viernes 20 septiembre, 2024
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«COLUMNA INVITADA» 67 Aniversario del Sufragio Femenino en México: Un Año Diferente

 

Por KARLA DOIG ALVEAR

Sufragio femenino se dice fácil. Asistir a votar nos toma unos minutos. No obstante, implicó un gran esfuerzo y lucha que se alargó por décadas el alcanzar el reconocimiento de las mujeres como ciudadanas con derecho a elegir a sus gobernantes y a postularse para un cargo de elección popular.

En México fue hasta el 17 de octubre de 1953 que se publicó en el Diario Oficial de la Federación el Decreto que reformó el artículo 34 y 115 de la Constitución Federal, en el que se reconoce la calidad de ciudadanía a las mujeres mexicanas y el derecho a votar y ser votadas.  

Esto fue el producto de la incansable lucha de mujeres que participaron en actividades a favor del reconocimiento del derecho del sexo femenino a considerarse ciudadanía. Mujeres fuertes y valientes como Hermila Galindo, Elvia Carrillo Puerto, Beatriz Peniche Ponce, María del Refugio García Espejo, Raquel Dzib Cicero y Amalia Caballero de Castillo Ledón, quienes se atrevieron a cuestionar y debatir contra las costumbres de la época y alzar sus voces por las que fueron, las que eran en ese momento y las que serían.

En uno de los acuerdos del Congreso feminista, se destacó lo que ahora se considera un fragmento básico en la conmemoración de esta fecha:

“Puede la mujer del porvenir desempeñar cualquier cargo público que no exija vigorosa constitución física, pues no habiendo diferencia alguna entre su estado intelectual y el del hombre, están capaz como éste, de ser elemento dirigente de la sociedad”.

Este texto fue un enorme parteaguas en la historia de México, una idea completamente disruptiva para la época. El 17 de octubre de hace 67 años se cimentó una transformación ideológica que consideraba, por primera vez oficialmente, que el lugar de las mujeres podía ser fuera del hogar y que eran seres pensantes con las mismas capacidades que los hombres que, como tal, merecían una igualdad de derechos y oportunidades en todos los ámbitos.

A partir de ese día finalmente se reconoció un derecho natural que se nos había arrebatado injustamente, lo que marcó el inicio de la transición hacia un verdadero Estado; incluyente, democrático y justo. Sin embargo, a pesar de los avances, el abrir la posibilidad del derecho no era suficiente: era necesario implementar mecanismos que permitieran y fomentaran que la mujer se integrara a la vida política mexicana. 

Fue mediante acciones afirmativas en materia electoral que el ejercicio de los derechos políticos de las mujeres fue promovido con miras a una sociedad equitativa y con condiciones de igualdad de derechos. Situación en la que ha habido avance lento, pero constante.

En la actualidad, vale la pena hacer una pausa para recordar lo mucho que hemos avanzado, pero, sobre todo, lo mucho que falta por lograr. El  2020 ha sido particular en muchos aspectos: hubo manifestaciones masivas sin precedentes para alzar la voz en contra de la violencia de género y, además, la llegada de la pandemia del SARS-CoV-2 (COVID-19) agravó situaciones sociales en todo el país que nos lleva a considerar la urgencia de la inclusión real de las mujeres en la agenda política.

Dicho lo anterior, a continuación menciono los avances en esta materia que se realizaron después de que las mujeres pudieron ejercer su poder como ciudadanas, el contexto de este año y las repercusiones que a traído la pandemia a las mujeres.   

Elecciones del 3 de julio de 1955

Fue en las elecciones de 1955 en el gobierno de Adolfo Ruiz Cortines, en las que se elegía a diputados federales para la XLIII Legislatura cuando las mujeres participaron activamente en la política por primera vez. En esta oportunidad histórica, fueron electas diputadas federales Remedios Albertina Ezeta, Margarita García Flores, Guadalupe Urzúa Flores, Marcelina Galindo Arce.

Igualdad jurídica

En 1974 que se estableció la plena igualdad jurídica entre ambos sexos frente a la ley en el artículo 4° constitucional con una sencilla pero disruptiva frase:

 “La mujer y el varón son iguales ante la ley”

Participación de las mujeres en los partidos políticos

En 1993, se reguló la participación de las mujeres en los partidos políticos, al reformarse el tercer párrafo del artículo 175 del Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales:

“Los partidos políticos promoverán y garantizarán en los términos del presente ordenamiento, la igualdad de oportunidades y la equidad entre mujeres y hombres en la vida política del país, a través de postulaciones a cargos de elección popular en el Congreso de la Unión, tanto de mayoría relativa como de representación proporcional”.

El inicio de las cuotas de género

En 1996 se dispuso textualmente que los partidos políticos debían considerar en sus estatutos que las candidaturas por principios de representación proporcional y de mayoría, no exceda el 70% de un mismo género, es decir, fue el origen de la famosa fórmula 70-30. Esta política se mantuvo hasta recientemente, que se evolucionó a una participación de 60-40 con el objetivo de impulsar una participación femenina aún mayor hacia las elecciones de 2012. Finalmente, en 2014 se estableció la paridad de género en un 50-50.

