viernes 20 septiembre, 2024
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«COLUMNA INVITADA» 25 de noviembre: ALERTA

 

Mientras sigamos leyendo que a miles de mujeres las violentan no podemos ni debemos dejar de hacer patente el día 25 de noviembre y en general todos los días 25 de cada mes, rememorar esa fecha para señalar la violencia y erradicarla, es la finalidad.

Para muchas y muchos podrá ser un discurso que ya cansó, pero lo cierto es que quienes no se han cansado son aquellas personas que violentan a una mujer, en la forma que sea: verbal, física, económica, psicológica, de manera notoria o invisible, por acción u omisión, el caso es que resulta necesario seguir señalándolo para que cada día, sea una vulneración menos.

En el marco del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, donde se reconoce a nivel mundial la violencia de género -derivado de un acto lamentabilísimo como fue el asesinato de las hermanas Mirabal en República Dominicana durante el año de 1960- también se activa la Alerta de Género en la Ciudad de México.

Las mariposas lograron despertar esa alerta, la que camina y encamina la lucha feminista, en todos lados, particularmente en América Latina, donde ahora más que nunca se violentan los derechos humanos al grado de arrebatar la vida, de muchos y muchas, sin embargo el grado de saña contra las mujeres es evidente.

Eliminar la violencia en muchas ciudades y países ha dejado de manifiesto que las acciones de los gobiernos no han sido suficientes, sin embargo es ahora el momento de poner la mano fuerte sobre la mesa y gritar un basta ya.

Ese grito debe ser fuerte y es necesario porque, por lo menos en México, como en ningún otro momento se requiere de acciones que protejan el entorno de las mujeres que participan en la vida pública, no únicamente en los cargos de elección popular, sino en el desempeño de las diversas tareas de las administraciones públicas de los tres niveles de gobierno y en los tres poderes, así como en las designaciones en los organismos autónomos, la urgencia es en virtud de la obligatoriedad de la paridad en todo.

Ese principio constitucional puede dejar en evidencia el lado más violento de quienes no quieren compartir el mando y el poder. El hecho de que las mujeres por obligación y en cumplimiento constitucional deban ocupar la mitad de los espacios públicos y de toma de decisión, que ello sea con igualdad de salarios y emolumentos, con el poder de decisión al cien por ciento, en igualdad de condiciones que los hombres, puede ponernos en grave riesgo.

Pero el panorama se torna más oscuro si las mujeres son de comunidades y pueblos indígenas, en circunstancia de discapacidad, de la diversidad sexual o en alguna otra cuestión de vulnerabilidad.

La paridad en todo es producto de la lucha que se visibilizó con la muerte de las mariposas, sin embargo tuvieron que pasar casi 60 años para que las consideraciones a favor de las mujeres se concretaran y además, debemos tener claro que no ha sido una prerrogativa concedida. Es un logro de muchas, por cierto algunas de ellas ya no están físicamente en este plano, pero su lucha permitió tener actualmente una legislatura práctica e históricamente paritaria.

Es por ello que, esa exposición en cumplimiento de un mandato constitucional puede devenir en maltrato de género.

No es fácil compartir los espacios públicos, por tanto, la experiencia nos recuerda las resistencias cuando de incluir a las mujeres se trata. El contexto que se vivió en el proceso electoral 2014-2015 cuando los partidos políticos debieron integrar sus candidaturas a congresos locales y al federal de manera paritaria: 50 por ciento hombres y 50 por ciento mujeres, lo que se materializó a través de sanciones de la autoridad electoral administrativa, así como de sentencias de los tribunales electorales, en ambos casos local y federal.

Ahora mismo, con una legislatura en el Senado de la República con casi la mitad de mujeres y presidida por una de ellas, en los nombramientos de algunas entidades para designar magistraturas electorales, los plenos quedaron integrados solo por hombres, en franco retroceso al principio de paridad en todo, irrisoriamente aprobado este año por esa misma legislatura.

Siempre ha sido arrebatando, luchando contra la discriminación y formas invisibles, en muchos casos, de violencia contra las mujeres, es como se ha avanzado. Tendremos días naranjas y 25 de noviembre, siempre, hasta que se haga costumbre.

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