El ejercicio de rendir cuentas es una obligación para quienes son funcionarios y servidores públicos. En mayor medida para las personas que tienen un encargo producto de la voluntad popular.
Las personas servidoras públicas tienen diversas formas de rendir cuentas, por ejemplo los informes de sus funciones, al frente de sus responsabilidades. Muchas veces solo son por escrito.
Las personas que son representantes populares, electas vía el sufragio de la ciudadanía, generalmente presentan sus informes en eventos populares, con fiesta y verbena popular, bailes y un excesivo gasto para llenar plazas públicas, con cargo al erario. Lo lamentable es que en ocasiones el mensaje queda en segundo lugar, porque son eventos donde la movilización de personas para que vitoreen es lo más importante, para las fotos y videos que se viralizan y de los que medios de comunicación dan cuenta.
Justamente es ese mensaje que la oposición espera ansiosa para decirle a la ciudadanía que no, que las cosas no marchan como se menciona; el que debe de importar, porque no solo son cifras y obras, es darle a los gobernados una radiografía de cómo están las finanzas públicas y el desarrollo, ya sea de los municipios, entidades o del país entero.
Se debe hablar de temas que lastiman, como la seguridad o mejor dicho la inseguridad que se vive, la pobreza extrema, los pendientes en materias de derechos humanos, no discriminación, grupos vulnerables; hablar de los feminicidios, de la violencia contra las mujeres, jóvenes y menores de edad.
Y ahí, en esos tópicos, es donde la cosa realmente se pone difícil. No, nunca ha sido sencillo decir la verdad y no es precisamente por ocultar las cosas, pero aceptar que el municipio, el estado o el país no están bien, que las cosas no mejoran, dar números rojos, enfrentar el asombro de las personas al decir la cruda realidad, no debe ser nada fácil.
Por ello, en general siempre se hablará de avances. No importa en qué momento, día, mes o año lean esto, tampoco depende de la ciudad, mucho menos de los colores o ideologías políticas. Pensando positivamente, no es un asunto de mentir, es lo difícil de decir la verdad.
Aceptar que los avances son lentos, que la expectativa no es de la dimensión esperada, que brindar justicia al pueblo en la corrupción tantas veces denunciada es un asunto de procedimientos que llevan su dinámica y eso tarda; por supuesto que no es fácil.
En el ejercicio del Primer Informe constitucional, tercero en la realidad y condiciones que se ha propuesto a sí mismo el Presidente de la República, rendir cuentas y aceptar que todo va lento, no sorprende porque es visible. Pero es un acto justo decir eso y se agradece que no se den cuentas alegres.
Aunque eso en un examen, no equivale a aprobar, lo cierto es que el gobernar no es tarea fácil y menos en un país como México, con tantos pendientes, con los niveles de inseguridad que existe a todo lo ancho del territorio nacional, poderes fácticos, economía complicada, pendientes con las mujeres, los jóvenes y la niñez; el acceso a la justicia, al trabajo; la no discriminación, derechos humanos, discapacidad, el campo, el medio ambiente; sin duda son muchos subtítulos pendientes de estudio en la tesis denominada México.
El análisis de lo reportado sucederá en los siguientes días, con la glosa del informe, se agradece que no, el país no regreso al día del Presidente. El evento en Palacio Nacional, sede del Ejecutivo, es como cuando alguien invita a sus amigos a casa para platicar de un tema que es de su interés. Ni fú ni fa con eso.
Lo preciso será el análisis venidero. Ni aprobado ni reprobado este gobierno en los primeros nueve meses de existencia de la 4T.