México.- Las mujeres con depresión registran menor capacidad de soñar, además de que lo hacen con menos frecuencia, sin detalles, sueñan una sola imagen, sin acción, sin historia; mientras que una persona sana experimenta historias con una gran carga de realismo y emoción durante el sueño.
Científicos mexicanos reportaron esos hallazgos, en una investigación sobre el contenido onírico de féminas que registran diversos niveles de depresión.
Ana Paula Rivera García, investigadora en ciencias médicas, adscrita al Laboratorio de Cronobiología y Sueño del Instituto Nacional de Psiquiatría Ramón de la Fuente Muñiz, comentó que las mujeres que experimentan mayor depresión sufren una reducción en su capacidad de soñar.
En diagnósticos que realizaron en pacientes deprimidas y otras sanas, los especialistas identificaron también que las del primer grupo experimentan menos emociones durante el sueño en comparación con las del segundo sector analizadas.
También si las féminas del primer grupo logran experimentar emociones en sus sueños, éstos tienden a ser negativos, además de ser menos detallado (realista).
De acuerdo con la agencia informativa del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), “además de soñar con menos frecuencia durante una noche, las pacientes deprimidas sueñan con mucho menos detalle, por ejemplo, sueñan una sola imagen, sin acción, sin historia”.
Rivera García explicó que a nivel cerebral, observaron un déficit en la comunicación (actividad electroencefalográfica) entre las estructuras de la corteza frontal y regiones límbicas, en específico en el hemisferio cerebral izquierdo.
Precisó que este déficit en la comunicación electroencefalográfica en estas regiones es un dato aún preliminar, el cual debe ser investigado a profundidad porque existe la probabilidad de que esa sea la razón por la cual no se genera o se consolida un sueño en las mujeres con depresión.
En la investigación, los especialistas convocaron a los grupos de estudio a dos noches de registro durante las cuales durmieron en el Instituto. La primera noche fue de habituación, ya que duermen de manera continua.
Mientras que en la segunda se llevó a cabo el ensayo, que consistió en una serie de despertares experimentales, previo a los cuales se realizó una entrevista para conocer la historia clínica y el estado emocional de las involucradas.
A las pacientes se les colocó una serie de electrodos para registro polisomnográfico (actividad cerebral), además de electrodos bipolares en dos músculos faciales para medir las expresiones del rostro durante el sueño.
Posteriormente, las mujeres ingresaban a la cámara de sueño, y los expertos realizaron registros entre las 22:00 y 6:00 horas, periodo durante el cual fueron monitoreadas para detectar las fases de movimientos oculares rápidos (MOR), donde se llevan a cabo los sueños.