El poder compartir aprendizajes es algo que me encanta, actualmente cuando existe un paro de actividades laborales en mi vida, situación provocada por otras personas como les platique en el artículo anterior Caminando con la Verdad, me ha dado la oportunidad de hacer un alto en mi vida, y darme cuenta lo valioso que es tener un trabajo, lo valioso de ser parte de una empresa como la Cooperativa La Cruz Azul, donde los valores y principios del cooperativismo se habían borrado totalmente, la esencia de una cooperativa pone como eje central al individuo sobretodo lo material, actualmente hay cooperativas de consumo, de producción, de ahorro y préstamo, todas ellas se dedican a su área de especialización sin dejar de lado la filosofía cooperativa. Siempre respetando sus principios y valores.
Cuando entiendes la esencia cooperativa es fácil comprender que algunas empresas tradicionales realizan compromiso social con una finalidad comercial, sin embargo, las sociedades cooperativas llevan a la práctica esta responsabilidad por convicción. Los socios de la misma se comprometen hacer esa labor. Sin embargo, para los socios de la Cooperativa La Cruz Azul, todo eso se ha perdido, la filosofía que ha permanecido durante más de 31 años ha sido de corrupción, autoritarismo y beneficio familiar.
Han sido muchos años de abuso y mentiras, pero siempre hay una generación que despierta, exige transparencia, lucha por los ideales que fueron inculcados desde pequeños y sale al rescate de esto que se ha perdido, es ahí cuando hacemos el alto y nos damos cuenta lo valiosa que es nuestra empresa.
El aprendizaje que hoy llevamos ha sido duro y desgastante, no fácil, hemos desarrollado capacidades que tal vez las teníamos guardadas porque estábamos en nuestra zona de confort, el valor de ayuda mutua ha sido de lo más destacable en este proceso, la responsabilidad, democracia, igualdad, equidad y solidaridad han vuelto a surgir, teniendo de frente los valores éticos de honestidad, transparencia y preocupación por los demás.
Es increíble que para volver a tener todo esto se tenga que pasar por un proceso difícil, sobre todo primero aceptarlo como realidad, y después procesar y aprender. El ser humano durante su vida acumula aprendizaje mediante situaciones difíciles, de incertidumbre y retos, pero principalmente es así como de golpes fuertes se valoran las cosas, se aprende y se desarrolla la resiliencia. De todo esto surgen las emociones, evidentemente que también hay que sanar, sobretodo no alimentar emociones como el odio, venganza, miedo, angustia, etcétera, porque enferman, hay que trabajarlas y disolverlas.
La fuerza para volver a empezar nos la da la convicción de que intentarlo otra vez vale la pena. La vida nos exige que seamos capaces de crecer y los nuevos caminos son un llamado a sentir a fondo el pulso de la vida, a renovarnos y descubrir nuevas realidades.
