Cuando, hace 18 años, el presidente Vicente Fox estableció en el lenguaje oficial el “mexicanas y mexicanos” y el “niñas y niños”, fue porque como gobernador de Guanajuato había recibido el incansable reclamo de una feminista: las mujeres tenemos el derecho a ser nombradas.
Aquella feminista era Martha Lucía Mícher Camarena, impulsora desde entonces de una política que comprometiera al Estado mexicano con la equidad.
Extitular de Instituto de las Mujeres de la Ciudad de México, destacada en la lucha que desenmascaró la doble moral de Pro-Vida y activista sin tregua de la despenalización del aborto, Malú Mícher es la actual presidenta de la Comisión para la Igualdad de Género en el Senado de la República.
Pero más allá del cargo y las formalidades parlamentarias, la experredista y ahora legisladora por Morena es un dique de contención frente a cualquier señal o evidencia de misoginia, maltrato o exclusión hacia las mujeres.
Y es que a diferencia de la mayoría de las políticas que de manera comprensible y natural hacen tregua frente a los códigos machistas, la senadora Malú nunca cede.
Apenas este martes 13 de noviembre, durante la discusión sobre las propuestas de magistrados estatales, la morenista consiguió el respaldo de sus compañeras de diversas fracciones para solicitar se corrigiera la ausencia de candidatas en algunas entidades como Guerrero.
“Yo no puedo callarme. Yo no puedo dejar de decir que no estoy de acuerdo (…) Hemos trabajado por la paridad y la presencia de las mujeres en todos los poderes y en este caso en las magistraturas electorales porque queremos estar donde se decide sobre la vida de este país. Y no es correcta la decisión que se tomó de mantener a puros hombres“, planteó.
“Qué bueno que de 15 nombramientos, tenemos siete hombres y ocho mujeres. Sí, pero aquí no estamos en los totales, estamos en las partes. Las partes son muy importantes. Es cada estado y quién nos representa en cada estado”, alegó en tribuna.
Diputada federal por el PRD en la legislatura del 2012 al 2015, trienio en el que peleó contra el fenómeno de Las Juanitas y por pasar de las cuotas de género a la paridad, la senadora Micher ironizó sobre el discurso que corre en los pasillos del Congreso:
“No nos vayamos con el ‘Ya siéntanse contentas…’ A ver, Malú, ya no estén moliendo, ya les dimos su cuota. No. A ver: aquí no estamos hablando de dádivas ni de limosnitas ni de ya fregadas viejas, ya les vamos a dar su cuota. No, compañeros, no lo voy a aceptar“.
Argumentó que se trata de un tema de derechos y de justicia en un país donde las mujeres representa el 52 por ciento de la población y deben estar representadas donde se decide sobre la vida nacional.
Y frente a sus compañeros que la escuchaban estupefactos, advirtió: “A mí no me paguen para ser levanta dedos. No soy levanta dedos. Renuncié al PRD porque me tenían de levanta dedos. Yo no lo soy. No lo voy a ser en mi vida. Porque a mí se me enseñó que con los principios y con los ideales no se jugaba Y para mí el principio de la paridad es fundamental“.
Como protagonista de las reivindicaciones del movimiento de mujeres a nivel mundial y nacional en las últimas tres décadas, la senadora Mícher conoce los pendientes y pondera los avances de la agenda que celosamente custodia. Y de ello dio cuenta en el mensaje que en octubre pasado ofreció en la ceremonia conmemorativa por el 65 aniversario del derecho al voto femenino.
“Hemos dejado atrás las cuotas, avanzando en el paritarismo. ¡Sí!, ahora somos las paritaristas en un país democrático, que después de años y años de lucha, de fraudes, de trampas, renace la esperanza de millones de mexicanas y mexicanos para construir la patria feminista en la Cuarta Transformación con y desde las mujeres“, expuso.
“Hemos llegado aquí a base de sentenciazos, que, gracias a la Suprema Corte de Justicia, obligó a los partidos a las reformas, o a las Reformas Constitucionales, como la del Artículo 41. También, gracias al Tribunal Electoral, que ha equilibrado la presencia de mujeres y hombres“, enumeró.
Habló de las tres autonomías que deben reivindicarse: la física, la económica y la de la toma de decisiones. Y de la necesidad de extender la paridad a todos los espacios de la vida pública.
Y recordó que los logros son producto de lo que calificó como el movimiento más pacífico del mundo, el movimiento feminista.
Pero Malú es una activista más allá de su escaño. Y así quedó confirmado cuando Mayté López González, exesposa del senador Noé Castañón, acudió a la Cámara Alta para recordar, en la toma de protesta del representante del PRI, que se encuentra acusado de violencia doméstica.
Y es que la senadora Mícher se enfrentó a la Mesa Directiva que había dado instrucciones de impedir el ingreso de la señora. Y ya en el recinto, la legisladora encabezó el cobijo que varias parlamentarias le dieron en su petición de que el fuero del senador Castañón no sea freno de la justicia y Mayté pueda recuperar a sus hijos, a los que no puede ver desde hace dos años.
Nadie pudo entonces frenar el arrojo y los arrestos de Malú, quien sin miramientos enarbola las luchas de la no discriminación.
Coautora con su compañero de bancada, Germán Martínez, de la reforma al ISSSTE e IMSS para extender los beneficios de la seguridad social a las uniones igualitarias, la senadora Mícher hizo gala de su vitalidad y sentido del humor cuando, en el festejo de la aprobación, rodeada de activistas de la comunidad LGBTTTI se declaró feliz por haber avanzado “en el derecho de las personas a salir del clóset”.
