Las ocurrencias nunca salen bien.
Algunos las utilizan para desviar un tema, otros para llamar la atención y otros más para hacer el ridículo.
El gobernador de Nuevo León, Jaime Rodríguez aprovechó las tres.
Intentó desviar el tema del incremento de feminicidios en su estado, desvirtuó una larga lucha de discriminación contra la mujer que termina en homicidio e inventó una palabra: “hombricidio”.
Y acudió al principal recurso de un político cuando se equivoca, acusar a los medios de comunicación de sacar de contexto, una más, en este caso, de sus desafortunadas declaraciones.
Hace unos días, recurrió nuevamente a su misoginia y cuestionó el por qué se hablaba tanto de feminicidios y no de hombricidios: “el número de feminicidios, cierto, nos ha crecido. Cuál es el origen. Hablan de feminicidios, pero no hablan de hombricidios. Si, se ve común que un hombre cometa un delito o sea asesinado o ejecutado y hoy tenemos este flagelo que es el feminicidio”, argumentó el gobernador.
No es broma, pero además, le tiró más leña al fuego cuando comentó, que en Nuevo León las están matando, porque cada vez hay más mujeres que se dedican al narcomenudeo.
Una lástima lo que dice un gobernador bronco, salvaje, incapaz.
Si no le gusta que Nuevo León sea el tercer estado en el país donde se cometen más feminicidios (53 casos de enero a septiembre, de este año), pues que se ponga a trabajar.
Me recordó a Eruviel Ávila, cuando era gobernador del Estado de México, que para justificar el alto número de feminicidios, dijo que las mataban en otros estados, pero las iban a dejar en la entidad que él gobernaba.
La actitud campirana, ser dicharachero y no tener límites, no exime al “bronco” de ser un ignorante.
“Hombricidio” no existe. Y feminicidio es el asesinato de mujeres por el simple hecho de ser mujeres.
Sus dichos los atajó de inmediato la senadora Martha Lucía Mícher, presidenta de la Comisión para la Igualdad de Género: “a las mujeres nos matan por no cumplir con los estereotipos o roles de género que la sociedad machista y discriminatoria nos ha impuesto, como ser obedientes, sumisas, dependientes económicamente o por no vestir de acuerdo a la norma”.
El hosco gobernador ofreció disculpas en sus redes sociales y señaló que seguirá trabajando para erradicar la violencia contra de las mujeres.
Las declaraciones contra las mujeres se han vuelto comunes y eso no debería ser soslayado. Ellos ofrecen disculpas y asunto cerrado. No. Tratándose de funcionarios algo debería ocurrir para que pongan el ejemplo.
José Manuel Mireles, subdelegado del ISSSTE, llamó “pirujas” a las parejas de derechohabientes y se refirió a una mujer como una “nalguita”.
El gobernador nuevoleonés ya lleva varias.
En el 2016, dijo: “es mejor que nosotros como padres le digamos al hijo, mira lo que va a pasar, mira hijo, ven acá, a una niña gorda no la quiere nadie”.
En el 2017, quiso ser simpático: “yo fui amamantado por mi madre, tuvo diez hijos y no le pasó nada. Sigue estando buenota mi mamá, buenísima….”.
El año pasado se le recuerda por sus comparaciones: “mi caballo anda conmigo como anda mi vieja y come menos que mi vieja, entonces me sale mucho más barato que mi vieja”.
Sé que la batalla contra estos comentarios es dura e interminable. Pero si los funcionarios públicos son los primeros en cometerlas, la lucha será mucho más compleja.
Para algunos podrán ser palabras chuscas que dan risa.
Pero no se trata de chistes, son comentarios que agreden y ya conocemos la historia de la violencia, después de lo verbal, viene lo físico.