El sexismo está en las prácticas.
En los últimos años, ha sucedido un fenómeno curioso y bastante interesante de analizar, que por cierto, además ha sido objeto controversial entre hombres y mujeres, académicos, y en los mismos términos, en las propias instituciones: el lenguaje sexista, ¿es sexista por naturaleza?
Algunas personas dicen que sí, que desde tiempos inmemoriales, la lengua (término diferente a “lenguaje”) es usada, en este caso particular del español, en término masculinos, por ejemplo, en la Biblia se hacen muchas alusiones hacia “el hombre, el humano, Dios-hombre, padre, et.”. Y es que, incluso cultural-históricamente, la mayoría de los héroes, o personajes principales de la historia figuran ser hombres.
Ante el problema de género, los lingüistas dicen que los argumentos del género en la palabra no tienen nada que ver con la naturaleza del lenguaje ni de la lengua. El accidente gramatical (así se llama), es justamente eso, un caso meramente gramatical. Incluso hay palabras que cambian de género según su uso y no reflejan, en un sentido lógico-sintáctico, actitudes lingüísticas de género:
– El agua –> las aguas
– El águila –> las águilas
– El arte –> las artes
La profesora Irma Munguía Zataraín, profesora de la carrera de Lingüística en la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), dice que “en el origen de la lengua, estos llamados “sexismos” carecen de fundamento científico y lógico”. Agrega que hay cosas que si bien no son meramente de la lengua, sí son de las actitudes humanas. La lengua es, al final del día, parte del hombre; y como tal refleja, si bien no cosas ad hoc de sí, las intenciones y actitudes de las personas.
Por ejemplo, si bien, el género gramatical es un accidente lingüístico, hay cosas que no tienen que ver con la gramática y la sintaxis. Como lo son las prácticas de discriminación y excluyentes que se reflejan en los decires de la gente, los cuales también, muchos llegan a tener bases culturales.
Aquí en México tenemos dichos como: “Más mueve tiene un par de nalgas que una yunta de bueyes, “Lo que es del ajedrez no es de damas”, “Nunca mientas a una mujer, suelen saber la verdad antes de preguntar”; entre otras frases que, fuera de los términos de la academia formal, reflejan herencias de actitudes sexistas y que han sido heredadas de una cultura, en su mayoría, machista.
Actitudes lingüísticas
Otro tema es el de la llamada inclusión diaria, una práctica que desde los tiempo de Fox se ha vuelto un tanto viral. ¿Quién olvidaría su ya famoso ”chiquillos y chiquillas”?. Dentro de este tema, el día domingo 10 de julio, el Tribunal del Poder Judicial de la Federación del Distrito Federal lanzó un comunicado invitando a la comunidad a hacer uso del lenguaje incluyente en las propagandas electoras, ya que últimamente han sido destapados varios funcionarios políticos agrediendo (en más de un sentido) al género femenino.
La anécdota queda en que mientras las academias se ponen de acuerdo, si la sociedad llega a un punto en común o no, hay hechos que son irrefutables, como las prácticas diarias en las que, por costumbre o no, las mujeres y los hombres son excluidos, innegablemente se debe cambiar. Todo comienza con un pensamiento, y éste a su vez es palabra, y la palabra, muchas veces, es acción… o actitud, en todo caso.