Descontento generalizado por el alza a los combustibles: ¿Hasta cuándo levantaremos la voz?
Les abrazo con el deseo de que estos primeros días y desde luego los meses venideros, el panorama no sea tan negro como inició y como lamentablemente se auguraba.
Y es que las malas noticias iniciaron con las campanadas de bienvenida a un año nuevo. En la primera uva recibimos el gasolinazo; en la segunda, tarifas eléctricas; en la tercera, incrementos en productos básicos; en la cuarta, aumento del dólar; en la quinta, inflación; en la sexta, irritación social; en la séptima, insensibilidad del gobierno; en la octava, vandalismo; en la novena, inoperancia de la autoridades; en la décima, adiós a la inversión de mil 600 millones de dólares de la Ford; en la undécima, el amago de Trump de que apenas comienzan acciones de su desprecio a México y la duodécima: un país a la deriva.
Durante décadas, hemos sido nosotros los ciudadanos, los que pagamos las consecuencias de malos gobiernos, de la interminable corrupción, la impunidad, la omisión, de pésimas políticas públicas; de diputados y senadores levantamanos que legislan por consigna e incluso para su propio beneficio. Y nuevamente para que no se nos olvide, nos la vuelven a cobrar.
¿Hasta cuándo?, sin violencia, sin vandalismo diremos un sonoro y contundente: ¡Ya basta!
En su mensaje de Año Nuevo, otra vez, el presidente Enrique Peña Nieto llamó a la unidad y serenidad entre los mexicanos para enfrentar los inmensos desafíos del 2017.
Unidad “SÍ”, entre la sociedad, para exigir rendición de cuentas; para no permitir más abusos de funcionarios y políticos descarados, inconscientes y corruptos; para evitar que sigan viviendo del erario público; para no permitir más saqueos; para castigarlos; para quitarlos si no pueden; para tener gente capaz y para que sepan que no estamos con los brazos cruzados.
¿Se podría estar sereno?
La indignación y la ira eran previsibles. Hemos sido insultados y agredidos otra vez. Mientras se conocía del aumento en los combustibles, también nos enterábamos de los bonos secretos de fin de año para algunos legisladores.
No tienen vergüenza, seguiremos pagándoles durante este convulso y dinamitado año 2017 sus gastos médicos, teléfonos inteligentes, automóviles, choferes, comidas y hasta vales de gasolina a políticos y funcionarios de los tres órdenes de gobierno. Pero ellos, tranquilos, sin problemas, mientras más de 50 millones de mexicanos viven en la pobreza.
Así comenzamos 2017. Con una cuesta, que ya no será de enero, sino semestral, si bien nos va.
Comenzamos enojados, con hartazgo y con la novedad de que “algunos” han aprovechado la vorágine para atemorizar a la sociedad a través de las redes sociales, con mensajes de pánico y de supuestas acciones que podrían ocurrir ante el descontento generalizado. Qué deleznable y triste. No es difícil imaginar de dónde vienen.
Feliz 2017: EPN.