Ellas se reúnen para tejer. No tejen manteles ni carpetas para su mesa. Tampoco chambritas para bebés ni bufandas para Navidad. No. Ellas se juntan para tejer sus sueños en forma de muñecos. Participan en un taller de Amigurumi porque la moda japonesa de tejer peluches en crochet les robó el corazón. Un pasatiempo –sin duda algo Kawaii– que les ha permitido contar con nuevas amigas y expresar toda su creatividad haciendo “monos” en forma de animales, flores, alimentos y toda clase de personajes famosos para niños.
Algunas están jubiladas, como Martha Aguilar –coordinadora del taller–, quien teje muñecos desde hace más de 40 años y cuenta que, si bien fueron los japoneses quienes pusieron en el mapa al Amigurumi, su primer encuentro con esta técnica de tejido tuvo lugar en la década de los 70 durante un viaje familiar a Estados Unidos, donde conoció la revista de manualidades Crochet toys, gracias a la cual encontró su pasión.
Cuando llegó a Reiyukai –la asociación japonesa donde ahora se reúne con sus alumnas para enseñarles la técnica–, ella se incorporó al taller como una alumna más, pero hace cinco años quedó al frente. En él puede participar cualquier persona con cierto conocimiento en tejido básico de cadena, medio punto alto y bajo.
Casi todas las que ingresan al taller comienzan tejiendo una manzana o un pájaro. Una vez que dominan la técnica, sueltan su creatividad y ahí surge la magia, porque “cuando una mujer teje, crea una idea, brota una ilusión, nace una mirada”.
Y las ideas que surgen del grupo de Amigurumi de Reiyukai les han permitido fusionar la cultura japonesa con las tradiciones mexicanas. Ellas saben que “cuando una mujer teje, teje con su madre, con su abuela, con sus ancestros entre los dedos”.
Por eso se entusiasmaron con el proyecto de montar una ofrenda con muñecos tejidos, para “no dejar morir” la costumbre mexicana de recordar a los antepasados. Entonces decidieron homenajear a don Gabilondo Soler, “Cri-Cri”, tejiéndole una Ofrenda de Muertos, porque sus canciones siguen vigentes y sus personajes son como oro molido para sus manos creadoras.
Así, ellas pusieron manos a la obra tejiendo –contra reloj– varios de los personajes más queridos del grillito cantor, como “La Negrita Cucurumbé”, toda la fauna de “Caminito de la escuela”, la abuelita de “Di por qué”, la hormiga de “El chorrito”, las letras en “La marcha de las vocales”, “El ratón vaquero”, el “Negrito Sandía” y, por supuesto, “Los tres cochinitos”.
El objetivo era echar a andar toda la creatividad posible. Por eso, cada integrante del taller eligió una canción que le inspirara a elaborar su propio patrón y a los personajes relacionados con ella. Pero todas tejieron calaveritas, flores, alimentos y hasta el “papel picado” para adornar la ofrenda.
Cri-Cri está de fiesta porque ya tiene una ofrenda a la japonesa. Y los está esperando para admirar la delicadeza, dedicación, inteligencia y arte de esas mujeres que, cuando tejen amigurumis, “son niñas jugando a imaginar lo bello de las tramas…”.
Ofrenda de Amigurumi
Dedicada a “Cri-Cri”
Taller de Amigurumi
Reiyukai de México
Luz Saviñón 513, 2do. Piso
Col. Del Valle, Benito Juárez.
Horarios de visita: Lun, Martes, Jueves y Viernes, 10:00 a 17:00 horas/ Miércoles, 10.00 a 18:30/ Sábados, 10:00 a 16:00. Hasta el 11 de noviembre. Tel. 5669 26 21 (informes para el taller).