Han pasado dos décadas desde que se inició un nuevo siglo, veinte años donde han crecido generaciones y hemos visto nuevas interacciones de la sociedad.
Para aquellos que nacieron en una cultura de visitar una tienda departamental donde un letrero decía “No tocar”, serán sus hijos que ahora a través de “tocar” una pantalla compren desde casa.
Para aquellos que fueron educados con preservar y cuidar aquello que se les compraba, sus hijos destruirán aquello que les regalan por el simple hecho de que el próximo año será caduco.
Así puedo nombrar varios ejemplos, unos dirán que es capitalismo, otros dirán que es el 5G, habrá quien diga que el pasado es mejor, indudablemente dirán que la evolución fue involutiva, sin olvidar a los disruptivos.
Iniciamos este siglo de color plateado, color que dominó el inicio del 2000. Con un temor tecnológico, porque “se creía” que las computadoras no reconocerían los números subsecuentes al 1999. Se decía que los bancos, la base de datos, las memorias serían borradas, solo sucedió hasta que Las Torres Gemelas fueron derribadas hasta 2001, tan sólo nueve meses después; entonces sí, mucha información fue que se perdió.
A los niños, les nombraron millennials, los abuelos cuidaban de ellos, mientras los padres trabajaban (si es que tenían padres, y había trabajo, hoy es otra historia). Las redes sociales no existían, la internet entonces se comercializaba. Después, los millennials fueron adolescentes, las redes sociales ya existían, los smartphone marcaban “la nueva normalidad”, sin embargo, el siglo XX aún vivía.
Ya entramos en la segunda década de este siglo, los millennials son adultos, la tecnología es parte de nuestra vida, los valores se han ido transformando, y la internet es el eje de una sociedad dividida.
Los prófugos del siglo XX, siguen discutiendo si es mejor el capitalismo o el socialismo, si Rusia ganó la Segunda Guerra Mundial. Los prófugos del siglo XX creen en el petróleo, se rehúsan a las energías limpias, creen que el pasado ha sido mejor, el recuerdo de lo vintage y lo retro es la moda, ¡Ellos están de moda!
El calentamiento global no existe, son eras que la tierra tienen que pasar, pero, si existe, entonces fue culpa de la Guerra Fría, y volvemos a discutir, ¿quién realmente ganó la guerra?
Los prófugos del siglo XX se preocupan por el futuro que van a dejar a sus hijos, a sus nietos, un poco tarde les llegó la consciencia, la era de “el amor libre” lo distrajo un poco, Vietnam los marcó de por vida, el muro de Berlín dividió su mundo.
Los clásicos del rock era verdadera música, los conciertos, la ruptura del arte, vieron nacer la cibernética.
Los prófugos del siglo XX, es un estado mental de vivir en el pasado, no tiene nada que ver con la edad.
Los cambios tecnológicos han sido en tan poco tiempo, que la asimilación de las ideas y conocimiento no han permitido a la sociedad discernir y evaluar, seleccionar y seguir. Por instinto de su estructura mental es ser incluyente, aunque la naturaleza sea selectiva. Los prófugos del siglo XX, serán eternos jóvenes que cambiarán al mundo, pero no se han dado cuenta que el mundo cambió primero que ellos. Y el mundo grita nuevas estructuras sociales, más allá de la dicotomía “rico-pobre”, “amigo-enemigo”, “blanco-negro” la tierra grita “I can´t breath”, solicitando energías limpias, pero la rodilla del prófugo del siglo XX tiene sometida a la naturaleza hasta asfixiarla poco a poco.
El mundo cambió y parece que no se han dado cuenta, el tinte y el botox los mira jóvenes en el espejo, mientras los jóvenes se decoran de ideas retro y vintage.
El espíritu del hoy prófugo del siglo XX, sigue tan vivo que quiere cambiar al mundo. Pero el mundo ya cambio, es diverso, y no le sirven las estructuras políticas de antes, necesita urgentemente de nuevas, no requiere de analogías para comprenderse, necesita de praxis emergentes que la hagan respirar y tener vida propia sin lamentarse de un pasado.
Los prófugos del siglo XX, siguen discutiendo quién ganó la guerra, el socialismo o el capitalismo; cuando los perdedores de esa guerra hoy son potencias mundiales.
