Otra de las cosas que hay que destacar en este medio político donde mientras más hipócrita eres, mejor te va, es que por lo menos Trump, no usa el nombre de Dios como estandarte de su campana.
Hasta ahora, la mayoría de los análisis para descifrar la insólita carrera del magnate de las bienes raíces que podría convertirse en el candidato a la presidencia de Estados Unidos por el partido Republicano, se ha centrado en quienes lo aman; en su mayoría, hombres de raza blanca y bajo nivel socioeconómico. Pero, hay otro aspecto menos atendido y quizás más revelador: ¿quiénes lo odian?
Es de esperarse que los simpatizante Demócratas y sectores más liberales y progresistas e escandalicen ante su retórica machista, xenófoba y belicosa. Pero, mas bien al contrario, los primeros que se deleitarían con que Trump ganara la candidatura, serian los mismos Demócratas, porque todas las encuestas demuestran que si la elección nacional es contra Trump, ellos arrasarían (no importa si es Hilary Clinton o Bernie Sanders), Lo que hay que observar es por que el mismo partido Republicano es el que le teme más a Trump, y no solo ellos, sino toda la clase política estadounidense.
Voy ahora a defender lo indefendible: voy a hablar bien de las verdades que dice Donald Trump y que han venido a desenmascarar la cloaca que es el sistema electoral americano. Habida cuenta de que sus opiniones e insultos, son un tema aparte. Sobre todo, voy a hablar de lo que, dentro de la sarta de amenazas que ha hecho si ganara (como construir la muralla con México e impedirte la entrada a los musulmanes), no son más que palabras vacías porque está claro que el hombre NO va a ganar la presidencia de su país. A estas alturas ya hasta su candidatura por el partido Republicano que era casi segura hace unos días, está en riesgo después de sus comentarios sobre que las mujeres que se hicieran un aborto tenían que ser castigada.
Voy a defender, no a Trump el hombre, ni al político ni al empresario, sino a Trump, el anti-político y anti-sistema. Para empezar, está en una posición privilegiada para decir verdades porque se está pagando su propia campana y no tiene que quedar bien con nadie y esto es la gran diferencia en un país que como lo indica el libro de Greg Palast, existe “la mejor democracia que el dinero puede comprar”. Una democracia en la que todos pueden llegar mientas cuenten con las suficiente donaciones y apoyos de grupos de interés especial y lobistas. La agencia Bloomberg estima que el costo total de las campañas para la presidencia del 2016 ascenderá a un récord de $10 mil millones de dólares. Trump, cuya fortuna está calculada en más de cuatro billones de dólares, no ha aceptado un centavo de ese dinero. Y, como repite incesantemente: “Porque no voy a ser un títere en las manos de los intereses especiales como lo son el resto de los contendientes, tanto Republicanos como Demócratas”. ¿Cómo lo sé?, añade, “porque yo mismo como empresario les he dado dinero a los candidatos que mejor pueden promover mis intereses. Es una maravilla, hacen lo que les pidas si les das la cantidad suficiente”, asegura.
Trump va mas lejos en sus ataques a dos de las figuras más nefastas de la política conservadora estadounidense: los hermanos y empresarios industriales, Charles y David Koch, quienes a través de organizaciones “supuestamente” sin fines de lucro han dictado la agenda de la derecha más radical del país e indirectamente crearon al Tea Party. Los Koch se han comprometido a invertir hasta 900 millones de dólares en la campaña de los republicanos, siempre y cuando derroten Trump. El magnate de los bienes raíces ha dicho que no necesita de sus limosnas para promoverse, mientras que Ted Cuz, como todos los evangelistas del Tea Party, es quien mas se ha beneficiado con el dinero sucio de los Koch.
“Dark Money: La historia oculta detrás de los billonarios responsables del surgimiento de la extrema derecha en Estados Unidos” revela la aterradora historia de estos billonarios industriales. Ecrito por Jane Mayer, una reportera de la revista New Yorker, revela cómo Fred, el padre de los hermanos Charles Y David Koch, acumuló desde los años 30 su fortuna construyendo refinerías para Hitler en Alemania. Fred se convirtió en un ferviente anticomunista, y desde los años 60 comenzó a utilizar su fortuna para desacreditar a los políticos liberales a quienes sospechaba de simpatías de izquierda. Los hermanos koch -que tienen una fortuna combinada de $ 90.000 millones de dolares- apoyan a candidatos del partido Republicano que una vez llegados al poder indirectamente protegerán sus intereses como negar el impacto ambiental de contaminantes como los que generan todas sus compañías de petróleo, plásticos y químicos.
No hay rincón de EUA que no se haya beneficiado con algún tipo de propaganda creada por los Koch a través de sus fundaciones no gubernamentales y centros de investigación que se dedican a promover ideas que en el fondo sirven para perpetuarse en sus ganancias corporativas. La ideología de los Koch es Libertaria, es decir promueven la mínima intervención del gobierno, menos impuestos a grandes corporaciones como las suyas (da la casualidad), desregulación ambiental. Richard Fink, nuevo estratega político de los Koch es el encargado de asociar su mensaje utilitario y manipulador a las ideas de “libertad” que la gente sin educación compra fácilmente. En realidad la libertad que defienden los Koch es para que el gobierno no interfiera en sus negocios sucios de los cuales tienen varios y han sido atrapados, sobre todo sobornando autoridades en el extranjero para que se hagan de la vista gorda en cuanto a regulaciones ambientales para que ellos puedan seguir instalando sus refinerías a diestra y siniestra.
Los promueven que se disuelva el salario mínimo, la seguridad social e incluso las funciones de seguridad del estado, con la idea de que cada quien se defienda como pueda, es decir con sus propias armas.
Trump abiertamente acusa y se burla de los hermanos Koch y va aún más lejos, denuncia que han invertido 290 millones de dólares para parar su avance.
Finalmente, otra de las cosas que hay que destacar en este medio político donde mientras más hipócrita eres, mejor te va, es que por lo menos Trump, no usa el nombre de Dios como estandarte de su campana. Esta es otra de las cuestiones que ponen al magnate completamente en disonancia con los Republicanos.
A tal grado hay preocupación en el liderazgo del partido que han creado un llamado “plan de 100 días” que arrancó el 5 de abril en las primarias de Wisconsin. El plan incluye la creación de un lobby, cuya única misión será convencer a los congresistas de que Trump sería desastroso para el país. El plan está aparentemente funcionando dado que en Wisconsin ganó el senador texano —y aun mas nefasto— Ted Cruz.
La campaña para derrotar a Trump se extenderá hasta el 18 de julio, día en que se llevará a cabo en Cleveland, Ohio la convención republicana en la que se denomina oficialmente al ganador. Hasta el momento, Trump cuenta con 743 delegados de los 1237 que se necesitan para alzarse con la candidatura. Cruz cuenta con 545.
Entre las medidas desesperadas que los republicanos están buscando en la eventualidad de que Trump se alce con la candidatura, se encuentra el presentar a a un candidato independiente suena cada vez mas fuerte el portavoz de la cámara de representantes, Paul Ryan dado que el conservador Club for Growth, que ha gastado millones de dólares en publicidad contra Trump, concluyó que, era ” poco probable” que Cruz pudiera alcanzar al magnate de las bienes raíces.
Empezando con Wisconsin, la carrera presidencial se ha desplazado hacia los estados que distribuyen delegados proporcionalmente. Algunos de los estados restantes en que el ganador se lleva todo, como Montana y Dakota del Sur también podrían favorecer a Cruz. En otras palabras, si ganara Cruz, estaríamos saliendo de Guatemala para entrar a Guatepeor.