martes 26 noviembre, 2024
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«TENGO ALGO QUE DECIRTE» Relatos de COVID

 

Relato 1

-Pues déjame decirte que creo que tuve Covid. Estuve una semana sintiéndome muy mal, perdí el gusto y el olfato, sentía que no me podía mover. Dolores en huesos y articulaciones y ojos de vampiro. A mi esposa y mis hijos no les fue tan mal, pero a ellos les duró dos semanas casi tres, a mi sólo una…

– ¿Cómo dices que crees? ¿Que no llamaste para que te hicieran la prueba y seguimiento?

¿Seguimiento? ¿Qué es eso? Eso no existe aquí en mi pueblo… aquí te sientes mal y te vas a tu casa y haces lo que puedas. Aquí es que te recuperas o te mueres en tu casa.

Relato 2

Mensaje 1: “Avisamos a todos que nos hemos enterado que una familia entera de nuestro condominio tuvo Covid y NO nos informaron. Lamentamos esta actitud irresponsable de su parte y nos resulta molesto que no hayan avisado en su momento”.

Y llueven mensajes con odio y reclamos de todo el condominio, a lo que contestan:

Mensaje 2: “Queridos vecinos: hace mes y medio mi familia entera tuvo Covid. Es toda una situación complicada que no le deseamos a nadie. Sabemos que este virus es muy contagioso. Les aseguramos tomamos todas las medidas y recomendaciones que nos hizo el sector salud, tan es así que NADIE se contagió y todos están sanos. No tuvimos contacto con ninguno de ustedes durante este periodo. Ya nos dieron de alta y también ya terminó el aislamiento. Continúan dándonos seguimiento las autoridades sanitarias”.

Dos días después:

“¡Vecino! Muchas gracias por ser el único que nos habló para preguntarnos por nuestra salud y ofrecer ayuda. Te aseguro que hicimos todo lo que hay que hacer. A mi madre le dio vómito, mi padre, mi hija y mi esposo tuvieron mucha fatiga y poca fiebre, y a mí me fue más mal por una semana, casi principios de neumonía. En esos momentos, con toda la familia entera enferma, te juro que no se me ocurrió llamarte. Disculpas. Estábamos encerrados y haciendo todo para mantenernos a distancia del mundo, tratando de cuidarnos y curarnos. Lo que te puedo decir es que lo más difícil de esta enfermedad es el miedo a morirte. Gracias por tu comprensión y apoyo”.

Relato 3

-Pues qué crees? Tengo Covid pero está súper leve, es como nada.

-Pero, ¿no estabas en la playa el fin de semana?

-Sí, ¡estuvo increíble! Me fui con unos amigos surferos. Dos de ellos tenían Covid pero no pasa nada. Nos la pasamos súper. 

Relato 4

“Te aviso que el laboratorio tuvo que cerrar por Covid. Somos varios infectados”.

De inmediato llamé a dos de mis amigos. El primero me dijo:

-A mi cuñada le dio Covid. Nosotros estamos bien, pero tenemos que ayudarla y hacernos cargo de su hija. Ella está aislada en su casa y hay que llevarle medicinas y comida. Por suerte no le ha dado duro.

¿Se hicieron la prueba?

– ¡Ay querida! Aquí no hay pruebas. Eso les puede tocar a ustedes en la capital, no a quienes vivimos tan lejos. Aquí estamos perdidos. Y lo que menos quieres, es ir a un hospital porque meten a tu familiar y luego nunca los ves más, tenga o no tenga Covid. Así que aquí, si nos llega a tocar feo, se prefiere morir en casa que en un hospital sin familia al lado. Nadie va al hospital”.

La segunda me dijo:

“Pues mira, a mí me ha dado de todo; dengue, chicungunya, influenza… en este te sientes igual de mal, pero la diferencia es el miedo que te da no saber dónde se va a parar el bicho. Lo más difícil de todo es la depresión que te da y la culpa que sientes al no saber si eres responsable o no de infectar a otros…”

Relato 5

“Regresaba de la playa con mi hijo y empecé a sentirme mal. Tenía como presión en el pecho y tos. Mi hijo también y me dijo que podía ser el aire acondicionado. Habíamos pasado unos días maravillosos en la playa con mis nietos. Me encanta dormir con ellos al lado y disfrutarlos jugando en la arena. Total… cuando llegamos a la ciudad mi hijo nos llevó directo al hospital a ver a nuestro doctor de cabecera. Nos hicieron pruebas y nos enviaron a casa. Mi hijo habló con la señora que me ayuda y me cuida en casa para que se pusiera tapabocas, mascarilla y guantes, sólo por precaución. Me bombardearon de vitaminas y medicinas. A los dos días, mi hijo me dijo que tenía principios de neumonía así que tenía que quedarme en casa y cuidarme mucho. Así lo hice. Fueron cuatro días horribles y los que siguen como si nada. Una semana después, estaba tan bien que pude ir a desayunar con mis amigas, una de ellas muy mejorada después del infarto que tuvo el año pasado. Me pidieron que me hiciera otras pruebas, pero esta vez fui al hospital que me queda más cerca de casa. El doctor de ahí me enseñó mi radiografía de pulmón y me dice: “mire, su pulmón va mejor. Menos mal que el Covid no le hizo algo más grave. ¡Ay, amiga! Te juro que yo no sabía nada…”

Relato 6

“Decidimos ir a trabajar a un pueblo donde no hay Covid sólo unos tres días. Era necesario continuar el proyecto que llevamos haciendo hace mucho tiempo. Todo estuvo bien.

A nuestro regreso, al llegar a casa, me dicen que mi padre tiene Covid y que no me quisieron avisar para no asustarme, que está aislado en su recámara y que debo hacerme la prueba”.

Relato 7

Mensaje de voz en celular, (favor de leerlo imaginando voz aguda y con una papa en la boca):

“Hoooolaaaa, ¿cómo están? Oigan… venga a la fiesta que se va a hacer ahí donde siempre. Va a estar súper chida… irán una DJs bueniiiisimos. La idea es que habrá chavos infectados de Covid para que pues así, random, veamos si nos infectamos también. Ósea, como lo han dicho los doctores, si te infectas, ya eres inmune y pues así… los esperamos… solo cuesta mil pesos la entrada y van a tener barra libre toda la noche. ¡Anímense! ¡Vengaaaan!”

Relato 8

– “Cuando llegue a su casa, los dos estaban mal. Mi padre no podía dar un paso y a pesar de su negativa, me los llevé al hospital. Tenían a mi madre en una habitación y a mi padre en otra. Ella estaba mejor, podía caminar. Tuvimos la suerte de que el doctor y la enfermera nos permitieran estar con él. Yo, vestida de astronauta y dejándoles su espacio. Y fuimos afortunadas… mi madre pudo estar con él tomándole la mano hasta su último respiro y yo, amorosamente abrazándola…

 

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