En 2015 y a la edad de 25 años, Paulett alcanzó su máximo sueño: fue coronada como Reina de Belleza Transgénero de Nayarit.
Su nombre original era Luis Jean González Virgen. Se crió en un rancho de la costa, en el municipio de Santiago de las Haciendas. Era el mayor de tres hijos y el único varón, aunque siempre aceptó ser gay.
A pesar de que en un principio no le interesaba vestir como mujer, con el tiempo cambió de opinión; sin embargo, nunca se sometió a una cirugía para realizar una transición definitiva de sexo. Tras concluir la carrera de Turismo, trabajó como recepcionista en un taller de diseño y serigrafía.
Paulett conoció a César Navarro, preparador de competencias de modelaje y reinas de belleza. Y a pesar de que desconfiaba de ese tipo de competencias por considerar que estaban arregladas, se animó a participar y, sorpresivamente, obtuvo la corona.
Un año después, en 2016, decidió tomarse unas vacaciones con otra chica transexual en Irapuato, Guanajuato. El 8 de julio fue el último día que se supo de ambas. Un mes estuvieron en calidad de desaparecidas hasta que el 9 de julio, en un terreno baldío de la colonia Arboledas de la ciudad de Celaya, se encontraron restos humanos calcinados.
Se hallaron dos cráneos, partes de fémur, brazos y mandíbulas, además de un casquillo percutido de un arma calibre 38. Sus familiares comprobaron que uno de esos restos pertenecían a Paulett, quien definieron como un ser “carismático, sencillo y amable”.
Como siempre ocurre, hubo una condena unánime de la comunidad LGBT y se consideró urgente implementar “acciones preventivas y educativas con enfoque de género y respeto a la diversidad de la identidad sexual”.
Protocolos que, en los hechos, quedan en el papel. Estas cifras lo demuestran: en los últimos cinco años, de enero de 2013 a diciembre de 2017, al menos 381 personas LGBT, o percibidas como tales, fueron asesinadas en México, presuntamente por su orientación sexual, identidad o expresión de género.
En promedio, esa cifra significa 76 asesinatos por año y alrededor de seis al mes. En 2017 se registró la cifra más alta con 95 víctimas. A pesar de los avances que se han dado en los últimos años en el reconocimiento de derechos a las personas LGBT en México, la violencia ejercida en su contra no ha disminuido.
Esto se concluye en el Informe “Violencia, impunidad y prejuicios. Asesinatos de personas LGBTTT en México 2013-2017”, que la organización Letra S Sida, Cultura y Vida Cotidiana, A.C. dio a conocer en vísperas del Día Nacional de Lucha Contra la Homofobia, que se conmemora cada 17 de mayo.
De los colectivos que forman parte de la diversidad sexual y genérica, las mujeres trans (travestis, transgénero y transexuales) fueron las más afectadas por este tipo de violencia con 209 asesinatos, lo que representa 55 por ciento del total de casos; seguidas por los hombres gays u homosexuales con 158 asesinatos, equivalente a un 41 por ciento de los registros.
De la misma forma, al menos tres mujeres lesbianas fueron asesinadas en ese periodo de tiempo, así como seis hombres bisexuales, o percibidos como tales.
El promedio general de edad de las víctimas fue de 35 años. Sin embargo, en los casos de las mujeres trans el promedio de edad fue de 31 años; mientras que el promedio de edad de hombres gay u homosexuales fue de 39 años.
De enero a abril de este año, Letra S registró por lo menos 24 asesinatos de personas LGBT. De estos, 15 víctimas eran mujeres trans, ocho eran hombres gay/homosexuales y una mujer lesbiana.
En cuanto a la distribución geográfica, Veracruz es la entidad con mayores índices, al documentar al menos 30 homicidios LGBT en su territorio; seguido por Chihuahua con 28 casos; Quintana Roo con 27; Estado de México y Guerrero con 25 cada uno; Puebla con 22; y Tamaulipas con 20. Esas siete entidades concentran casi la mitad de los registros.
Los patrones de violencia están en función de las orientaciones sexuales e identidades de género de las víctimas. Mientras que la mayoría de los cuerpos de los hombres gay/homosexuales fueron encontrados en sus domicilios con múltiples heridas provocadas por objetos punzocortantes o asfixiados, a los cuerpos de las mujeres trans se les descubrió en la vía pública o en lotes baldíos con heridas provocadas por armas de fuego y punzocortantes.
Pero si hay un denominador común, es la saña. El Informe resalta que al menos en 22 casos, las víctimas habrían sufrido violencia sexual antes o después de ser ultimadas; y en al menos 50, las notas de prensa hacen referencia a lo que identifican como “indicios o marcas de tortura”.
Esto coloca a México en el segundo lugar a nivel mundial, sólo por debajo de Brasil, en homicidios contra miembros de esta comunidad. Nuestro país es tierra fértil para los crímenes de odio y mientras no haya un cambio cultural que elimine el racismo, historias como la de Paulett se seguirán repitiendo.