanzó una ofensiva contra la misma casa y los sindicatos en el DF, que se había organizado (mientras los de la Casa andaban en los Batallones Rojos) en la Federación de Sindicatos del DF y que presidia un electricista, N. Morones.

     El contexto del México revolucionario en 1916 era más que complejo: la Expedición de Pershing para atrapar a Pancho Villa en Chihuahua, violentaba la Soberanía Nacional 5; la AFL bajo la batuta de Samuel Gompers lanzó una ofensiva para captar al sindicalismo mexicano y alejarlo de la influencia de la IWW y el anarcosindicalismo; la economía atravesaba por una crisis muy fuerte, el billete carrancista se había devaluado (sí un peso equivalía a 50 centavos de dólar en 1910, para 1916, tan sólo 7 centavos, una devaluación de 43 centavos, mucho para esos años); la carestía estaba imparable y los salarios perdieron su poder de compra.

      Carranza, como era su costumbre, fue de golpe en golpe: El 13 de enero de 1916 disolvió los Batallones Rojos; el 29, prohibió toda actividad de la COM; el 4 de febrero desalojó del Sanborns a los integrantes de la Casa (como narró Esther); en diversas entidades, se detuvo a los activistas de la Casa y en Monterrey se le expulsó al vecino del Norte; el 2 de marzo, decretó la sustitución del billete de Veracruz por uno nuevo, provocando más devaluación que golpeó severamente el poder de compra de los salarios.

     Mientras tanto, el sindicalismo pretendió reorganizarse y convocaron a un congreso en Veracruz (gobernado por Heriberto Jara). Durante 15 días discutieron representantes sindicales de 8 entidades, iniciando sus sesiones el 5 de marzo. En abril, la COM renovó su directiva al mando del tipógrafo José Barragán. Y, el 1º de Mayo, se conmemoró la gesta de los Mártires de Chicago en el Salón Star del SME.

     Para abril, dejó de circular Ariete el periódico de la COM y los conflictos sindicales brotaron por doquier ante la crisis económica y la devaluación del billete constitucionalista. Los trabajadores de Aguascalientes salieron a protestar y con huelgas, lo mismo los ferrocarrileros.

     El 18 de mayo la situación era inaguantable. La FSDF se pronunció contra los billetes devaluados y exigió el pago de los salarios en oro nacional o su equivalente en billete valuado. Cuatro días después estallaron diversas huelgas, lo que obligó a Carranza a mandar un mediador, el general Benjamín Hill (tiene una avenida en su honor) que promovió la reunión que yo llamo 10 + 10 + 1 = 1. Diez sindicalistas (2 electricistas), 10 empresarios y Hill, que tenía poder de veto.

     Como narró Esther:

(…) y entonces sucede que nos acostamos con el billete valiendo un peso y al otro día en la mañana nos encontramos con la terrible de que valía dos centavos el billete (…) pues ¡’ay! decíamos: ¿qué hacemos? –‘Pues ni modo, pues vamos a reunirnos a ver qué acuerdo tomamos (…)-. Y desconcierto tremendo, y pues naturalmente con la salida de Sanborns hubo desbandada (…) el sindicato (…) era el único que nos podía defender, el único que podía hablar, el único que podía actuar, el sindicato, porque independientemente quién puede hacer algo, ‘no? (…) Por fin se toma el acuerdo ahí, se hace la junta de la federación de sindicatos (…) Cada sindicato manda un delegado; entre esos delegados íbamos Nachita mi hermana y yo, el compañero Araiza, el que fue mi esposo, (…) y entonces todos discuten y pues unos dicen que hay que protestar, que hay que hacer una manifestación de protesta; y pues yo dije que pues a mí me había enseñado que por medio del sindicato debiéramos de conseguir lo que quería el trabajador y que (…) como el alma del sindicato era la huelga, yo proponía que fuéramos una huelga general, una huelga de todos los gremios y todo eso, bueno pues entonces dijeron: ‘Una huelga general’.”

     Como ocurre en todas las narraciones personales, se exagera un poco y lo más probable es que varios de delegados hayan propuesto hacer la Huelga General ante la precariedad de la vida cotidiana entre los trabajadores.

La Huelga General

     La tregua pactada por Benajamín Hill fue efímera, duró los días de junio hasta el 22 de julio, cuando la FSDF, lanzó su Memorial demandando el pago en oro Nacional o estallaría la Huelga General, esa acordada según el testimonio de Esther. Cinco días después estallaron varias huelgas por parte del Sindicato de los empleados de los comercios y, cuatro días después, el 31 de julio a las 4 de la madrugada se bajó el switch por los electricistas e inició la Huelga General en el Distrito Federal (Esther contó que a media noche). La huelga duró del 31 de julio al 2 de agosto, es decir, 56 horas (Ernesto Velasco recordó que terminó el 1º de agosto, 24 horas menos, es decir 32 horas).

