Por MARISA IGLESIAS
“Yo no iré a la puta Casa Blanca”, dijo ella, mientras se amarraba las agujetas. “Termina el trabajo antes de hablar”, tuiteó él, colérico. Y resulta que así fue. La selección femenil de futbol de Estados Unidos ganó el campeonato mundial y ella, Megan Rapinoe, obtuvo, además, el Botín de Oro como la mejor jugadora y el Balón de Oro como máxima goleadora del Mundial Femenil Francia 2019. Él, Donald Trump, Presidente de Estados Unidos, tuvo que morderse la lengua y felicitarlas, cuidando de no mencionar por su nombre a Megan. Y hasta hoy, no ha habido invitación oficial para visitarlo en la Casa Blanca. La “puta” Casa Blanca de Megan Rapinoe.
Megan es un huracán. Una poderosa fuerza de la naturaleza. Una atleta asombrosa, una activista feroz por los derechos de las mujeres, la diversidad sexual, las minorías de todo tipo y la paridad salarial entre géneros. Toca la guitarra y canta. Y cocina y se ríe y dona dinero para buenas causas. Y se produce unos looks fantásticos. Y besa a su novia en público. Y habla. Vaya que habla…
Rapinoe se declaró gay en 2012. En 2016 demandó, junto con tres colegas, a la Federación Estadounidense de Futbol, por la diferencia de salarios entre la selección nacional masculina y la femenina. Ese mismo año puso una rodilla en tierra para cantar el Himno Nacional de su país antes de un partido en solidaridad con los jugadores de futbol americano que así protestaron contra la violencia policial contra los negros, provocando la furia de Trump. En la final de Francia 2019 Megan simplemente no canto. Se llevó las manos a la espalda y permaneció seria y en silencio mientras seguramente millones de estadounidenses en todo el mundo coreaban el patriótico anhelo de que la bandera de las barras y las estrellas ondee para siempre en the land of the free and the home of the brave. A Megan no le gusta esta patria. No le gustan los Estados Unidos de Donald Trump.
Pero a su regreso, se permitió ser feliz y festejar con sus compatriotas, a quienes había hecho felices. “Ha llegado el momento de unirse tras tanta disputa en los últimos años”, dijo, en un estremecedor discurso improvisado. “Esta conversación ha entrado en el siguiente nivel. Tenemos que colaborar. Hace falta todo el mundo. A todos les digo: Hagan lo que puedan, vayan más allá de ustedes mismos. Sean más, sean mejores, sean más grandes que nunca… Hay que odiar menos y amar más. Hay que hablar menos y escuchar más. Es responsabilidad de todos. Es nuestra responsabilidad hacer del mundo un lugar mejor.” Joder…
Algunos fans la candidatearon a la presidencia –Megan for President- a lo que ella respondió con humor: “Lo siento, estoy ocupada”. Pero otros, como la empresa Public Policy Polling, sí lo tomaron en serio… Una encuesta suya publicada el 09 de julio le daba 42 por ciento en las preferencias electorales, un punto arriba que el mismísimo Donald Trump, en caso de ser ella la candidata demócrata. (https://www.publicpolicypolling.com/polls/rapinoe-42-trump-41/) Pero para Megan no hay mejor lugar donde poder estar que en la selección que encabeza. Su microcosmos ideal: “Este equipo es tan resiliente, tan duro, tiene tal sentido del humor, es tan terrible… Bromeamos, celebramos. Tenemos pelo rosa, pelo morado. Tenemos tatuajes y rastas. Tenemos chicas blancas y chicas negras y todo lo que pueda haber en medio. Tenemos chicas hetero y chicas gay… No hay nada que este grupo no pueda enfrentar” Joder…
Y remató con un grito eufórico de agradecimiento: “Nueva York, ¡eres lo más chingóóóóóóóóón!”. Joder…
Luego, siguió con su tour de la victoria en eventos sociales y foros diversos. Siempre emocionante y divertida. Siempre inteligente y transgresora. Siempre aprovechando estratégicamente su momento para plantarse y darles resonancia mundial a las causas que ha defendido con tanta pasión. Joder…
Oye, Marcelo, ¿no habría manera de contratarla como asesora?