Las cuotas de género demostraron que funcionaron como acciones afirmativas para lograr una paridad en el Congreso, tanto así que las mujeres hoy son las que más cuentan con mayor participación en política, alcanzando la añorada paridad. 

Participación política de la mujer en las elecciones federales del 2018

El Instituto Nacional Electoral presentó los resultados del Estudio muestral sobre la participación ciudadana en las elecciones federales de 2018, en el cual se confirmó que las mujeres votaron más que los hombres, 66.2 por ciento contra 58.1 por ciento, con una diferencia de ocho puntos porcentuales.

Congreso paritario

Las votaciones del 1 de julio de 2018 fueron históricas, ya que además de haber participado más mujeres, se constituyó un Congreso paritario a nivel federal, alcanzando las cifras de 241 diputadas y 64 senadoras. 

Tipificación de la violencia política

Mientras acumulábamos triunfos en materia política, incrementaba también la violencia en esa materia hacia las mujeres. Para tratar esta situación, se comenzó con definiciones ambiguas en Protocolos de lo que era la violencia política, hasta que finalmente se tipifica como delito mediante el DECRETO por el que se reforman y adicionan diversas disposiciones de la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, de la Ley General de Instituciones y Procedimientos Electorales, de la Ley General del Sistema de Medios de Impugnación en Materia Electoral, de la Ley General de Partidos Políticos, de la Ley General en Materia de Delitos Electorales, de la Ley Orgánica de la Fiscalía General de la República, de la Ley Orgánica del Poder Judicial de la Federación y de la Ley de Responsabilidades Administrativas,  de publicado en el Diario Oficial de la Federación el 14 de abril de 2020. 

El 2020 y el SARS-CoV-2 (COVID-19)

Este año se destacó por las exigencias de las mujeres en contra de la violencia a su género, empezando con un marcha en donde cientos salieron a la calle a demandar justicia por abusos y acosos sexuales, violaciones, a exigir mejores condiciones para las mujeres en todos los ámbitos, entre todas las injusticias de las que somos víctimas.  

Le siguió el paro nacional “Un día sin nosotras” en donde las ciudades se encontraron desiertas debido a la indignación de las mujeres y solidaridad de no asistir a trabajar dado la violencia de género en todos los ámbitos. 

Tan solo unos días después, se declaró la temporada de distanciamiento social al tiempo que el SARS-CoV-2 (COVID-19) transformó la cotidianeidad de nuestra sociedad, sentando una crisis sin precedentes que reveló, por un lado, la cruda realidad en la que vivimos con violencia intrafamiliar, el aumento de las llamadas de emergencia por parte de las mujeres hasta el gran incremento de feminicidios. 

Más tarde comenzó la manifestación en de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), en donde las mujeres víctimas de delitos como feminicidio, desaparición forzada, abuso sexual, entre otros se unieron para exigir justicia.  

Ante todo lo ocurrido este año, las mujeres mexicanas cada una desde nuestra trinchera debemos unirnos auténticamente y retomar esa fuerza y esa sensibilidad que nos caracteriza y admirar a aquellas mujeres que de no haber sido por ellas, hoy ni siquiera estaríamos en donde estamos. A apoyarnos y basarnos en nuestras similitudes que como mujeres tenemos y reconocer la violencia de género que nos persigue en todos los aspectos para así fortalecernos y seguir luchando y erradicando estereotipos y el machismo de los que se caracteriza nuestro país que atentan con nuestra verdadera identidad. 

Hoy nuestras legisladoras tienen el gran poder de usar su voz por aquellas mujeres que no pueden alzarla: aquellas que viven la violencia doméstica, aquellas que perdieron a sus hijas a manos de un feminicida, aquellas que acusaron a su violador solo para verlo libre, aquellas que lo han perdido todo, y además legislar y crear políticas públicas a la altura de lo que estamos viviendo. Sin olvidar el liderazgo que como mujeres tienen y que nos ha hecho llegar hasta donde estamos, un liderazgo sensible ante las problemáticas sociales que son las que están en repunte el día de hoy. 

La lucha continúa. La agenda feminista tiene un panorama lleno de retos que fueron ampliados por el SARS-CoV-2 (COVID-19), pero estoy segura de que saldremos adelante con todas las enseñanzas que nos trajo esta pandemia y con las ganancias también.

Hoy necesitamos ser esos agentes de cambio ante un  México actual que grita con desesperación la justicia y seguridad de aquellas mujeres a las que se les ha vulnerado.

 Si volteamos atrás, que sea para observar lo que hemos avanzado y admirar a aquellas mujeres que lucharon para que hoy estemos donde estamos y volteemos para adelante, pero ahora con más fuerza, concientizando que es un año diferente en el que no debemos bajar la guardia en favor de todas las mexicanas.

“Por las que fueron, por las que somos y por las que serán”.


Karla Doig Alvear. Abogada, servidora pública, feminista, articulista, apasionada de la lectura, los animales y  el empoderamiento de la mujer desde todos los ámbitos. Licenciada en Derecho por la Escuela Libre de Derecho de Sinaloa, Licenciada en Nutrición por el Centro de Estudios Superiores México Americano (CESMA) y Maestra en Políticas Públicas por el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM).

 

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