Por FERNANDO COCA
Los dos partidos más añejos de nuestra vida política serán oposición desde el momento en que entre en funciones la nueva legislatura federal.
Y serán una oposición tan nimia que el partido ganador de la elección del primero de julio podría aplastarlos en el debate legislativo.
Esa, la minoría en el Congreso, podría ser la menor de las preocupaciones de quienes quieran dirigir al PAN y al PRI en los próximos seis años.
Estos partidos perdieron a sus bases, a sus “operadores” en territorio. Desde que hacer política se convirtió en un negocio, el dinero sustituyó a la ideología.
El PRI, desde 1988, comenzó a pagar a sus operadores en las secciones electorales cada proceso. Por eso en 1991 el tricolor se levantó con la victoria en la elección intermedia. Pero eso mismo provocó que la militancia se convirtiera en una burocracia que se acostumbró al “si no me das dinero, no te doy votos”.
Esos nuevos militantes del PRI no saben qué es ser oposición, ni cuando el PAN tenía la Presidencia, pues siempre estuvieron pagados por los comités estatales o los gobiernos municipales y estatales en donde el expartidazo tenía la administración.
Hoy que fue devastada la “maquinaria” priista, ¿sabrán ser oposición? No, definitivamente no. Esos priistas ya están pensando en invadir MORENA pues ven que ahí habrá mil 500 millones de pesos en prerrogativas, y nada más a nivel federal, falta la asignación en los estados.
En el PAN la cosa no es menos grave.
Ellos también sucumbieron al poder del dinero. Su llegada al poder los perdió. El ladrillo en el que se subieron los llevó a la corrupción, a la prepotencia, a la pérdida de valores y a dejar en la basura el misticismo por la legalidad.
Los panistas que disfrutaron del poder, hoy padecen sus excesos. Y en eso están, excedidos en buscar quién se queda con los harapos del partido de la gente bien, comportándose como si estuvieran en pleito de arrabal.
Ellos no saben ser tampoco oposición, cogobernaron desde los tiempos de Fox, que no era suyo, eso ya quedó claro, hasta su amasiato con Peña Nieto.
Una verdadera oposición al régimen que comienza, sería la integración de los despojos del PRI y del PAN. Los últimos 36 años han caminado juntos la senda del neoliberalismo. Se entienden muy bien, son siameses ideológicamente hablando y políticamente son muy parecidos en la manera de operar: dinero por delante.
Una dirigencia paritaria del PRIAN (podrían cambiarle de nombre) estaría bien representada por Aurelio Nuño, Enrique Ochoa, Damián Zepeda, Margarita Zavala, Claudia Ruiz Massieu. ¿Qué opina usted?
La Letrina. Bajar salarios para llevarlos a los programas sociales se me hace una magnífica idea. Dejar que el talento que hace funcionar a la administración pública federal se vaya a la iniciativa privada es condenar al gobierno a perder todas las controversias. Quienes mantenían al gobierno funcionando estarán en el otro bando, la iniciativa privada, saben los cómo, que no es cosa menor. Queremos un gobierno que dé resultados, aunque millones esperan milagros. Solo así será posible llevar a cabo el Proyecto Alternativo de Nación y de esa manera, hacer realidad la Cuarta Transformación de México.
