viernes 22 noviembre, 2024
Mujer es Más –
IVONNE MELGAR

«ELLAS EN EL RETROVISOR»: Ruiz Massieu y la política femenina fallida

El hoy canciller, se saltó a Ruiz Massieu con el aval de Los Pinos cuando invitaron a Donald Trump.

La salida de Claudia Ruiz Massieu del gabinete me parece una historia más de la trágica suerte de las mujeres en la política.

 

Sé que muchos dejarán de leer para refutarme enseguida que no se trata de una cuestión de género, sino de capacidades.

 

Pero el caso de la ex canciller y las causas que la llevaron al relevo evidencian con crudeza cómo las historias femeninas en la política mexicana siguen yendo de la mano con las malas noticias.

 

De entrada, y esta es otra consideración de género, me pregunto si a un varón como titular de la Secretaría de Relaciones Exteriores lo habrían saltado olímpica y grotescamente como se saltaron a Ruiz Massieu en la organización de la visita de Donald Trump.

 

Porque todo empezó con ese tema y con la preparación en secreto del viaje del candidato presidencial republicano a Los Pinos, a cargo del entonces secretario de Hacienda, Luis Videgaray.

 

Lo que hasta ahora está confirmado es que el hombre de todas las confianzas del presidente Enrique Peña, a quien en los pasillos del poder también se le llama “el vice”, marginó a la canciller en el diseño del encuentro.

 

Y la verdad es que no imagino a Videgaray haciéndole tal majadería al canciller anterior, José Antonio Meade. No lo imagino porque, claro, ambos pertenecen al mismo equipo político. Pero además porque en los códigos del “Club de Toby” una cochinada de ese tamaño resulta casi imposible.

 

Sin embargo, a Claudia Ruiz Massieu sí se la saltaron y con el visto bueno de Los Pinos, hecho que vulneró de golpe a la canciller.

 

Lo que vino después fue la reacción de la sobrina del ex presidente Carlos Salinas, la hija del asesinado político priista y ex gobernador de Guerrero, Francisco Ruiz Massieu.

 

Traigo a colación sus relaciones familiares para subrayar que Claudia creció en un ambiente marcado por los códigos del poder, que los conocía, pues. Y que por lo tanto sabía de qué tamaño fue la grosería que le hicieron.

 

Pero fiel a su genealogía priista de presunta disciplina, de tragar sapos y poner cara de Cenicienta, la también ex diputada federal y  ex secretaria de Turismo, se equivocó.

 

Se equivocó porque filtró deliberadamente su desacuerdo con la acción tomada por el Presiente y Videgaray, incluyendo la versión de que había presentado la renuncia a la Cancillería, y siguió como si nada, tragando sapos.

 

Claudia se dio el lujo de no acudir al debate que sobre el saldo de la visita de Trump hizo Joaquín López  Dóriga en Televisa. Su silla quedó vacía junto a la de Videgaray.

 

Un desplante mediático que derivó en vil berrinche. Porque quienes en esa coyuntura  consideramos que había agallas en aquella postura, esperábamos la digna renuncia de la funcionaria.

 

Pero no. Ella siguió tragando sapos. Desmintiéndose. Acomodando el discurso. Disfrutando que esos mismos señores que se la saltaron chabacanamente en la visita de Trump, la siguieran incluyendo en las encuestas de posibles prospectos presidenciables del PRI hacia 2018.

 

Ella, la canciller que no fue, le siguió sometidamente el juego al “Club de Toby” y se volvió  todavía más rehén de los tiempos y de los intereses de quienes sin pudor lastimaron su investidura.

 

Tanto les siguió el juego Claudia que apostó a que se podía enfrentar con “el vice”, cuando éste renunció a la Secretaría de Hacienda como responsable de la visita de Trump.

 

Según las versiones que circulan en los corrillos peñistas, ella se alió al secretario de Gobernación, Miguel Osorio Chong, y ese cambio de bando resultó imperdonable para un Luis Videgaray que, con o sin cargo, siguió siendo “el vice”.

 

Pienso que al margen de los movimientos que la señora Ruiz Massieu hizo para grillar a su victimario, ella debió haber tenido la dignidad política de romper con el equipo que la usó. Pero fiel a la cultura en la que se formó, se puso a hacer guacamole para el concurso que sobre nuestro platillo gourmet armó otro secretario. Y con la noticia de que ganó el concurso de buena cocinera.

 

Lamentable momento del gabinete peñista. Lamentable este miércoles el rostro de enojo contenido de la ex canciller.

 

Otra historia lamentable de política femenina fallida.

 

 

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