     La clave y la fuerza fundamental de dicha Huelga sería dejar sin energía eléctrica a la capital de la República y sede del por carrancista. El SME, nacido en 1914, tenía ya la fuerza suficiente para encabezar una gesta del tamaño de las circunstancias. En 1913 desafió el movimiento obrero a Victoriano Huerta; en 1916 al general Carranza. Esther contó:

“Se apagó la luz, a las doce y media de la noche y nosotros los que estamos ahí. Te felicito, te felicito, dándonos abrazos, apretones de mano y todo, y a otro día en la mañana las calles llenas de pasquines y en cada esquina un grupo de personas, señores, señoritas, todos leyendo, y la cita fue en la parte poniente de la Alameda Central, que era ahí el salón Star, el lugar de los electricistas. (…) Y cuando estábamos ahí fue cuando llegó el Dr. Atl y dijo (…) ‘El señor Carranza está disgustadísimo, disgustadísimo. Me pidió que viniera con la Comisión de Huelga para tratar con ellos (…) Ya cuando llegamos a Palacio, ya estaba una escolta ahí. Luego luego nos rodeó la escolta, ya subimos escoltados (…) Saludamos al señor presidente, él nos saludó también, y la emprendió con los compañeros: que eran unos traidores a la patria (…). Y ellos haciéndole ver que la cuestión era socio-económica, y él diciendo que no, que estaban en connivencia con ellos, con los gringos, y por fin cuando llega a su máximo coraje del señor Carranza le dice al jefe de nuestra escolta. ‘Lléveselos a la penitenciaría, que se les aplique la ley del 25 de enero de 1862; aparte a las mujeres’. Le dije, ‘no señor, nosotros corremos la misma suerte de nuestros compañeros’. El señor Carranza dijo ‘todos’. Por eso todos fuimos”.

     Mientras el DF estaba paralizado –Carranza no tenía luz en Palacio Nacional ni en su casa-, la Unión de Empleados de los Restaurantes llevaba el desayuno, comida y cena a los presos políticos sindicales a la entonces Penitenciaría del DF (Belén) y el secretario general del SME, Ernesto Velasco, estaba escondido en un refugio antes acordado por los huelguistas. Anna ribera Carbó estimó en 82 mil los trabajadores en paro forzado por la falta de energía eléctrica o en huelga.

     Cabe destacar que se formaron tres comités de huelga, el primero tiene una característica muy interesante: no estuvo formado por líderes sino por cuadros medios o de base. Seguramente, proponerse a ese comité era muy arriesgado porque cabía la muy probable posibilidad de que fueran detenidos, mientras que los dos restantes comités, sí estaban integrados por los principales líderes de la FSDF y la COM.

     Otra cosa muy interesante es que dicho primer comité de huelga estuvo integrado por dos mujeres: la costurera Esther y la bonetera Ángela Inclán, ambas cayeron presas. Los demás integrantes fueron: Timoteo García, textilero; Federico Rocha, mesero; Reynaldo Cervantes, tipógrafo, y los electricistas Luís Harris y Alfredo Pérez Medina.

     A los diez minutos que el primer comité caminó desde el Salón Star del SME (al poniente de la Alameda Central), la gendarmería del DF con sable en mano, arremetió contra los huelguistas, ocupó la COM de Bucareli, el local del sindicato de restauranteros, la plantas de Nonoalco, y también los soldados ocuparon la planta de Necaxa, en Puebla.

     Pero la Huelga General dominaba el DF y Carranza no podía contener su ira, hasta arremetió contra el Dr. Atl, acusándolo (injustamente) de lanzar a los obreros contra el gobierno. El Dr. Atl acababa de llegar de Estados Unidos y no tuvo nada que ver con la organización de la huelga. Carranza ordenó cerrar el local donde se confeccionaba el periódico Acción Mundial, cuyo director fue precisamente, el famoso pintor Atl.

     La historiadora Garbó señaló que:

En el interrogatorio les preguntaron qué relación tenían con los trabajadores de Estados Unidos, si la huelga se había acordado general o nacional, la relación con otros trabajadores y trabajadoras. Se sometió a los miembros del Primer Comité de Huelga a un juicio sumario. Luis Harris y Ernesto Velasco, aunque no formaban parte del comité, fueron consignados en virtud de ser los operadores de la planta de energía de Nonoalco que cortaron el suministro. A los veintiséis días fueron liberados todos incluyendo a ‘las dos valientes compañeras Esther Torres y Ángela lnclán’, y a excepción de Ernesto Velasco, quien pasó año y medio en la penitenciaría.

