Cuando escuché que Peniley Ramírez iba a hacer una pregunta en la conferencia matutina del Presidente López Obrador, levanté la vista de mi reporte sobre estrategias de comunicación y mi mirada quedó fija en la pantalla: Ahí estaba la reportera de Univisión Investiga, con su vestido rojo y un tono desafiante. He leído mucho a Peniley, sobre todo últimamente con las investigaciones sobre la presunta corrupción de Manuel Bartlett. Me han dicho también que Peniley es actualmente una reportera que utiliza su poder para sacudir conciencias. Me dispuse entonces a dejar lo que estaba haciendo para darme la oportunidad de atestiguar este acontecimiento tan significativo y excepcional; un momento especial en la historia de Las Mañaneras, que es el escenario para observar el ejercicio del poder.
Peniley le preguntó al Presidente si sabía que era el fentanilo. Esperó pacientemente a que le diera una larga explicación para demostrar que sí sabe. Después de haber preparado el terreno, vino el mensaje: su gobierno no está haciendo lo suficiente para combatir la producción de esa droga sintética que envenena a la población de Estados Unidos y que enriquece principalmente a productores chinos que lo trafican utilizando plataformas de internet y bitcoins. El Presidente dio el acuse de recibo y declaró que ha informado a las autoridades norteamericanas sobre los avances en ese terreno al igual que ha recibido información sobre el combate de EU al tráfico de armas. Peniley le dijo que hay información de que muchos de los laboratorios clandestinos que su gobierno ha destruido son de otras cosas, pero no de fentanilo. El Presidente se comprometió a darle información al respecto.
Pero ahí no terminó la historia de la participación de Peniley Ramírez en la conferencia. El vestido rojo preguntó al Presidente sobre lo que han publicado varios medios en torno a las grabaciones que la empresa Oro Negro está utilizando en un tribunal de Canadá para tratar de demostrar que Pemex la perjudicó por negarse a participar en los sobornos que acostumbraba solicitar. Hubo un intenso intercambio entre el Presidente y ese vestido rojo que insistía en obtener una respuesta más clara y contundente que la que se había dado el día anterior. El vestido rojo quería saber si Andrés Manuel López Obrador iba a actuar directamente contra el expresidente Peña por la información de las grabaciones sobre el financiamiento ilícito a su campaña a través de quienes después fueron contratistas de Pemex.
Minutos después, Peniley Ramírez le diría a Carmen Aristegui que finalmente a ella no le quedó clara la posición del presidente López Obrador. Por una parte dijo que él no va actuar contra el expresidente Peña y que eso sólo podría hacerlo una decisión de la ciudadanía, pero que aún así el trataría de convencerla de que miraran hacia el futuro y no lo juzgaran. Pero por otra, el Presidente dijo que él ya sabía de estos ilícitos y que incluso había escrito sobre ese asunto. Ella dijo que quiso hacer hincapié en que mucha de la gente que hace crítica, ya sea de oposición formal o informal, ha preguntado continuamente si se investigará o no. Sin embargo, Peniley dijo que se había quedado con la impresión de que el Presidente no quiere darle mayor importancia al tema de los audios y que no está suficientemente informado de la relevancia de lo que está tratando el tribunal de Canadá; un tribunal que está juzgando no sólo la corrupción del gobierno anterior, sino que su decisión podría afectar de manera muy importante al gobierno actual, que se tendrá que hacer responsable.
Quizás a Peniley Ramírez no le quedó suficientemente claro, pero para mí hay una pista clave en la respuesta del Presidente López Obrador, algo que ya había mencionado pero hoy quedó suficientemente claro: La ley para organizar consultas ciudadanas no sólo se aplicará para la revocación de mandato, sino para el juicio a expresidentes. El vestido rojo obtuvo su respuesta, aunque quizás Peniley todavía tenga que analizar ese momento en que el Presidente dijo que es una mala costumbre irse siempre con los de abajo, con los “chivos expiatorios” y que siempre quedaba la posibilidad de que la gente (no estuviera de acuerdo con él) y dijera: “‘No, hay que juzgarlos’, (y) pues para eso ayer afortunadamente ya se aprobó en el Senado, falta en la Cámara de Diputados, lo de la reforma al artículo 35 para que se puedan llevar a cabo consultas ciudadanas. En este caso, si se aprueba esta reforma y la gente dice: ‘Vámonos a la consulta para juzgar a los expresidentes’, yo tendría que obedecer a los ciudadanos”.
Como a las 11:30 de la mañana Peniley Ramírez escribió en su cuenta de Twitter: Anoche le conté a Nayeli Roldán que iría a La Mañanera y le pedí consejos. Me dijo: Llega a las 5 am, siéntate en la primera fila, vístete con un color brillante y pregunta de pie. Qué privilegio es tener en la vida una mejor amiga así.
Poco después yo retuiteé a Peniley y comenté: Desde luego fue un gran consejo de Nayeli, pero de nada sirve un vestido rojo sin buenas preguntas y una actitud inteligente. Lo de hoy fue cátedra sobre cómo abordar a alguien como Andrés Manuel López Obrador, presidente. Antes Univisión envió a Jorge Ramos que ya tenía experiencia con Trump y Maduro. Pero creo que tú tuviste más éxito. Eso pienso.
