También se le llama “condicional simple”.
Cuando iba en quinto año de primaria, recuerdo que me enseñaron a usar “perfectamente” los tiempos verbales. Haciendo un flash back, me viene a la mente que existían, básicamente, cinco tiempos: pasado (pretérito), presente, futuro; copretérito (terminación –ía /-aba), y pospretérito (terminación –ría).
Lustros después, estudiando morfosintaxis, me definieron, lingüísticamente, cada uno de los más de 10 tiempos verbales que tiene nuestro idioma.
Aún así, como seguramente a muchos, no me siguieron quedando claras las definiciones, ya de forma aplicada, del copretérito y pospretérito.
Intentando idear ejemplos fáciles y aplicables, pude lograr entender, al menos, la aplicación del pospretérito.
Como definición gramatical, también se le llama “condicional simple”. Y sin irnos a más rebuscamientos, a continuación podremos entender el pospretérito desde la siguiente ecuación:
SI* hoy, 4 de julio de 2016, estuviera a mi lado aquel ser que, desde muy pequeño deseé tener. Ese hermano que siempre exigí que llegara para que me acompañara en juegos, travesuras y complicidades, que pudimos hacer hasta después de 10 años. SI él estuviera vivo, la oración correcta que nos diría, es: hoy yo CUMPLO años. Pero como no es así, hoy CUMPLIRÍA años.
Entonces, el tiempo “presente”, definido por la Real Academia Española como “dicho del tiempo en el que está quien lo dice”, deja claro que tendrá que estar con y entre nosotros quien diga y ejecute la acción.
Mientras tanto, el “pospretérito”, como bien refiere su sinónimo; es un “condicional simple”. Tan simple como el hecho de que ya no está. Tan condicional como la muerte. Tan pospretérito como que hoy no cumple, sino cumpliría.