Cada inicio de ciclo recuerdo la sabiduría que encierra el concepto budista de la impermanencia, el cual nos enseña que lo único seguro es el cambio.
Es una idea difícil de captar para los occidentales que vivimos en la ilusión del “para siempre” y el “nunca jamás”, aunque la propia naturaleza nos lo grite, día con día y a través de sus diversos paisajes.
Contemplando mi vida bajo este precepto, me siento afortunada de atestiguar el cambio de estación que se avecina. Y es que, cuando el paisaje citadino se torna azul violáceo, mi ánimo mejora considerablemente. En definitiva, los primeros brotes de las jacarandas en flor me recuerdan que hay que disfrutar y agradecer las maravillas que la primavera trae consigo.
No somos en realidad conscientes de que el hermoso paisaje violeta de callejones y avenidas en barrios como la Roma, San Ángel, Coyoacán o en las áreas verdes de Chapultepec y Ciudad Universitaria, es un regalo natural de “edición limitada”, una belleza efímera que dura sólo dos meses.
Los japoneses también cuentan con una flor emblemática y estacional: la flor del cerezo o Sakura, que pinta de rosa todo el archipiélago, desde Okinawa hasta Hokkaido.
A diferencia de nosotros, los orientales valoran y aprecian a su flor primaveral. Si visitan Japón a finales de marzo o durante abril, podrán darse cuenta de ello desde su llegada. Las estaciones de tren, los cafés, las tiendas departamentales y cualquier establecimiento público o privado, adornan su entrada e instalaciones con motivos alusivos a la pequeña y elegante flor que también es utilizada profusamente en la repostería y confitería tradicional durante la estación.
La cadena Starbucks lanza cada año una edición especial de Sakura. Este 2019, ofrece dos bebidas originales: Sakuraful Milk Latte (caliente) y, Sakuraful Frappuccino (fría), ambas con sabor a fresa y cerezos en flor y toques de chocolate y jalea de fresa. También lanzaron una línea de accesorios con estampados de la flor que incluye lapiceras, libretas, termos, vasos, tazas y la “gift card”.
Los reposteros y confiteros ofrecen pasteles, mousses, dulces y toda clase de delicias con sabor y color de Sakura que, obviamente, se ofrecen como “edición limitada”. La famosa confitería tradicional “Eitaro” ha lanzado este año el “Sakura Jelly”, una semicircunferencia de gelatina rosa y cristalina, con una flor de cerezo encapsulada y endulzada con licor de sakura y miel. Tan elegante y minimalista que es el sumun de la estética japonesa.
También la cadena Coca-cola lanza anualmente una botella con diseño de cerezos para celebrar la llegada de la primavera.
Un café de menú saludable en la súper de moda zona de Harajuku, en Tokio, ofrece ahora mismo una hamburguesa vegana con pan color de rosa.
El sabor de la flor de cerezo es muy peculiar. Muy al contrario de lo que uno podría imaginarse debido a su tono “rosita”, resulta un tanto agridulce, salado y hasta picante. Digamos que es del tipo umami: imaginen un tomate maduro y jugoso con toques de sabor dulce y ácido a la vez.
Durante la temporada del Sakura, en Japón se producen toda clase de artículos con estampados de cerezo, desde pañuelos de mano y Kimonos, hasta cosméticos e inciensos con el aroma de la flor.
Desafortunadamente, nuestra jacaranda no sólo no es comestible, sino que hasta puede resultar tóxica. Tampoco tiene propiedades medicinales. Sin embargo, el hecho de que sea sólo un árbol de ornato, no degrada en lo más mínimo su belleza.
Existen varias teorías acerca de su llegada al país desde Brasil, vía los japoneses. Lo que sí está registrado es el hecho de que las jacarandas adornan las calles de nuestra ciudad desde las primeras décadas del siglo XX. Para dicha nuestra, hoy son parte indisoluble del paisaje primaveral.
Aunque no pueda comerme sus pétalos, ni comprar artículos conmemorativos en su honor, para este viernes preparé una suave y cremosa Panna cotta de limón y zarzamoras, un postre italiano que no tiene un grado de dificultad y que por lo común se sirve con frutos rojos, aunque decidí pintarlo ligeramente de azul violeta en honor a la efímera belleza de la jacaranda en flor.
Disfruten del bello paisaje edición limitada que nos ofrece nuestra geografía. Contemplen hoy el presente que anuncia la llegada de la primavera y, si llegan a pisar pétalos de jacaranda en su caminata matutina, sonrían y agradezcan porque, a pesar de la impermanencia de las cosas, seguimos aquí.
Feliz marzo.