     La Huelga General fue la sepultura para el grupo político que dirigía y administraba la Casa del Obrero Mundial (Grupo Luz), porque aunque influyeron en el movimiento obrero, no enraizan en los sindicatos; mientras tanto, la Huelga fue (pese a la represión y los encarcelamientos) la plataforma de la posterior reorganización del movimiento obrero que daría origen a la Confederación Regional Obrera Mexicana (CROM) en mayo de 1918, la primera central obrera de carácter nacional aunque dirigida por una élite burocrática y pragmática, dependiente del gobierno de Álvaro Obregón y luego de Plutarco E. Calles, pero esa ya es harina de otro costal.

¿Fracasó la Huelga General?

     Sí el objetivo fue paralizar el DF, empezando por bajar el swich, la huelga lo logró por 56 o 32 horas según los testimonios. Sí el objetivo fue que se pagaran los salarios en oro Nacional o su equivalente en billete valuado, se logró. Y, dos cosas más: la primera, las dos presas y todos los presos presas políticos sindicales salieron libres (a los 26 días) y, pese al Juicio Sumario para fusilarlos, no logró Carranza hacerlo. Ernesto Velasco estuvo año y medio preso y salió libre (18 de marzo de 1918). Carranza pretendía fusilarlo, tampoco lo logró.

     Toda huelga general es un desafío al poder y a los empresarios, porque los trabajadores interrumpen la actividad productiva, comercial y financiera. Sí en 1913, los sindicatos desafiaron al golpista Victoriano Huerta con una manifestación de más de 20 mil trabajadores; tres años después, desafiaron al “primer jefe de la Revolución Constitucionalista” con una huelga general con switch bajado (no todas las huelgas generales lo logran). 

     Y, segundo y fundamental: los 80 o 90 mil huelguistas de 1916, pusieron indirectamente en la agenda del Congreso Constituyente convocado por Carranza para iniciar sus sesiones en Querétaro en diciembre de ese año, el tema laboral y sindical. Aunque ningún líder de esa huelga fue electo diputado al Constituyente en Querétaro (Ernesto Velasco seguía preso), algunos diputados de origen sindicalista como Carlos L. Gracidas, Dionisio Zavala, Nicolás Cano, Esteban B. Calderón, simpatizantes como el ingeniero Pastor Rouaix, Heriberto Jara y Francisco J. Múgica lograron redactar el Artículo 123. El recuerdo del diputado Pastor Rouaix es elocuente:

 … con ello quedaron establecidas por primera vez en la Constitución Política de un país, preceptos que garantizaban los derechos al proletariado trabajador, colocándolo en un plano de igualdad con el capitalismo que había sido hasta entonces privilegiado.

     Con la promulgación del Artículo 123 (pese a que el Estado será árbitro entre el capital y el trabajo), el movimiento obrero conquistó sus principales derechos. La larga lucha desde los mineros de Real de Monte en el 1770, los esfuerzos insurgentes por dotar de derechos sociales como los ondeados por el Generalísimo Morelos, las luchas de las sociedades mutualistas en el México Independiente y su Congreso de 1876, los magonistas y su Manifiesto de 1906, las huelgas de Cananea, Río Blanco y de los ferrocarrileros; la COM y los sindicatos en la Revolución Mexicana, y sobre todo, la Huelga General de 1916, fueron el preámbulo para que los constituyentes de 1916-1917, redactaron el 123 y, paradójico, fue promulgada la Constitución por el presidente Venustiano Carranza el 5 de febrero de 1917.  

     Paul Ricoeur, ese filósofo francés, dijo una vez: La deuda del sindicalismo no es con el pasado, sino con las gentes del pasado, con los muertos.

     Nuestras muertas y muertos están vivos: Los Mártires de Chicago, Cananea y Río Blanco, Don Serapio Rendón, Ernesto Velasco, Esther Torres y su hermana Nachita, Heriberto Jara, Esteban B. Calderón, el General Múgica y tanto otros que abrazaron la causa social del sindicalismo y nos heredaron los derechos sociales y laborales. Esos hombres, mujeres, niños y ancianos de abajo vivirán en nuestra Memoria Histórica mientras los recordemos y sigamos defendiendo su causa social.

     Propongo que sean los sindicatos, el SME y los sindicalistas del país, quienes organicen el recordatorio de Esther Torres.

     La Utopía de hoy, será la realidad del mañana.


http://www.memoriapoliticademexico.org/Efemerides/3/10031916.html

 

Fuentes

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