En la primera semana de abril, Ana Paola, de 13 años de edad, fue asesinada y violada en su casa en la ciudad de Nogales, Sonora, mientras guardaba la cuarentena para evitar contagiarse de coronavirus. A los pocos días, Jennifer, otra menor de 5 años de edad, fue asesinada a golpes por su padrastro, en un domicilio del municipio de Pesquería, Nuevo León. Estos casos grotescos son sólo una muestra de la violencia contra la niñez que las autoridades han reportado e investigan en los últimos días en el país.
Si bien se ha recrudecido con la cuarentena, desgraciadamente esta violencia no es nueva. De acuerdo con la ENDIREH 2016, una de cada tres mujeres mayores de 14 años reportó haber sufrido violencia física durante su infancia.
ONU Mujeres, a través de un comunicado del pasado 5 de abril, mencionó que en 2019 se registraron 98 niñas y adolescentes víctimas de feminicidios y 191 niñas y adolescentes víctimas de homicidio doloso, lo que equivale en México a que, en promedio, una niña es asesinada a diario. El organismo remarcó el posicionamiento de que la necesidad de permanecer en los hogares puede agudizar los riesgos para mujeres, niñas y niños (Expansión 04-08-2020).
Para Frida Guerrera, las cifras en torno al feminicidio infantil en México se quedan cortas. En una entrevista proporcionada a La Razón, la activista mencionó que el problema con el feminicidio infantil es que la sociedad no se atreve a reconocerlo. “Es un crimen tan espeluznante que como sociedad nos rehusamos a considerarlo como feminicidio, preferimos decir que se trata de un infanticidio, pero son cosas totalmente diferentes”, aseguró (La Razón 02-17-2020).
De acuerdo con cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública en México (SESNSP), del 2015 al 2019 se registraron 356 atentados contra menores de edad. Y los estados donde se han registrado más feminicidios del 2015 a la fecha son Veracruz, Estado de México, Ciudad de México, Nuevo León y Puebla.
Un balance presentado por la Red por los Derechos Infantiles en México (Redim), con datos proporcionados por el SESNSP muestra que uno de cada 10 feminicidios en territorio mexicano afecta a niñas y adolescentes (El Heraldo 02-17-2020).
Y si bien la población infantil, sin diferencia de género, es vulnerable en sí, el ser niña es un riesgo mayor.
De acuerdo con el informe Violencia y feminicidio de niñas y adolescentes en México, presentado en 2019 por ONU Mujeres, a lo largo de sus vidas las niñas sufren diversos tipos de violencia en todos los ámbitos: en el hogar, en el espacio público, en la escuela, en el ciberespacio, en la comunidad, etcétera. Un ejemplo de ello es que el porcentaje de atenciones por violencia sexual registrada por la Secretaría de Salud es cinco veces mayor en las niñas que en los varones menores de 18 años.
En este país pasamos de tragedia en tragedia y la capacidad de asombro no llega a un límite. Niñas golpeadas, violadas, asesinadas en sus propios hogares, incluso por quienes debían de protegerlas. Un país donde nos asustamos más de las protestas que de los crímenes que dan pie a la rabia en la garganta de quienes dicen “Ni una más”.
Esta pandemia nacional de violencia lleva años en crecimiento exponencial y a pocos parece asustar. ¿Hasta cuándo seguiremos permitiendo que nuestras niñas terminen sus vidas en lotes baldíos, en contenedores de basura?
Tal parece que no es obvio que a las niñas no se les debe tocar, ni violar, ni matar.