México se encuentra en los momentos menos favorables en el entorno internacional.
Durante el proceso electoral de 2012, Noticieros Televisa transmitió los fines de semana un programa titulado “Se Busca Presidente”. En esta emisión se reportó semana a semana la actividad de los candidatos presidenciales en su campaña, y con las herramientas disponibles se evaluaba la presencia e impacto de los aspirantes en las redes sociales.
El programa lo conducía Antonio Navalón y era acompañado por Cristina López y Luis GyG.
Ya pasaron cuatro años y cuando muchos creyeron que se había encontrado al presidente más capaz de la historia moderna de México, luego del Pacto Por México y las Reformas Estructurales, la realidad del país y su máximo dirigente no es la mejor.
Enrique Peña Nieto es el presidente peor calificado desde que la demoscopia llegó a México a evaluar el desempeño de la función pública.
Y México se encuentra en uno de los momentos menos favorables en el entorno internacional.
La reforma fiscal contrajo la inversión, adelgazó a la clase media y reventó el poco mercado interno que había en el país.
La reforma energética no da resultados y las gasolinas, la electricidad y el gas es más caro para las empresas y muchos hogares mexicanos.
Una reforma como la laboral, ha causado la pérdida de derechos de los trabajadores y el salario está más deprimido que en los años del “populismo” echeverrista y lopezportillista.
No hay seguridad y la violencia reina en cada rincón del país. Los secuestros, las extorsiones, violaciones y los feminicidios han crecido como nunca.
Y por si todo esto fuera poco, Donald Trump ganó la elección de los Estados Unidos y sobre México se cierne la amenaza de la depresión económica por la advertencia de cancelar o modificar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte y la probable deportación de miles, o millones, de mexicanos que trabajan en ese país.
La respuesta del gobierno mexicano a las propuestas del que será el presidente 45 de la Unión Americana, han sido reactivas, como esperando que alguien o algo ocurra para tomar un camino.
Desde la llegada de los tecnócratas al poder, en 1982, México definió su política económica acorde a los dictados de los organismos financieros internacionales. La tecnocracia desmanteló la industria nacional, precarizó la política social y comenzó a deshacerse de los bienes nacionales como el petróleo.
La grave crisis de credibilidad en la clase política, la presidencia débil de Peña Nieto y la falta de una estrategia para enfrentar lo que se nos viene, nos hacen salir a la calle para encontrar a alguien que lidere a un México extraviado.
Es grave que 19 meses antes de que se dé la renovación del titular del poder Ejecutivo, la sociedad mencione nombres y apellidos para ocupar el lugar de quien debiera estar delante de nosotros para enfrentar todos nuestros males, que comienzan en la corrupción y la impunidad.
Se busca presidente y urge que llegue.